Día internacional contra el acoso escolar
'Bullying': una pandemia que machaca al 22% de los estudiantes
El regreso a las aulas tras el confinamiento y el cierre escolar ha hecho más vulnerables a las víctimas
El 72% de los progenitores y el 53% de los docentes piensan que los centros educativos esconden los casos de maltrato para evitar la imagen negativa
Olga Pereda
Periodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
Primer paso: definirlo. El 'bullying' no es una pelea puntual sino cualquier forma de maltrato psicológico, físico o verbal que se produce entre estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo tanto en las aulas como en las redes sociales. Segundo paso: contabilizarlo. En España, uno de cada cinco menores entre 5 y 18 años confiesa que ha sido víctima de acoso escolar. Tercer paso: visibilizarlo. El 72% de los progenitores y el 53% de los docentes piensan que los centros educativos esconden los casos de maltrato entre estudiantes para evitar la imagen negativa. Es más, el 10% de los padres y las madres que tienen constancia de episodios violentos se mantiene al margen. Cuarto paso: solucionarlo. La educación en la empatía, la formación y el empoderamiento de los docentes, y la colaboración de padres y madres son los antídotos para combatir esta lacra.
Estas son algunas de las conclusiones incluidas en el informe 'Dilo todo contra el bullying', elaborado por la plataforma Educar es Todo, que ha realizado una encuesta a padres, madres, docentes, niños, niñas y adolescentes en toda España en marzo de 2021, un año después del confinamiento en los hogares por la pandemia. A pesar de que el principal lugar del acoso sigue siendo el centro escolar (70%), las redes sociales y los móviles acaparan ya casi el 13% de los casos.
Presentado con motivo del día internacional contra el 'bullying', que se celebra el domingo, el estudio refleja que la mayoría de los encuestados consideran que el cierre escolar y el posterior encierro en casa vino bien a las víctimas, que así no tenían que ver cada día la cara de sus verdugos en colegios e institutos. Sin embargo, la percepción es que la pandemia no ha borrado el acoso sino que lo ha trasladado a la esfera 'online'. «El regreso a las aulas ha hecho todavía más vulnerables a los acosados», explica David Martín, uno de los autores del informe.
Uno de cada diez menores encuestados confiesa que no le contaría a nadie su sufrimiento mientras que el 11% se mantendría al margen si fuera testigo de un caso de acoso
'Dilo todo contra el bullying' destaca que el acoso más frecuente es el psicológico, seguido del verbal (insultos continuados) y la exclusión y el aislamiento social. Dos datos especialmente preocupantes son que uno de cada diez menores encuestados confiesa que no le contaría a nadie su sufrimiento mientras que el 11% se mantendría al margen si fuera testigo de un caso de acoso.
Mirar hacia otro lado
«Los monstruos no son solo los verdugos sino también los que miran hacia otro lado», advierte Eloy Moreno, autor de literatura juvenil cuya última novela, 'Invisible' (Nube de Tinta), está arrasando en colegios e institutos. Basada en hechos reales, cuenta la historia de un chaval acosado que no entiende lo que le está pasando y se inventa una realidad paralela: ser invisible. El germen del libro fue el encuentro que tuvo Moreno con una amiga que había sido víctima. 20 años después seguía llorando cada vez que hablaba de ello. «El 'bullying' tiene que dejar de ser un tabú. Visibilizar el problema es parte de la solución», concluye el autor.
«Los monstruos no son solo los verdugos sino también los que miran hacia otro lado»
Los profesores son pieza fundamental de la lucha, pero la mayoría siente que no están preparados para combatir el acoso. El motivo principal es la falta de formación e información y también la ausencia de autoridad, algo a lo que contribuyen los propios padres y madres dado que el 77% suelen desprestigiar a los maestros.
Si el papel de los docentes es clave, no lo es menos el de los progenitores. El estudio de Educar es Todo revela que la sensación generalizada de los encuestados es que los acosadores provienen de familias donde se les deja hacer lo que quieran, bien por falta de tiempo de los padres o por la ausencia de límites.
«Un cerebro empático es un cerebro menos violento. Deberíamos educar en la empatía desde el inicio de la etapa escolar»
Lo que tampoco ayuda es algo que vemos cada día en los telediarios y la prensa: el nefasto ejemplo de políticos que se dedican a la competición y la confrontación (cuando no el insulto) en lugar de dar ejemplo con la empatía. «Un cerebro empático es un cerebro menos violento. Deberíamos educar en la empatía desde el inicio de la etapa escolar, desde los tres años o antes», explica Luis Moya Albiol, catedrático de Psicobiología, que pide a los padres y las madres huir de la sobreprotección hacia sus hijos. «Lo único que consiguen es fomentar el egocentrismo y el narcisismo», advierte el experto, que hace hincapié en que el 'bullying' no desaparece cuando el verdugo abandona sus estudios sino que se puede trasladar al ámbito laboral en forma de mobbing. La grave consecuencia para la víctima es la misma: el vacío social.
Más empatía, más tiempo para estar y educar a los hijos, más respeto hacia los docentes, más implicación de los centros educativos, protocolos eficaces y fiscales concienciados. El acoso escolar no tiene una solución única sino más bien un conjunto. Además de definirlo, cuantificarlo y visibilizarlo, Carmen Cabestany, presidenta de NACE (No al Acoso Escolar) reclama a los progenitores que estén muy pendientes de sus hijos para comprobar que no son ni víctimas ni verdugos. «Jamás pensemos que nuestros niños no acosan. El 'bullying' es cosa de todos», repite Cabestany, que, en el caso de las víctimas, pide estar alerta de tres palabras que empiezan por c: «cuerpo del niño» (si va encorvado y tiene una mirada rara), «cambios» en las notas o en los hábitos alimentarios y «campanas» en clase (novillos).
El acoso escolar es todo menos cosas de niños. Es una lacra que puede acabar con la vida del menor. Ese fue el caso, por ejemplo, del chaval de 13 de años que se quitó la vida tirándose por el acantilado de La Galea (Getxo, Bizkaia) en 2019 tras soportar agresiones en clase durante años. Sus padres le cambiaron de centro, pero el niño seguía roto emocionalmente. «Yo lo avisaba. Ellos (la dirección escolar) miraron para otro lado», criticó la madre.
«No hablamos lo suficiente de esta lacra», concluye el responsable de Educar es Todo, Leo Farache, que insiste en la necesidad de no meter el 'bullying' debajo de ninguna alfombra.
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