¿Cuáles son los metales pesados más venenosos y letales para el cuerpo humano?

Algunos de estos metales son micronutrientes, pero otros son terriblemente mortíferos

La ingesta de metales pesados está detrás del envenenamiento a la tía de la mujer del actor Luis Lorenzo

Luis Lorenzo.

Luis Lorenzo.

El Periódico

El Periódico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desde tiempos inmemoriales el envenenamiento ha sido un método utilizado para deshacerse de todo tipo de adversarios. Y no pocas veces se han empleado los denominados metales pesados para acabar con el enemigo. Se llama así a metales que tienen una densidad relativamente alta, o un número o peso atómicos altos, como el mercurio, el arsénico, el cromo, el talio, el hafnio, el cobre, la plata, el oro y el plomo.

Algunos de estos metales son micronutrientes, elementos indispensables para la vida que nuestro cuerpo utiliza en cantidades minúsculas para funcionar correctamente. Pero otros  son terriblemente venenosos para el ser humano porque son absorbidos por los tejidos suaves del cuerpo, especialmente el mercurio, el plomo, el cadmio y el arsénico, aunque también otros como el berilio, el antimonio, el talio, el cromo y el níquel.

Son precisamente  dos metales pesados en altas dosis los que han aparecido en el cuerpo de la mujer presuntamente asesinada por el actor Luis Lorenzo y su mujer, Arancha.

Avicena, médico persa del siglo XI, recomendaba el plomo para tratar la diarrea, e incluso actualmente muchos productos de la pseudomedicina ayurvédica de la India contienen cantidades de plomo tales que son causa de graves problemas entre sus adeptos.

El mercurio, tanto en su forma elemental (como metal líquido) o como alguno de sus compuestos ha sido usado ampliamente para envenenar. Lo más curioso del arsénico es que se sabe desde hace tiempo de su toxicidad, pero se suponía que sólo lo era si se ingería. Fueron necesarios muchos casos de envenenamiento para demostrar que su contacto con la piel así como la inhalación de sus partículas eran igualmente atroces.