Política penitenciaria

Una cuarta parte de los presos en Catalunya solo van a dormir a la cárcel

Las obras del nuevo centro penitenciario de régimen abierto en la Zona Franca avanzan y el equipamiento estará en funcionamiento en 2026

Catalunya impulsa el régimen abierto y las pulseras GPS para evitar la prisión provisional

Obras del nuevo centro penitenciario abierto de la Zona Franca, en Barcelona

Obras del nuevo centro penitenciario abierto de la Zona Franca, en Barcelona / DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Está demostrado que los presos que gozan del régimen abierto o de semilibertad, es decir los que solo acuden al centro penitenciario a dormir durante el último tramo de la condena, reinciden menos que los que internos que recobran la libertad directamente desde la cárcel. Por esta razón, la Generalitat de Catalunya apuesta por este sistema, llamado técnicamente tercer grado penitenciario, que, en definitiva, mejora la reinserción social de los reclusos.

Los datos de febrero de este año indican que el 25,5% de los presos de Catalunya disfrutan del régimen abierto (1.475), lo que supone un incremento de tres puntos y medio en nueve meses (200 más). El objetivo, según ha explicado este jueves la consellera de Justícia, Gemma Ubasart, es llegar al 30% en los próximos tres años.

"El medio abierto es una maquinaria de generación de segundas oportunidades, pero también es una política beneficiosa para la sociedad"

Gemma Ubasart

— Consellera de Justícia

El porcentaje de personas internas clasificadas en tercer grado sufrió una tendencia a la baja después del 2020, año de la pandemia. Ese año se cerró con un 27,7% de presos en semilibertad, reduciéndose hasta el 21,8% a mediados de 2023. Esta tendencia a la baja se ha revertido y este 2024 es el 25,5%. La consellera Ubasart ha destacado que "el medio abierto es una maquinaria de generación de segundas oportunidades, pero también una política beneficiosa para el conjunto de la ciudadanía en términos de cohesión social y seguridad ciudadana". En este sentido, ha subrayado que el internamiento en régimen cerrado "ha de ser la última ratio del sistema penal", ya que esta situación conlleva "una afectación física y mental en las personas recluidas".

El último informe del Centre d'Estudis Jurídics constata que el 26% de las personas que acaban la condena en régimen cerrado reinciden, ante un 10% de los que la finalizan en un centro abierto. Por esa razón, la Conselleria de Justícia ha puesto en marcha un plan estratégico con 15 medidas para reducir los ingresos en las cárceles, apostando por este sistema de semilibertad, la justicia restaurativa (reparación del daño a la víctima con mediación) y los tratamientos de rehabilitación.

El 26% de presos que acaban la condena en régimen cerrado reinciden, frente al 10% que la finalizan en régimen abierto

Dos de las medidas estrella son dos planes pilotos: el uso de pulseras GPS de control como alternativa al ingreso en prisión provisional a la espera de juicio y la creación de equipos penales que asesoraran a los jueces y que estarán compuestos por asistentes sociales, psicólogos y criminólogos. También se pondrán en práctica criterios "ambiciosos" para progresar de grado.

El centro de la Zona Franca

La apuesta por el régimen abierto tiene otra vertiente importante: la infraestructura. Las obras del centro de la Zona Franca de Barcelona que acogerá a estos presos avanzan a buen ritmo y está previsto que este equipamiento entre en funcionamiento en abril de 2026. Se trata de un centro penitenciario ambicioso con una capacidad para 800 presos (en la actualidad 1.016 en la provicnaid de Barcelona).

Las instalaciones estarán compuestas por dos bloques idénticos de cuatro plantas. La planta baja, según la visita realizada este jueves por la consellera y el equipo técnico, dispondrá de espacios comunes y en el resto de pisos habrá habitaciones (en el primero, habrá habitaciones adaptadas para personas discapacitadas). En las habitaciones podrán convivir hasta cuatro personas.

El centro de régimen abierto de la Zona Franca permitirá recuperar para la ciudad el solar de la antigua cárcel de la Trinitat

El coste de la instalación asciende aproximadamente a los 40 millones de euros. Este recinto sustituirá a los centros de régimen abierto que en estos momentos se encuentran en la antigua cárcel de la Trinitat (se recuperará ese solar para la ciudad) y en la prisión de mujeres de Wad-Ras. Este último centro penitenciario está previsto que desaparezca en 2029, fecha en que estará construida una nueva cárcel para mujeres en la Zona Franca.