Política lingüística

Reggaeton y 'youtubers' asfixian el uso del catalán entre los adolescentes

Filólogos y sociolingüistas insisten en que tan importante como su conocimiento es que la lengua catalana pueda prender fuera del aula

El 'boom' latino, la cultura urbana y los referentes de internet extienden el uso del castellano entre jóvenes catalanohablantes

adolescentes

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Núria Marrón

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Hay consenso en que, tan vital como su conocimiento, es que la mecha del catalán pueda prender fuera del aula. Desde los años 90, sabemos bien que conocerlo no equivale a uso social. Y de un tiempo a esta parte, dos obstáculos de dimensiones ciclópeas se han sumado a la larga lista de desafíos que afronta la lengua catalana para cabalgar con naturalidad entre los adolescentes. El castellano, sobra decir, es el idioma del 'boom' latino, de la nueva cultura urbana que empujan pánzeres del calibre del reggaeton y el trap. Y también es una de las lenguas reina de los contenidos de internet y de los mandarines de Youtube, Twitch e Instagram. Así que estos fenómenos contemporáneos -la audiencia de internet, los referentes digitales y la explosión latina- han aportado al castellano un fabuloso músculo y un imbatible pedigrí callejero entre los adolescentes.

El fenómeno lo tienen bien auscultado los sociolingüistas. Las últimas cifras del uso del catalán entre los jóvenes de Barcelona son demoledoras: es la lengua minoritaria en todos los distritos de la ciudad. Los expertos consultados, sin embargo, ponen algunos 'peros' a estas cifras. Cuando la pregunta planteada no es binaria -"¿qué hablas con preferencia, catalán o castellano?-, afloran los grises. Y al fin y al cabo, los usos lingüísticos no acostumbran a ser duales. Sin embargo, el sociolingüista Natxo Sorolla, autor de 'L’ús del català entre els millennials de Catalunya: el pes diluït de l’origen lingüístic', sí tiene la percepción de -que el catalán se enfrenta a algo parecido a una "tormenta perfecta".

Salto al castellano

Veamos. "Cuando se habla de políticas lingüísticas y de uso del catalán, se suele olvidar la parte demográfica, y en las últimas dos décadas ha habido un flujo importante de población que no siempre se ha estabilizado", afirma el especialista. El modelo económico, que demanda mano de obra barata, dificulta la estabilidad y el arraigo de la migración. Y luego está, claro, la segregación social, que hace que en muchos entornos apenas se oiga -ni por supuesto se use- el catalán fuera de las cuatro paredes del aula. Además, hay otro factor omnipresente: el castellano se suele acabar imponiendo en espacios con las dos lenguas.

Sin embargo, los sociolingüistas también están tomando el pulso a otro fenómeno que en los círculos catalanohablantes -sobre todo en las familias- ya empiezan a conocer bien: adolescentes y jóvenes que, aun hablando catalán en casa y en su entorno, se pasan al castellano porque... les parece que es algo así como la lengua callejera, juvenil y cosmopolita. "Lo entienden como el idioma neutro, no marcado", explica Marina Massaguer, filóloga, sociolingüista, experta en política lingüista y coautora del estudio 'Català, youtubers e instagramers'.

La batalla digital

Es indudable que una de las grandes batallas de las llamadas lenguas minorizadas se libra en internet. Y el hecho es que, en este inabarcable mundo, las lenguas hegemónicas a menudo se leen como 'las normales', y las más minoritarias, como artificiales o impuestas, "cuando en realidad no tienen de su parte la maquinaria económica y global", afirma Sorolla.

En este estudio de Masseguer sobre el uso del catalán en las redes sociales, ya se apuntaba que una parte de los jóvenes, tanto público como creadores de contenido, identifican este idioma con "una lengua politizada" que, además, también acostumbra a comportar, por su mero uso, una dosis nada desdeñable de insultos.

Además, en otras investigaciones -añade Massaguer- se ha detectado que entre la chavalada a menudo se relaciona hablar catalán con ser "buen chico" y con un "ocio demasiado normativo". Según la filóloga, también cunde la idea de que el catalán no casa demasiado bien, "por falta de referentes", con la disrupción juvenil, con el "'bad boy', con el chico malote".

Nuevas oportunidades

"Con 12, 13 o 14 años es fácil que puedas relacionar el catalán con la familia, la escuela o el mundo infantil, y, en cambio, pensar que hablar como tus referentes te puede dar capital social e identidad", añade Massaguer, que apunta que hay hogares en los que este cambio de lengua se ha convertido en un ingrediente de choque y ruptura generacional entre padres y adolescentes.

Por su parte, la filóloga Mireia Galindo, profesora de la Universitat de Barcelona, también coincide en que al catalán le falta "coloquializarse" para poder abrirse paso entre los jóvenes. "A menudo la ven como una lengua académica, de personas mayores y de la autoctonía". Imaginarios nada 'sexies' a los ojos adolescentes.

Sin embargo, como el resto de colegas, Galindo considera que internet y las redes sociales también pueden convertirse en un fabuloso espacio de uso y socialización del catalán, y en un acicate de su estatus entre los adolescentes. Para ello, afirman, hay que conseguir impulsar un ecosistema atractivo y rentable, y que los creadores de contenido entiendan que quizá el mercado en castellano -ingente, teniendo en cuenta las audiencias que aporta América Latina- ya está saturado y que, en cambio, aún hay mucho camino por recorrer en lengua catalana. Hay sobrados ejemplos de imbatible pegada. Ahí están, por ejemplo, el 'youtuber' Pol Gisé, la Sotana o el pódcast 'Oye Polo', de Maria Rovira y Ana Polo. "Además de fortalecer las políticas lingüísticas y hacer que el catalán vuelva a ser necesario en los trabajos y el día a día, también urge que en internet se rompa el círculo de la minorización -afirma Massaguer-. Al fin y al cabo, hay demanda y mercado".

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