Avance científico

Un estudio demuestra que las biopsias líquidas de las lágrimas ayudan a tratar el ojo seco

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Patricia Martín

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Aunque parezca algo de la ciencia ficción, realizar una biopsia líquida de una lágrima -un análisis que busca alteraciones genéticas- puede ayudar a mejorar el ojo seco, una enfermedad que afecta al 11% de la población española, está relacionada con el abuso de las pantallas, y en el 90% de los casos va asociada a la alteración de las glándulas de Meibomio.

Estas glándulas están en los párpados y son las que se encargan de que la superficie ocular este humidificada. Cuando hay alguna alteración, el ojo en contacto con el aire se deseca, iniciándose una lesión en las células y un proceso inflamatorio.

El problema es que el origen de la alteración de las glándulas y del ojo seco es muy variado, desde enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide hasta situaciones tan comunes como el excesivo uso de las pantallas, sobre todo entre los jóvenes.

Debido a este origen multifactorial, tener una herramienta de diagnóstico como la biopsia líquida de la lágrima, que sirve para determinar los genes de la inflamación que están más activos (sobre-expresados), puede ayudar a determinar la causa que provoca el ojo seco, establecer el tratamiento más efectivo y valorar su evolución.

El estudio

Así se ha puesto de manifiesto en el Congreso Mundial de Biopsia Líquida, que se ha celebrado en Madrid del 19 al 21 de noviembre y donde se ha presentado el primer estudio molecular destinado a analizar la utilidad de esta herramienta, que está dando muy buenos resultados contra el cáncer y es sencilla de realizar, en algo muy distinto, en el ojo seco.

En la investigación, llevada a cabo por el laboratorio Pangaea Oncology y el departamento de Oftalmología del Hospital Dexeus de Barcelona, han participado 27 pacientes con ojo seco y disfunción de las glándulas de Meibomio y 22 pacientes sanos.

A todos ellos, se les tomó una muestra de la lágrima, para realizar una biopsia líquida. A través de esta herramienta, se han analizado 579 genes, de los cuales se ha visto que 45 están sobreexpresados en los pacientes con ojo seco, en comparación con los sujetos sanos. Además, mediante técnicas de inteligencia artificial se ha podido determinar los genes que con mayor frecuencia e importancia se relacionaban con la enfermedad, lo que se conoce como “firma genética”. Se aislaron 5 genes, con una sensibilidad de hasta el 80%, lo que se considera muy elevada.

La importancia del estudio no sólo es demostrar la utilidad de la biopsia líquida de una lágrima, sino también el hallazgo de esos genes, lo que puede contribuir a reducir el coste de biopsias líquidas futuras, dado que podrían realizarse de forma más rutinaria a todos los pacientes con ojo seco o con sospecha de la enfermedad, sin necesidad de panelar una muestra muy amplia de genes.

El oftalmólogo

“Mirar los valores de niveles de expresión de los genes que hemos encontrado puede ayudar al oftalmólogo en dos sentidos. Por un lado, al hacer el diagnóstico del ojo seco, para comprobar que efectivamente el paciente tenga distrofia en las glándulas de Meibomio, e indicar el mejor tratamiento para este, habitualmente con fármacos antiinflamatorios e inmunomuduladores o la aplicación de láseres. Por otro lado, una vez realizado el tratamiento, volver a tomar una muestra de lágrima del paciente para analizarla, ayuda al oftalmólogo a comprobar si el tratamiento funciona”, explican Ana Giménez y Carlos Verges, coautores del estudio.

“Hasta ahora no se había publicado un estudio de biopsia líquida a partir de la lágrima para estudiar las características del ojo seco asociado a las glándulas de Meibomio”, añade Giménez, investigadora de Pangaea Oncology.

A partir de ahora, los investigadores continuarán realizando un seguimiento de los niveles de expresión de los genes en los pacientes estudiados para establecer la correlación de los hallazgos clínicos con los resultados de laboratorio en la lágrima, ampliar los datos con pacientes con otros tipos de ojo seco, para así entender mejor la enfermedad y facilitar el diagnóstico.