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pareja hablando

pareja hablando / 123RF

Michele Catanzaro

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'Mala tempora currunt' (Corren malos tiempos), decían los antiguos romanos, echando la vista atrás hacia un pasado más limpio y honesto. Dos milenios después, seguimos en lo mismo. El eslogan trumpista “Make America great again” (Que EEUU vuelva a ser grande) destila la misma sensación.

Todo ello no es más que ilusión, según un estudio publicado en la revista Nature, que ha combinado de forma ingeniosa centenares de sondeos de opinión llevados a cabo en todo el mundo en más de medio siglo.  El resultado: a lo largo de los años, la mayoría de la gente declara una y otra vez que hay un declive moral. Sin embargo, cuando se les pregunta sobre sus relaciones cotidianas, no consignan ningún cambio sustancial. Ese declive es una ilusión, explicable con mecanismos psicológicos sencillos.

El estudio ha analizado más de 200 sondeos llevados a cabo en los últimos 70 años con centenares de miles de personas en todo el mundo. En ellos hay preguntas sobre si la gente es más o menos honesta que antes, si hay más o menos respeto mutuo y sobre la evolución de la moralidad en general. El promedio de los que perciben un declive moral, alrededor del 60%, se mantiene estable desde los años 50, al margen del ciclo económico. 

Los autores confirman esos resultados con un sondeo que hicieron con su propia muestra de ciudadanos de EEUU. En estos datos se ve que más conservadores que progresistas perciben el declive moral, pero la diferencia no es grande. Asimismo, los mayores perciben más declive que los jóvenes. Sin embargo la diferencia es proporcional a los años vividos (lo que sugiere que los mayores no serían más pesimistas, sino sencillamente tendrían más perspectiva).

¿La gente experimenta ese declive?

Pero la evidencia del declive moral empieza a tambalearse cuando se miran otras preguntas de esos sondeos. Por ejemplo: ¿Ayer te trataron con respecto?; ¿La gente te ayuda o es egoísta?; o ¿has ayudado a una persona desconocida a lo largo del mes pasado? Las respuestas a estas preguntas apenas varían. Eso ocurre incluso con preguntas explícitas, como ¿qué nota le darías al estado moral de tu país hoy?. Esa nota, se mantiene estable a lo largo de los años. “Hay una fuerte evidencia de que, en realidad, nada cambia en el tiempo”, afirma Adam Mastroianni, psicólogo de la Universidad de Columbia y coautor del trabajo

Dos mecanismos psicológicos explican la ilusión del declive, según el estudio. Primero, la exposición sesgada a información negativa: los medios hablan más de lo negativo que de lo positivo y lo negativo impacta más. Segundo, la memoria sesgada: las malas sensaciones desaparecen más rápidamente que las buenas (por ejemplo, la tensión de los exámenes se olvida más rápido que los buenos ratos pasado con los compañeros de clase). 

“Cada día parece que las cosas van mal, y cada día nuestras memorias del pasado van mejorando”, resume Mastroianni. “Es cómo si cada uno estuviera en su isla, conformada por sus relaciones cercanas, donde las cosas en promedio no cambian mucho, mientras percibe que en las islas de al lado todo va a peor”, afirma.

Las fuentes independientes consultadas reconocen que se trata de un estudio escrito de forma brillante, sin escatimar medios, lo que a menudo les garantiza a investigadores de grandes universidades de EEUU el acceso a las principales revistas científicas. Sin embargo, detectan cierta superficialidad.

“El trabajo se centra en una parte de la moralidad: el ser honesto y bueno. Pero hay otros aspectos vinculados con las posiciones de la gente sobre cómo está organizada la sociedad. Sobre asuntos como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el comer carne, o la manera apropiada de vestir, ha habido cambios innegables”, afirma Gerd Cornelissen, psicólogo de la Universitat Pompeu Fabra.  “Las declaraciones de las personas encuestadas son subjetivas. Habría que mirar marcadores objetivos como las tasas de suicidios, los índices de marginación y de violencia, el fracaso escolar, el consumo de psicofármacos, la cuestiones de género, etcétera”, afirma Norbert Bilbeny, catedrático de ética de la Universitat de Barcelona. 

Las mejoras

No obstante, las fuentes coinciden en que muy probablemente la moralidad no solo no ha empeorado, sino ha mejorado. “Las grandes formas de inmoralidad, como la guerra, el asesinato, el esclavismo, el abuso infantil, etcétera, han mejorado según datos del psicólogo Stephen Pinker”, afirma Mastroianni. En cuanto a la moralidad más cotidiana, análisis de grandes cantidades de experimentos psicológicos apuntan a un aumento del 10% en los comportamientos cooperativos entre 1956 y 2017.

“Hay dos dimensiones de la moralidad: una vinculada a aspectos más personales, como los sexuales, y otra relacionada con la cooperación social, como el pago de impuestos”, explica Raúl Tormos, investigador del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO). Hay mucha diversidad entre países en la primera dimensión y mucha homogeneidad en la segunda. Además hay claras señales de una mejora en la dimensión de cooperación en función del desarrollo socioeconómico, según datos de Tormos y colaboradores. 

Los autores han insinuado una interpretación progresista en su trabajo. Sin nombrar a Donald Trump, sin embargo han animado al público a no escuchar a los agoreros que sacan renta política de agitar la decadencia de las costumbres antiguas. No obstante, el trabajo también podría tener una lectura conservadora. Si el neoliberalismo y el consumismo no han afectado a la moralidad, entonces no hay nada criticable en ellos. 

“Mi mensaje básico es la humildad intelectual”, replica Mastroianni. “Es fácil hacer afirmaciones generales sobre el pasado, pero nosotros hemos tardado mucho para comprobarlas y desmentirlas”, concluye. 

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