Día de la salud mental

Los fantasmas de sus cerebros: los autores ya no temen escribir sobre sus problemas psicológicos

Las librerías acogen cada vez más memorias confesionales sobre un tema que han cultivado, entre otros, Rosa Montero, Ángel Martin y el hijo de Kurt Vonnegut

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Elena Hevia

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Podría decirse que sin una dosis mínima de la inquietud que surge de una mente trastornada no existiría la literatura. Sin la locura, utilicemos la palabra para abreviar, aunque no sea la idónea para hablar seriamente del tema, no existirían ‘El Quijote’, ‘La conjura de los necios’ o ‘American Psycho’, es decir, dos figuras jocosas y una tercera destructiva para habitar comedias o historias de terror. Son modelos que se han perpetuado hasta ahora que sitúan el problema en el ámbito del mero arquetipo.

Lo que sorprende es que conociendo el mal de las criaturas, se ignore absolutamente el de los creadores, de quienes, necesariamente, son un reflejo.Pocos se han atrevido a confesar sus supuestas 'flaquezas'. Lentamente, el tabú de la salud mental se va levantando y hoy son muchos los autores que no esconden sus afecciones. La mayoría ha decidido contar el trastorno desde dentro, con el objetivo de normalizarlo provocando una mirada más empática del problema.

El ejemplo más popular, es el del cómico Ángel Martín, que ha alentado  tanto una exitosa confesión en el libro ‘Por si las voces vuelven’ –el más vendido de no ficción el pasado Sant Jordi-  como un podcast que relata con mucho humor la escalofriante experiencia de cómo un brote psicótico le mantuvo dos meses ingresado y atado en una cama de un psiquiátrico, pero sobre todo de su proceso personal para superarlo. Este mismo año, una crónica en primera persona como Todas las esquizofrenias (Sexto piso) , de la autora chino-americana Esmé Weijun Wang, diagnosticada con trastorno bipolar, ocho años después de haber empezado a sufrir alucinaciones.  Sus tres internamientos al hilo de sus brotes le sirven para rechazar la despersonalización que sufrió en aquellos hospitales.

A Rosa Montero, el asunto del desequilibrio psicológico la ha preocupado tanto que en el 2003 ya escribió el ensayo ‘La loca de la casa’, donde tocaba tangencialmente el tema. Este año, ha recuperado ese interés en ‘El peligro de estar cuerda’ (Seix Barral) en el que además de indagar en el binomio creación y trastorno mental confiesa haber padecido ataques de pánico. También centrado en su ansiedad es el lucido ensayo ‘Los brotes negros’ del escritor y crítico Eloy Fernández Porta (Anagrama), un libro que bien podría hacer tándem conFármaco de Almudena Sánchez y su lucha contra la depresión. A ambos les anima la intención de entender esa lucha que deben librar contra su

El vademecun bibliográfico que puede ahora encontrarse en las librerías no se detiene ahí: a finales de agosto apareció, ‘Los chicos de Hidden Valley Road’, un sensacional reportaje de Robert Kolker que se situó en la lista de los mejores libros del año 2020 en los grandes diarios norteamericanos. Cuenta la historia de cómo una perfecta familia norteamericana, los Galvin, debe enfrentarse al hecho de ver cómo seis de los 12 hijos –el primero nació en 1945- acaban desarrollando esquizofrenia.  Con aires de tragedia griega, el famoso y excepcional caso supuso un punto de partida para la investigación sobre el trastorno que, asegura, Kolker, podría haberse aprovechado más satisfactoriamente.

Dos recuperaciones confesionales recientes se unen al seminal ‘La campana de cristal’ de la suicida Sylvia Plath, en la que relató pormenorizadamente el tratamiento por electroshock para su trastorno bipolar y al útimo trabajo de Emmanuel Carrère, 'Yoga', quien también confiesa haber pasado por la terapia electroconvulsiva. ‘El pabellón 3’ (Tránsito), en la que la periodista Bette Howland superada por los acontecimientos –un trabajo precario, la crianza a solas de dos hijos pequeños- se tomó un frasco de somníferos que no la mató pero sí acabó internándola un año en un psiquiátrico. El libro –publicado en 1974 y traducido ahora por primera vez al castellano- no se centra tanto en su mente dolorida como en espacio hospitalario (y sus habitantes) que la rodea.

También inédita es 'Expreso al paraíso' (Libros del Kultrum), las memorias de uno de los hijo de Kurt Vonnegut, Mark, que en plena eclosión hippie sufrió un brote esquizofrénico, cuyo desencadenante fue la ingestión de mescalina. El libro no es un tanto un estudio de la esquizofrenia, que sorprendentemente no volvió a reproducírsele, sino más bien una incursión por los aspectos más delirantes de la contracultura de los 70.  

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