Reparada la avería de Gavà

Rodalies resucita a velocidad de sábado: "De momento, funciona"

Los trenes afectados por los daños del cuadro de Gavà han regresado a la normalidad este sábado, pero se la juegan el lunes, cuando viajan los trabajadores

La R2 vuelve a la normalidad este sábado tras una noche de incidencias en Rodalies

Rodalies en sábado

Guillem Sánchez

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Tres semanas después, las líneas de Rodalies afectadas por la avería en el cuadro de señales de Gavà han vuelto a la normalidad. Un mal día para celebrarlo porque esta noche ha vuelto a ser de pesadilla para algunos usuarios de la red en Tarragona, que se han visto atrapados durante horas por otro incidente. Entre Barcelona y Castelldefels, sin embargo, los trenes han circulado con normalidad y los ciudadanos que han querido meterse en la ciudad o escapar de ella en busca de un día de playa nublado, lo han hecho sin el más mínimo percance.

Tal y como está el patio, conocer a Hernán Parral y de Renata Santana, un matrimonio argentino migrado a España huyendo del empobrecimiento que se ha impuesto en el país de Messi, no viene mal. El suyo no es un punto de vista popular, ni tampoco mayoritario. Pero permite tomar distancia, para admitir que todo es relativo.

Una historia de trenes argentinos

Hernán ama los trenes. Para Renata son solo un medio de transporte pero para Hernán son un "medio de vida". De pequeño coleccionaba trenes a escala y en cuanto pudo comenzó a trabajar en la red ferroviaria argentina. Primero, de 'enganchista', juntando vagones. Después, de armador, cosiendo los coches que compondrían cada tren. Luego piso la cabina de mando, de "foguista", una palabra que se usa en Argentina para referirse al copiloto y que procede del pasado de las máquinas de vapor cuando lo que hacía esa figura era echar carbón. Y finalmente, de conductor.

En el Tren Histórico, un convoy turístico que cubría la ruta Federico Lacrose-Fátima, Hernán conoció a Renata, en 1995. Renata acudió a la atracción invitada por un amigo, Hernán trabajaba allí. Tuvieron dos hijos y en 2020, tras la pandemia, cansados de verse atrapados, volaron hasta Barcelona, hasta el barrio del Collblanc de L’Hospitalet de Llobregat, para ser exactos. Desde ahí, ambos cogen, a horas distintas por conciliación familiar, el metro hasta Sants y el tren de Rodalies hasta Viladecans. En los días festivos, también se mueven en tren, un transporte que cogen los siete días de la semana. Pocos usuarios tienen una historia más vinculada a los trenes que ellos, por pasado y por presente.

Su perspectiva no es la del catalán cargado de motivos para estar enfadado con su red de trenes, es la de unos argentinos que han sufrido la realidad argentina y que al pisar España han dado un salto mayor que el que daría un barcelonés en Zurich, masajeado por la puntualidad del transporte público suizo. "Hay incidencias y hay cosas que deben mejorarse", admite Hernán, enumerando fallos mecánicos y el estado de los vías que reconoce por su experiencia, "pero en comparación con Argentina tienen unos trenes formidables", avisa, consciente de que la comparación puede ofender porque el transporte de su país "dista 80 años de la española". "En recorrer 1.000 kilómetros puedes tardar dos días y medio en Argentina. Los trenes no pueden circular a más de 30 km/h", afirma Hernán.

Sucede como con la "inflación", reflexiona Renata: "Es verdad que aquí hay inflación de precios pero si se compara con la subida que hay cada día en Argentina…", y no termina la frase.

Partido amistoso

Junto a la pareja argentina, en el tren que ha cogido EL PERIÓDICO para poner el termómetro al día que se ha recobrado la normalidad en esta estructura de Rodalies, tampoco están los usuarios más sufridos del transporte, los que lo necesitan para ir a trabajar y los que padecen ataques de ansiedad cuando afloja la marcha un convoy e intuyen que tendrán que dar explicaciones al jefe, o llegar tarde a una reunión, o cancelar una entrevista. Los de este sábado, a las 10.00 horas, son viajeros que se mueven a velocidad de sábado, dejando que el cansancio semanal se confunda con el traqueteo. Nadie miraban el reloj ni el teléfono estresado por si llegaban tarde. Y el tren ha hecho bien su trabajo.

"De momento, funciona", dice Anna, una madre que reside en Barcelona, trabaja en Gavà, y este sábado, después de tres semanas de desplazamientos en coche porque no confiaba en Rodalies, ha vuelto a subirse al tren en día festivo para ir a la playa con su hijo de 2 años. Un trayecto sin incidentes que ha hecho que esta mujer se plantee volver a aparcar el coche. Aunque la de esta mañana de normalidad es una victoria empañada por el caos de la noche en otro punto de la misma red y exigua porque se ha obtenido en jornada no laboral. Un partido amistoso. El lunes, en competición oficial, Rodalies se la juega de nuevo con competidores más exigentes que no van examinarlo con los mismos argentinos de Renata, ni mucho menos con los de un enamorado de los trenes como Hernán.