ESTUDIO INTERNACIONAL

Los españoles suspenden la gestión de la primera ola de covid-19

zentauroepp55170629 soc201005185532

zentauroepp55170629 soc201005185532 / JOSE LUIS ROCA

Valentina Raffio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los españoles suspenden la respuesta política frente a la primera ola de la pandemia de covid-19. O, mejor dicho, evalúan a la baja la gestión de las autoridades durante los primeros meses de crisis. Así lo refleja el primer balance del ‘COVID-SCORE’, una macro encuesta internacional enfocada a entender la percepción pública de la ciudadanía sobre las medidas aplicadas para contener la expansión de un virus que ha desencadenado una crisis económica, política y social.

Allá por junio, en lo que parecía el final de la primera ola de covid-19, más de 13.400 personas de 19 países fueron interpeladas en este estudio sobre diez cuestiones relativas a la pandemia. Desde la política de test diagnósticos en sus relativos países, hasta las ayudas públicas ideadas para mitigar el impacto de la crisis en colectivos vulnerables. Bajo el prisma de estos indicadores, España sumó una nota media de 44,68 sobre 100. Cifras similares se han registrados en países vecinos, como los 48,66 de Reino Unido, los 49,2 de Francia o el 51,71 de Italia. Nada que ver con los 80,48 obtenidos en China o los 35,76 de Ecuador, siendo estas las naciones con mejores y peores puntuaciones respectivamente.

"Mientras no haya una vacuna o un tratamiento eficaz frente al virus, la confianza en las medidas preventivas es clave para frenar los contagios. Por eso mismo necesitamos tener en cuenta la percepción de la ciudadanía sobre cuestiones que tienen que ver con la salud y el bienestar", explica Jeffrey Lazarus, investigador de ISGlobal y coordinador de este nuevo estudio, publicado este mismo lunes en la revista 'PLOS ONE'. Los resultados de este trabajo, pues, servirían para señalar los errores cometidos en estos tiempos y, a partir de ahí, trazar una hoja de ruta para arreglarlos.

Balance español de la primera ola

El balance español, basado en un total de 748 encuestas realizadas a mediados del mes de junio, refleja el descontento de la población con la gestión política y sanitaria de los primeros meses de pandemia. La política de test diagnósticos se lleva la peor puntuación de todas (obteniendo un 2,09 sobre 5). La ciudadanía también reprocha la falta de material para proteger a los sanitarios en primera línea, algo que sin duda marcó los primeros meses de la pandemia. Asimismo, se afea a las autoridades que no hayan puesto a disposición de la gente "servicios de salud mental para ayudar a las personas que han sufrido soledad, depresión y ansiedad" durante esta crisis.

Los españoles también muestran su malestar ante las políticas públicas enfocadas a garantizar las necesidades básicas de la ciudadanía durante el confinamiento, como es el caso de los ingresos, alimentos y hogar. Tanto en el caso de las medidas enfocadas a la población general, como aquellas pensadas para amparar a los colectivos de riesgo y a los grupos especialmente vulnerables. Por el contrario, el aspecto mejor valorado es la cooperación internacional con otros países y con instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Estas valoraciones, pues, situarían a España entre los países con más descontento popular con la gestión política de la crisis. De hecho, los investigadores de este estudios muestran que cuanta mayor es la tasa de mortalidad y el porcentaje de afectados por la enfermedad, peor es la opinión de la gente sobre cómo su país ha gestionado la crisis. En el panorama global, los balances más positivos obtenidos en este estudio coinciden con los territorios asiáticos. Y los más negativos, con los suramericanos. Aunque, claro está, cada nota debe interpretarse en su contexto.  

Más información y más políticas sociales

Las mismas preocupaciones que impregnan el balance español son las que, a grandes rasgos, también se reflejan en los demás países encuestados. Este resultado, lejos de ser una coincidencia, mostraría algunas de las carencias estructurales que ha destapado esta crisis; las desigualdades sociales y la falta de políticas públicas para proteger a los más vulnerables. Estas cuestiones no solo protagonizan las actuales preocupaciones de la ciudadanía, sino que también se erigen como los principales retos de cara a futuras oleadas de contagios.

En esta nueva normalidad de convivencia (forzada) con el virus, también urge "mejorar la comunicación" entre autoridades y ciudadanía. "No es suficiente anunciar que las mascarillas son obligatorias y amenazar con multas. Hay que dar más información a la ciudadanía para que entienda el porqué de esta restricción", explica Lázarus, quien apela a la educación, la solidaridad y la empatía como los principales ejes para estos tiempos pandémicos.

Suscríbete para seguir leyendo