Entrevista

Àngels Fitó, rectora de la UOC: "Si no somos transparentes y ejemplares, no erradicaremos el acoso en la universidad"

Catalunya creará un recuento único de denuncias por acoso en la universidad para auditar el fenómeno

Las universidades catalanas han sancionado al menos a 28 profesores por acoso sexual y laboral desde 2018

Àngels Fitó, rectora de la UOC. FOTO JOSÉ LUIS ROCA

Àngels Fitó, rectora de la UOC. FOTO JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Olga Pereda

Olga Pereda

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Doctora en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, profesora sénior de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y, desde 2019, vicerrectora de Competitividad y Empleabilidad de esta universidad, Àngels Fitó tomó posesión como rectora de la UOC el pasado 13 de abril. Esta semana, en plena actualidad del MeToo en la universidad, ha atendido a EL PERIÓDICO en la sede madrileña de la universidad.

En los últimos cinco años, las universidades catalanas han abierto más de 150 expedientes académicos por acoso sexual y laboral en sus centros. Según una investigación de EL PERIÓDICO, hay al menos 28 profesores y/o investigadores que han sido sancionados por acoso y al menos cinco casos más a la espera de resolución. ¿Qué reflexiones hace?

Varias. La primera es que necesitamos sensibilizar a toda la comunidad universitaria. Además, debemos prevenir los casos con protocolos y, por supuesto, tolerancia cero y actuación inmediata. 

¿Cómo lo gestionan en la UOC?

Tenemos un protocolo para la prevención, detección, actuación y resolución de la situaciones de acoso sexual y por razón de sexo, orientación sexual e identidad y/o expresión de género. El protocolo establece que el proceso de investigación concluye con un informe vinculante en el que se incluyen las conclusiones a las que se ha llegado y se proponen las medidas correctoras que se consideren adecuadas. La comisión de investigación emite este informe en el plazo máximo de treinta días hábiles desde la recepción de la denuncia.

No todas las universidades se mostraron receptivas a dar información ante la llamada de EL PERIÓDICO.

Nosotros sí. La transparencia es fundamental. Quizá las universidades están en proceso de asentar de forma rigurosa los protocolos. Pero una cosa está clara, si no somos ejemplares no lo vamos a erradicar.

Hablando de temas estrictamente académicos, ChatGPT ha entrado de lleno en el debate sobre la docencia. ¿Le da miedo la Inteligencia Artificial (IA)?

Es evidente que necesitamos gobernar la IA. Urge un debate porque ChatGPT es capaz de crear un discurso, algo que, hasta ahora, era exclusivo de los humanos. El problema no es si los estudiantes copian o no. Como dice el investigador Yuval Noah Harari, el problema es la campaña electoral de EEUU. ¿Será capaz la IA de generar discursos falsos? Desde el punto de vista académico, ChatGPT es una herramienta de productividad enorme porque hace lo que antes hacíamos mirando 300 páginas distintas. Antes también teníamos peligros, como las fuentes falsas. Ahora pasa lo mismo que con la pandemia: que la máxima preocupación es cómo evaluamos, en lugar de cómo integramos el conocimiento. Claro que ChatGPT tiene peligros, pero tenemos que integrarla cuanto antes y, sobre todo, formar a los estudiantes y a la comunidad universitaria en su correcto uso. No podemos hacer que no existe ni focalizarnos solo en la evaluación.

La formación a lo largo de la vida es uno de los grandes retos de la universidad. 

No hay que dejar a nadie atrás, efectivamente. Y tampoco ningún territorio. La labor de la UOC es que allá donde llegue la fibra óptica llegue la oportunidad educativa y que la educación superior esté garantizada en cualquier parte. Mitigamos así el efecto de la despoblación. El 20% de nuestros estudiantes están en pueblos de menos de 10.000 habitantes. Y el 10%, en poblaciones de menos de 5.000 habitantes.

Pero ¿cómo conseguimos formarnos a lo largo de la vida?

Es responsabilidad de todos. De las personas, que deben autoescanearse para saber cuál es su nivel de obsolescencia. También de las empresas, que deben vigilar que su plantilla no quede obsoleta. Las políticas públicas tienen que ocuparse de que la gente tenga oportunidades de empleo y las universidades estamos obligadas a cubrir la demanda del mercado laboral.

La ley universitaria (Losu) incorpora las microtitulaciones para atraer a gente de todas las edades. 

Por fin se establece un terreno de juego en este sentido, sí. Nosotros, en la UOC, construimos las titulaciones a partir de microcontenidos. Somos un conjunto de microcredenciales que configuran un máster, un grado o un itinerario más corto. La formación es un flujo, no son hechos aislados. 

¿Cómo combaten el intrusismo de academias privadas?

Con tres palancas. La primera, investigación. Nosotros buscamos evidencia científica de todas las decisiones y la investigación nos da credibilidad. Segunda, tecnología para la flexibilidad. Y la tercera, las alianzas para el reconocimiento del estudiantes, para que su título no sea solo algo que viene del ámbito educativo sino del sector empresarial. Que su acreditación no sea solo un papel con la firma del Rey.

¿Funcionan las pasarelas entre las facultades y la Formación Profesional (FP)?

En nuestro caso sí. Casi un 40% de nuestros alumnos nos vienen de ciclos formativos superiores de FP. Tenemos bastantes estudiantes de grado que hacen el paso a FP. Un grado a tiempo parcial te puede llevar entre 6 y 8 años, así que cuando llevan dos saltan a la FP y obtienen una certificación profesional. Después, regresan a la universidad para terminar el grado. La gente quiere flexibilidad y acompañamiento.