En Brasil

Una mala resaca: dueño de un caballo que ganó borracho en una subasta

Un joven se apuntó a la puja como diversión y acabó adquiriendo al animal pese a no pquererlo ni poder pagarlo

Alazão y Diogo.

Alazão y Diogo. / Redes sociales

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Hay ocasiones en las que ir a tomar algo se acaba escapando de las manos, pero pocas veces se llega a la magnitud de la historia de Diogo, un hombre de la localidad brasileña de Dourados que al despertar una mañana de domingo y en plena resaca se encontró con un mensaje inesperado en el móvil: era propietario de un caballo y tenía que ir a recogerlo.

Fue idea del propio Diogo proponer a los amigos con los que compartía rondas de alcohol apuntarse a un grupo de WhatsAppde una subasta para echar unas risas. Y pese a no tener la menor intención de adquirir nada según informa el diario ‘Clarín’, al encontrar la opción de comprar un caballo, de nombre Alazão, cuyo precio de partida era bajísimo, Diogo y sus amigos decidieron empezar a pujar por el animal sin más pretensión que la de encarecer su valor para el futuro comprador.

"Estaba participando en la subasta ‘online’ y recuerdo que una persona ofreció 100 reales por un caballo. Pensé que era demasiado barato y comencé a ofertar más. Yo oferté 100, luego 200, 450 y luego 520", relató el joven a la web G1, según recoge el rotativo argentino.

Conmoción

Cuando se quiso dar cuenta ya no había nadie más ofreciendo dinero por el animal. Pero el tiro le salió por la culata, nadie superó esos 520 reales y cuando se quiso dar cuenta, el caballo ya era suyo.

Al despertar a la mañana siguiente, un mensaje en su móvil le preguntaba cuándo recogería y pagaría el animal. “Estaba en ‘shock’ y mi madre me quería matar porque yo no recordaba lo que había pasado", explica el joven. Diogo no tiene el dinero para adquirir el animal ni espacio para alojarlo.

 De ahí que se haya visto obligado a poner a la venta el caballo y haya impulsado una campaña pidiendo ayuda para difundir la historia y conseguir comprador antes del 12 de junio, la fecha límite para recoger a Alazão, que pasta ajeno a la polémica de quién será su nuevo dueño.