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Los océanos empiezan a recibir la atención que merecen

La ONU adopta finalmente su nuevo tratado para proteger los océanos

La ONU adopta finalmente su nuevo tratado para proteger los océanos

Glòria Ayuso

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El mar Mediterráneo ha alcanzado esta semana un nuevo récord de temperatura media diaria de su superficie, con 28,71º, superando el último récord que se remonta a 2003 de 28,25º, tal y como alerta el Instituto de Ciencias del Mar (ICM). Los océanos son uno de los tesoros más valiosos de biodiversidad en el mundo y son esenciales para el funcionamiento saludable del planeta. Hasta ahora, se han identificado en ellos 250.000 especies. El fitoplancton, microorganismos que flotan en sus aguas, libera mediante la fotosíntesis más de la mitad del oxígeno que respiramos y absorben aproximadamente el 27% de las emisiones de CO2 causadas por actividades humanas.

El cambio climático y el aumento de las temperaturas, la pesca no sostenible, el vertido masivo de desechos plásticos, la contaminación de las aguas residuales y la acidificación provocada por la acumulación de CO2 son algunos de los problemas más urgentes que amenazan los ecosistemas marinos. En un esfuerzo para proteger la biodiversidad en aguas internacionales, 60 estados han ratificado en junio el Tratado de alta mar, respaldado por Naciones Unidas, que asegura la conservación y gestión efectiva de más del 60% de los océanos del mundo. Se trata de un paso significativo hacia el objetivo global de conservar al menos el 30% de la superficie terrestre, como se acordó en la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP15) en Montreal.

Paralelamente, cada país debe actuar en sus jurisdicciones y proteger sus propios mares. España aprobó en febrero, por primera vez, la organización de usos y actividades económicas en sus aguas. Uno de los desafíos es encontrar un equilibrio entre la protección de la biodiversidad y el desarrollo de actividades turísticas, pesqueras, el transporte marítimo y la instalación de nuevos parques eólicos marinos, contemplados como opción viable para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Su despliegue se había suspendido hasta la aprobación de la ordenación. Los nuevos usos incluyen la designación de 18 zonas calificadas como aptas para albergar parques de energía eólica marina, que suman 5.000 kilómetros cuadrados, el 0,46% del total de la superficie ordenada.

En este contexto, y tratando de compatibilizar actividades, han surgido entidades como la Fundación Aula del Mar Mediterráneo, en Almería. Con más de 30 años de trabajo de conservación del fondo marino, la entidad se ha transformado en fundación para poder actuar en la restauración de praderas de posidonia, refugio de especies marinas en las que se reproducen, o la promoción de arrecifes artificiales, mediante alianzas con diversas organizaciones, empresas del sector turístico y otras áreas económicas.

“La situación del Mediterráneo reclama una actuación urgente, y queremos trabajar mediante alianzas”, explica el presidente de la fundación, Juan Antonio López. Las actuaciones las lleva a cabo a través de acuerdos con los ayuntamientos costeros de Almería. Sobre la base de que “el turismo es fundamental y alimenta al resto de sectores” en la costa del Mediterráneo, la fundación coordina acciones de concienciación ambiental con la participación de clubs de buceo o asociaciones náuticas: “hay que concienciar a los usuarios y la mejor manera es implicarlos en la conservación”, indica López.