Salidas de la capital antes del estado de alarma

El éxodo de los más avispados elude el cierre de Madrid

Las carreteras de salida hacia la costa registran en viajeros "el doble que un viernes, y la mitad que un puente", aprecian en el área de servicio más frecuentada de la ruta Madrid-Alicante

La A-4 a la salida de Madrid el viernes de inicio del puente del Pilar del 2020, el 9 de octubre, poco antes de decretarse el estado de alarma

La A-4 a la salida de Madrid el viernes de inicio del puente del Pilar del 2020, el 9 de octubre, poco antes de decretarse el estado de alarma / periodico

Juan José Fernández

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Las voces de los ministros Salvador Illa y Fernando Grande-Marlaska resonaban en la radio del bar de carretera Como en Casa, cantina del área de servicio de la AP36 a su paso por corral de Almaguer. Y en ese momento, mientras hablaban, el tráfico empezó a hacerse nutrido en la autovía que la mayoría de conductores de Madrid utilizan para llegar a las costas de Alicante, Murcia o Almería.

El decreto de estado de alarma para la capital y su área metropolitana no se había hecho aún carne legal en el BOE, y los viajeros madrileños que han podido llegaban a comer a este lugar de la provincia de Toledo escapando por los pelos de los controles que iba a establecer la Guardia Civil de Tráfico.

El incremento de la circulación a esa hora crucial de la batalla por el cierre de Madrid no ha sido nada comparado con la lentitud de las colas que se han formado después, acabada la rueda de prensa ministerial y terminada, a la vez, la jornada laboral de muchos ciudadanos. Las cámaras de Tráfico empezaron a grabar elocuentes hileras.

Los que se han visto atascados en colas kilómetricas de la A5, mirando a Extremadura, o la A4, la autovía de Andalucía, no se han aviado a tiempo, o simplemente volvían a sus casas de la periferia sin intención de huir. Es igual: se han visto igualmente atrapados con los fuguistas tardíos. El viajero más avispado se ha buscado la forma de salir antes, respondiendo a un efecto huída que provocó, desde la noche del jueves, la filtración gubernamental de que habría estado de alarma.

"Ya le digo, caballero, el doble que cualquier viernes y la mitad que un puente del Pilar", resumía su cálculo de afluencia la dependienta de la gasolinera Cepsa del kilómetro 41 de la AP36. En ese lugar, la rebelde Puerta del Sol queda a 139 kilómetros, y aún restan 306 para avistar las playas de Benidorm.

"Sabíamos que iba a pasar, por eso ayer cargamos el doble en los depósitos", cuenta la empleada de la gasolinera. La lógica popular, contra la lógica de los políticos: ayer tarde, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pedía a los madrileños que no salieran de puente, la cisterna aprovisionaba los surtidores de Corral de Almaguer.

El éxodo de los más avispados ha durado las tres horas comprendidas entre las dos de la tarde de este viernes y el momento en que los controles kilómetros de meseta atrás, han dejado seca la autovía. La huída no ha sido igual hacia el norte que hacia el sur. Las carreteras de Extremadura y de Levante-Andalucía, incluido en este el ramal que mira a Alicante y Murcia, han sido las que más tráfico han registrado este viernes, según fuentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. En las autovías que llevan a Caalunya, Euskadi o Castilla y León no ha sido tan nutrida la huída.

En Madrid no solo la picaresca enfiló las autovías, también los controles de carretera que, a toda prisa, ha desplegado Interior. Los que buscaban otra forma de escapar del encierro se han topado con importantes colas en la estación de Atocha, principal punto de partida de los trenes AVE.

"No está en el BOE"

Bramando con su Harley Davidson ha llegado hasta el aparcamiento del área de servicio de Corral de Almaguer Fernando 'Fehr', mallorquín y presidente de la Federación Española de Harley Riders, con 200 socios moteros por todo el país. "Yo he salido de Valdemoro antes de que dijeran nada y me voy a Alicante a ver a mi chica", explica sonriendo. "¿El estado de alarma está ya en el BOE? ¿No, verdad? Pues eso", concluye.

Y como él, tantos otros que en este punto en el que confluyen los viajeros playeros, hoy cargados de maletas y, algunos, de niños con mascarilla. No eran de esos Jimena y Jesús, pareja que, a solas, se ha sentado en un bordillo del aparcamiento a comerse un bocadillo. "Cuando hemos salido no había controles. Ahora sí. Había que darse prisa", dice ella.

Jimena y Jesús hacen bien; se está mejor comiendo o bebiendo a la intemperie. Hace sol, no hace frío, y dentro del bar hay demasiado ruido con la cola de conductores hambrientos que se ha formado. Son viajeros que, al terminar de trabajar, han agarrado sus coches y han salido a toda prisa, sin pararse a comer hasta estar seguros de que ya no pisan suelo de Madrid, sino de Toledo, y no pesa sobre ellos el estado de alarma.

El martes, cuando vuelvan a Madrid, si les paran en un control siempre podrán decir que salieron antes de la prohibición y que tienen motivos laborales para retornar. De ser todos de la ciudad, y según las últimas estadísticas, el virus viajaría en 563,86 de cada 100.000 de estos coches.