Vuelta al cole postnavideña

Las familias dan un voto de confianza a la escuela

Padres, madres y estudiantes se sienten seguros con las protocolos anticovid en sus respectivos centros educativos

Las bajas cifras de grupos confinados durante el primer trimestre es un factor añadido para confiar en las escuelas

Una maestra toma la temperatura a sus alumnos en la vuelta al cole del pasado septiembre.

Una maestra toma la temperatura a sus alumnos en la vuelta al cole del pasado septiembre. / periodico

Andrea Santos / Oriol Lara

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Las bajas cifras de grupos confinados en Catalunya han permitido que las escuelas sean espacios seguros. Antes de las vacaciones de Navidad y la celebración de los Reyes las cifras de grupos confinados no superaba el 2% según datos del Departament d’Educació. Así, con tan solo 929 grupos confinados el día 22 de diciembre y en pleno debate por la opinión de los expertos de no retardar la vuelta a las escuelas, tanto padres como estudiantes ven con buenos ojos la reapertura escolar que se producirá el próximo lunes. 

Júlia Tisaire

Júlia Tisaire es estudiante de segundo de bachillerato en un instituto público de Barcelona y lleva bastante bien el curso pese a no ser como antes. En su centro, el plan de organización covid ha separado los cursos por modalidades para poder mantener los grupos burbuja y así mantener las unidades de convivencia lo más estables posible. «Los de la modalidad científico-tecnológica van por un lado y los del área social y humanístico por otro», explica la joven, que se muestra tranquila ante la inminente vuelta a clase, prevista para mañana.

Los días que los estudiantes van a clase de manera presencial los cursos están divididos en grupos reducidos. «Los grupos son de un máximo de 15 personas. Por ejemplo, yo hago una optativa en la que solo estamos ocho personas», cuenta. Y a parte de las medidas de seguridad conocidas, «entre clase y clase se tienen que abrir las ventanas para ventilar».

Así, tanto Tisaire como sus padres muestran su conformidad por cómo se lleva la gestión en la escuela. En todo el curso solo ha habido un caso positivo y ha sido en su grupo burbuja. «Una compañera de clase dio positivo por un contacto exterior y la clase tuvo que confinarse 10 días, además de hacer las clases a través de una plataforma ‘online’». 

La cuarentena del instituto ocurrió en un momento en que esta joven ya estaba confinada por estar en contacto con un positivo exterior de la escuela. «Fui la primera de la clase en encontrarme en esta situación, pero informé a todos los profesores y todos me facilitaron la faena», afirma la adolescente, que una vez finalizado su confinamiento tuvo que esperar unos días más para poder volver a la presencialidad.  «Yo creo que los de bachillerato vamos mantener el formato híbrido y toda la normativa aplicada hasta ahora durante al menos un tiempo», sentencia la estudiante. 

Marga Vivo

Las dos hijas de Marga Vivo, de 8 y 14 años respectivamente, empezaron el curso con inseguridades porque sentían que habían salido de la seguridad del hogar. A pesar de ello, Marga se reunió con sus tutoras antes de volver a las aulas para disipar sus dudas: “La reunión me ayudó a conocer las medidas adoptadas por los colegios y así, poder transmitirles la tranquilidad y la seguridad que necesitaban”. Con el paso de los meses, ella misma se sorprende de lo concienciados que están los alumnos: “Cabe decir que entre ellos hay como una autocensura, es decir, que al ser tan conscientes de la normativa y de la situación entre ellos mismos se hacen de policías”, afirma la madre, quien ve que sus hijas se toman la temperatura cada día antes de salir “por no pasar vergüenza si dan fiebre”.

La pequeña es a la que más le cuesta no poder estar con todos sus compañeros: “Echa de menos esa parte de sociabilizar con los otros cursos en espacios comunes, en la hora del recreo o del comedor”. Además, es la única de las dos que se ha tenido que confinar: “Dos niños se contagiaron el fin de semana y el lunes todo el grupo se realizó la PCR en el aula, con el equipo sanitario que se trasladó al colegio. Al ser lunes por la mañana, mi hija pasó una semana confinada con la PCR negativa”. 

Una de las medidas que más debate ha generado es la de abrir las ventanas en invierno. Marga da libertad a sus hijas para ponerse las prendas que quieran: “Pueden ponerse el anorak si así lo prefieren. Como la mayor es friolera se pasa todo el día con él puesto, la pequeña en cambio, va con un jersey ancho". Y no le preocupa que puedan enfermar: “No me preocupa que enfermen, porque es lo mínimo que se puede hacer para evitar la propagación, que se abriguen bien y además, según me dicen se van cambiando de pupitre”, sentencia la mujer de 39 años. 

Eva Dot

Eva Dot, madre de Liam de tan solo año y medio y de Lucía, de 5 años, explica cómo incluso los más pequeños han sabido adaptarse fácilmente al nuevo ritmo de clases. "Cuando empezaron en septiembre los padres teníamos un poco de miedo e incertidumbre, pero después todos nos adaptamos a la nueva rutina y fue divertido ver lo contentos que estaban los niños, creo que las escuelas han hecho un trabajo muy importante".

Así desde el principio para Dot las escuelas han sido un lugar seguro para los más pequeños. Gracias al buen trabajo y el esfuerzo del primer trimestre, el nuevo inicio en enero no supone un problema para ellos. Con la creación de los denominados 'grupos burbuja', "es cierto que se pierden ciertas cosas y proyectos que antes hacían con otras clases pero la verdad que los niños son el ejemplo de la adaptación, se adaptan a todo, los separaron de su grupo de amigos pero rápidamente han rehecho un nuevo grupo", comenta la progenitora.

En el caso de su hija Lucía, al tener solamente 5 años de edad, no está obligada a llevar mascarilla con su 'grupo burbuja' de clase, pero aun así los padres del centro propusieron que la clase de P5 llevase mascarilla a la hora del patio para así poder jugar un rato con sus antiguos compañeros. "Lucía me explicaba que había visto a sus amigas pero que no se podía acercar y que quería jugar con ellas, al menos ahora en el patio pueden compartir un rato juntos con la mascarilla y para ellos no es tan difícil", relata la madre, recordando los primeros días de clase. A diferencia de su hermana mayor, Liam de tan solo año y medio ha crecido viendo a los más mayores con mascarilla, y aunque él aún no lleve, no se extraña de ver a sus profesoras de guardería con ella.

En lo que llevan de curso, solamente ha habido dos casos en toda la escuela. Eso, comenta la madre de los pequeños, ha hecho que todos los padres se sintieran muy seguros y empiecen ahora el segundo trimestre con más tranquilidad. "Ya hemos visto cómo funciona, que están bien y seguros en clase. Los niños necesitan el colegio, se nota la ilusión cuando vuelven", comenta Dot.

Elisa Dot

Elisa Dot es madre de los pequeños gemelos Teo y Carlota Morillas de 7 años, y como la mayoría de niños de su edad han tomado la vuelta al cole con mucha ilusión. "La vuelta en septiembre fue llena de emociones tanto para ellos como para mi, necesitan moverse y relacionarse con otros niños, no les gustaba estar en casa encerrado con adultos todo el día como es normal. Abrir las escuelas ha sido muy positivo para todos."

Para Elisa la sorpresa al empezar el curso fue ver como los gemelos, aún siendo de la misma burbuja familiar, no compartían clase en el centro. "La verdad es que estaba un poquito preocupada porque en su caso estaban en clases diferentes y aunque son de la misma burbuja nos explicaron que era para mantener el mismo número de alumnos en cada clase, al final ellos han estado seguros y desde el colegio los protocolos se han llevado a raja tabla así que no han habido problemas" afirma Elisa.

Después de las primeras semanas todos los padres del centro se sentían mucho más cómodos y tranquilos, gracias a la buena gestión y cuidado que se estaba llevando a cabo, aunque a nivel de información, en general nos comenta que ha habido una gran falta de esta, algo que puede poner en común con otros padres de otros centros. "Esto era un problema al principio, ya sabes, hay nuevas medidas, protocolos... y no sabes como va a afectar a tus hijos pero al final todo el mundo se ha volcado en ayudar en la reincorporación todo lo que nos ha sido posible, por ejemplo yo misma me presenté voluntaria para ayudar a organizar las entradas y las salidas del centro,."

Sobre como los niños se han tomado las medidas y el endurecimiento de estas parece que hay un consenso general sobre la gran adaptación que tienen los más pequeños en estos casos "También me he dado cuenta de que a ellos les cuesta mucho menos seguir los protocolos que a veces los adultos, por ejemplo cuando llegamos a casa lo primero que hago es quitarme la mascarilla, en cambio a veces a ellos se les olvida y se lo tengo que recordar, lo tienen muy interiorizado". El gran trabajo de las escuelas más el esfuerzo conjunto de padres e hijos ha hecho que esta vuelta después de las fiestas sea algo cómodo y seguro para todos, eso sí sin relajarse ni bajar la guardia.

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