Opinión | Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

Olga Pereda

Olga Pereda

Periodista

No más toallitas de bebé

Las toallitas de bebé están omnipresentes en las las mochilas de niños y niñas

Las toallitas de bebé están omnipresentes en las las mochilas de niños y niñas / Ferran Nadeu

Si hay algo que define a la mayoría de madres es el uso compulsivo de toallitas húmedas de bebé, omnipresentes en nuestros bolsos y en las mochilas de niñas y niños de primaria. Lo mismo sirven para cambiar el pañal y limpiar el culete de los recién nacidos en mitad del parque como para asear un poco las manos y la boca del peque antes de la merienda. Y no solo eso. También las usamos para limpiar un zapato, quitar el polvo de la mesa del salón y, si me apuras, dar un pequeño repaso al baño. Mal.

En febrero de 2020 -antes de que la hecatombe del covid-19 cayera encima de nuestra vida- Andreu Buenafuente y Berto Romero dedicaron unos minutos de su fabuloso espacio de improvisación radiofónica, ‘Nadie sabe nada’ (cadena SER), al producto higiénico. ‘El Nadie’ no solo es un programa de humor. Dado que sus presentadores son padres (Berto tiene tres hijos y Andreu, una), resulta una guía fundamental para todos los que quieran echarse unas risas con la crianza de sus retoños. En el Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO reivindicamos la evidencia científica, sí. Pero también el humor -y el sentido común- como Biblia para mamás y papás.

Sin que sirva de precedente, el espacio de Buenafuente y Romero contrastó una noticia relativa a las toallitas y emitió la ‘turra’ (mítica expresión marca de la casa) del directivo de una empresa vasca que se dedica a fabricar estos tipos de materiales. Desde que lo escuché jamás he vuelto a comprar el dichoso producto infantil, por más que su etiqueta diga que es biodegradable. “Son un desastre. El 90% es plástico y están en el punto de mira de las autoridades europeas. Jamás se deberían echar por el inodoro, provocan atascos y monstruos en las tuberías”, relató el directivo en 'Nadie sabe nada'.

¿Hay alternativa? ¿Tenemos que elegir entre la suciedad corporal de nuestros hijos y un planeta sostenible? El papel higiénico húmedo de adultos -un producto cada vez más demandado que ha sustituido al tradicional- se anuncia como biodegradable y parece una opción más sostenible. Pero se queda corto porque también debería ser dispersable para que se disuelva en las tuberías.

La normativa es complicada y las etiquetas, más todavía. El directivo que llamó a 'Nadie sabe nada' ofreció un truco fabuloso. Si coges una toallita (ya sea de bebé o de adulto), la estiras y se extiende como si fuera un chicle… mal. Es plástico puro, lo peor para la ecología. Si la tiras al inodoro estarás cometiendo una atrocidad medioambiental. Sin embargo, si al estirarla no se expande sino que se rompe, se trata de un producto algo más sostenible. Las empresas dicen que se puede desechar por el WC. Eso sí, no más de dos por descarga. Yo jamás lo hago (opto por la papelera) porque me vienen a la mente las monstruos imágenes de toneladas de toallitas atascado las alcantarillas de cualquier ciudad. 

De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha declarado la guerra a este producto. Sus técnicos analizaron las principales marcas y su conclusión fue que no se desintegran como el papel tradicional y, por tanto, es conveniente depositarlas en la basura. 

El año pasado, en pleno confinamiento, Greenpeace alertó sobre el aumento de la compra de toallitas húmedas de bebé: un 50%. “Desde su aparición en el mercado han venido taponando desagües, alcantarillado y sistemas de depuración de nuestros pueblos y ciudades. Los costes económicos para eliminarlas de los sistemas de depuración alcanzan, solo en Europa, los 1.000 millones de euros anuales”. Esos productos y otros elementos plásticos arrojados indebidamente a la red de saneamiento, como bastoncillos, preservativos o compresas, además de producir atascos, se van desintegrando en microplásticos y terminan directamente en nuestros cauces, ríos y mares. Allí, las fibras plásticas pueden tardar más de cien años en degradarse en fragmentos aún más pequeños”, advirtió la organización verde.

En pandemia, madres y padres hemos elevado a la tercera potencia la higiene propia y la de nuestros hijos. Pero limpiar las manos de nuestros peques con toallitas de bebé no parece la mejor idea. Si a pesar de todo compras un paquete, ya sabes el truco: si se estira como un chicle.. mal. Si acaso, el papel higiénico húmedo, el que se rompe. Y mejor todavía: agua y jabón.

Las toallitas húmedas y las compresas están mencionadas, precisamente, en el proyecto de ley de residuos y suelos contaminados que el Consejo de Ministros acaba de enviar al Parlamento para que sea debatido y ratificado. La norma insiste en la necesidad de que el envase recuerde a los usuarios que jamás deberían desecharse por el inodoro y pide campañas de concienciación para informar a los consumidores del impacto negativo en la salud medioambiental. La norma es toda una declaración de guerra al plástico. Nos tendremos que ir acostumbrado a bajar al supermercado con nuestro propio envase para pedir sushi, ensaladas, aceitunas o batidosA partir del 1 de enero de 2023, estará prohibido su distribución gratuita. Como ya sucede con las bolsas de plástico, esos recipientes se cobrarán al usuario y el precio se marcará en el tíquet de venta. Además, servir gratis agua del grifo en lugar de cobrar por la embotellada a petición de los clientes ya no dependerá de la cortesía de los propietarios de bares y restaurantes sino que será de obligado cumplimiento. 

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