La tos como secuela persistente tras el covid y cómo aliviarla

La tos es uno de los habituales síntomas que nos pone sobre aviso en relación a una posible infección por covid-19, al afectar éste el tracto respiratorio. De hecho, entre un 60 y un 70 por ciento de las personas afectadas por la enfermedad fueron alertadas tempranamente de tener el virus.

La tos de covid suele ser seca y persistente y puede llegar a impedir respirar con normalidad.

Lo más habitual es que, si se ha presentado durante la enfermedad, desaparezca una vez que la persona afectada la supere y, dado que el coronavirus se elimina del cuerpo en un promedio máximo de 36 días después de aparecer los primeros síntomas, ésta no debería persistir más allá de ese período de tiempo en los peores casos.

Por desgracia, no es así siempre y se ha constatado que hasta un 2,5% de quienes han tenido coronavirus continúan con tos un año después de haber dejado atrás el virus, siendo un síntoma común de covid persistente, junto a otros como la fatiga, los mareos y los dolores en articulaciones.

Por otra parte, un estudio de The Lancet Respiratory Medicine señala que entre el 20 y el 30 por ciento de las personas que han tenido el virus siguen experimentando tos seca dos o tres meses después de haber enfermado.

En cualquier caso, la tos es un reflejo que mantiene despejada la garganta y las vías respiratorias, por lo que ayuda al cuerpo a curarse o a protegerse. 

Aliviar la tos seca

Tal y como hemos apuntado, la tos de covid es una tos seca, sin flemas ni mucosidad. Como cualquier otra tos seca, para aliviarla podemos aplicar remedios caseros como beber mucho líquido -mejor tibio o caliente y con miel- y también usar pastillas para la garganta.

Adoptar determinadas costumbres, tales como dormir con la cabeza elevada -con más almohadas de las habituales-, dejar de fumar si es que lo hacemos y mantenernos alejados de humo, polvo u otros contaminantes mejorarán nuestra tos.