En busca del ganador de un décimo del Gordo en Rubí: "No vendrá hoy a buscarlo, la gente se esconde"

Es posible que entre las personas que este mediodía festejan que un décimo del Gordo de Navidad (el número 05490) ha caído en Rubí (Vallès Occidental) se encuentre el propio ganador de estos 400.000 euros. Sin embargo, el dueño o dueña de este boleto de la Lotería no se ha dado a conocer aún. El barrio ignora quién es, porque el décimo, el único del Gordo que vendió la Administración de Loterías y Apuestas del Estado número 12 del barrio Rubí 2000, fue dispensado a través de la máquina. Tampoco se sabe cuándo fue vendido este boleto.

"El ganador o ganadora no vendrá hoy a buscarlo. La gente se esconde porque es un premio importante", asegura Luis Bermejo, el titular del establecimiento. "Igual viene en dos semanas", augura. Pero a lo mejor está más cerca de lo que él se piensa o es alguno de los vecinos del barrio que se acercan a felicitarlo. "A mí no me lo has dado, ¿eh", le comenta una señora mientras le pone la mano en el hombre. "Qué ilusión, ¿no? ¿Pero solo un décimo? En las redes sociales está todo el mundo", le dice otra.

Nadie sabe quién ha ganado este premio, o dice no saberlo. Pero todos los vecinos se alegran de que el Gordo haya caído en Rubí. "Para esta administración es un orgullo muy grande", dice Carmen, pensionista, a las puertas del establecimiento. "Yo había comprado también aquí, pero no me tocó nada. Jugar por necesidad, perder por obligación... ¡Hoy es el día de la salud!", celebra igualmente. "¿Cuántas botellas van ya? ¡Saldremos en el telediario!", le grita otra mujer a Bermejo.

"Yo estoy más contento que el que lo ha vendido porque es mi amigo. Esto para la administración es muy bueno", comenta Santiago Lara, el dueño de la cafetería Racó del Bon Gust, justo al lado de la lotería. "Llevamos 12 años en el bar y es la primera vez que ha tocado un premio tan importante".

"Es lo más grande"

Esta administración de loterías ya dio en 2005 dos millones en la quiniela. "Pero es la primera vez que nos toca en Navidad. Esto es lo más grande que hay en estas fiestas", insiste Bermejo, que regenta un establecimiento de 41 años de tradición que antes perteneció a su tío y después de su madre. "No sé cómo me siento, hoy no estoy", responde a los periodistas. Asegura alegrarse por "la gente", por la persona, sea quien sea, a la que ha tocado el premio. "Esto es el sorteo de la gente, yo no suelo jugar", dice Bermejo. "Este es un barrio que se alegra por estas cosas", apuntilla junto a él otro vecino, Álvaro Carpio, de 17 años.

Ana, otra vecina de la zona, lamenta no haber podido comprar este año ningún boleto de lotería. "Antes los compraba a medias, pero en los últimos años no, y no he podido comprarlos yo sola. No hay dinero para comprar nada". Explica que esos 20 euros invertidos en lotería serían 20 euros que se "quitaría de comer". Y no puede. Pero incluso sin haber participado en el sorteo se alegra por el misterioso ganador o ganadora de este humilde barrio de Rubí. Quizás, con un poco de suerte, quien lo ha ganado es alguien que hasta ahora también tenía que elegir entre jugar o comer.