Reforma del Código Penal

La reiteración de pequeños hurtos, tras la percepción de inseguridad ciudadana

La preocupación de los barceloneses por la inseguridad no deja de subir

La seguridad en Barcelona entre 2019 y 2023: de lidiar con el auge de robos a hacerlo con los pinchazos

Operación de los Mossos contra carteristas en el paseo de Gràcia de Barcelona

Operación de los Mossos contra carteristas en el paseo de Gràcia de Barcelona / RICARD CUGAT

Jordi Rovira

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La sensación de inseguridad entre los ciudadanos no tiene tanto que ver con los grandes robos, sino con los pequeños hurtos. Y a menudo es una percepción subjetiva que contrasta con la realidad de los datos. Desde 2015, cada dos años, 'The Economist' publica su índice de Ciudades Seguras en el que analiza los desafíos, en lo que respecta a seguridad urbana, de las grandes urbes. El prestigioso semanario británico analiza más de 60 grandes ciudades de todo el mundo a través de 76 indicadores. En el último índice, de 2021, Barcelona ocupaba el undécimo lugar, empatada con Nueva York. Además, era la más segura de España y la cuarta de Europa. 

Sin embargo, según la última Encuesta de Servicios Municipales, presentada esta semana, la inseguridad es el principal problema de Barcelona. O al menos eso aseguran un 22,7% de los barceloneses. Y no es una percepción puntual porque es el undécimo sondeo consecutivo en el que los ciudanos sitúan la inseguridad en lo más alto de sus preocupaciones. 

¿Por qué se da este desfase entre el análisis de los datos y la percepción ciudadana? "A menudo se confunde frecuencia con gravedad. El dato de la tasa de criminalidad de Barcelona se encuentra entre las más bajas del mundo para una ciudad como la nuestra; turística, grande y con mucha movilidad de población", argumenta Manel Capdevila, responsable de investigación del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada del Departament de Justícia. 

Y la frecuencia a la que se refiere tiene mucho que ver con los numerosos pequeños huertos que se dan en las ciudades –cuanto más grandes, en mayor porcentaje–, lo que explica que, mientras en Barcelona la inseguridad es el problema principal, en toda Catalunya, tal como muestra el segundo barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió presentado el pasado 5 de julio, se sitúe en el sexto lugar. 

Así pues, los hurtos de los delincuentes multirreincidentes inciden mucho en la opinión pública. "Incrementan la percepción de inseguridad ciudadana, aunque no sea cierto. Son delitos leves, pero crean una gran sensación de inseguridad. En las juntas locales de seguridad de Mataró disponíamos de buenos datos, mejores que la percepción de los ciudadanos, y la gente no se los creía", asegura Núria Moreno, concejal de Seguridad de la capital del Maresme. 

Impunidad e impotencia

Por su parte, Montserrat Iglesias-Lucía, directora de la Escuela de Prevención y Seguridad Integral de la Universidad Autónoma de Barcelona, destaca que "este tipo de delitos no solo aumentan la sensación de inseguridad, sino también la sensación de impunidad porque consolida la creencia social de que este tipo de comportamiento queda impune por la falta de sanción o bien por la laxitud de la misma".

"Los delincuentes multirreincidentes incrementan la percepción de inseguridad ciudadana, aunque no sea cierto. Son delitos leves, pero crean una gran sensación de inseguridad"

"Si dedicas esfuerzos a evitar un problema detectado y ves que después no tiene ningún impacto, evidentemente esto provoca una sensación de impotencia", coincide Toni Castejón, portavoz del sindicato de los Mossos d’Esquadra. Todo esto puede cambiar cuando, según la previsión de los expertos, en 2024 empiecen a ingresar en la cárcel los delincuentes multirreincidentes, fruto de la reforma del Código Penal que castiga con penas de prisión de entre seis y dieciocho meses aquellos hurtos de menos de 400 euros que, hasta hace poco, se sancionaban con una multa. Un cambio que, sobre el papel, debería cambiará la percepción de inseguridad de la ciudadanía. 

Mientras esto no ocurra, no solo la opinión pública seguirá temerosa, sino que también continuará afectando la imagen de muchas urbes, sobre todo las turísticas. "En este tipo de delitos la sensación de inseguridad va más allá de nuestras ciudades. Que un turista sea víctima de un delito conlleva que su sensación de inseguridad aumentará hacia esa ciudad y será una de las experiencias que compartirá con el resto de personas de su país de origen, promoviendo una sensación de inseguridad no solo local sino también a nivel europeo e internacional", advierte Iglesias-Lucía.