Sabadell, en alerta por los rebrotes

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Elisenda Colell

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En pantallas de tráfico, en marquesinas de autobuses e incluso a través de altavoces instalados en furgonetas que recorren la ciudad. El mensaje es el mismo. "Lávense las manos, mantengan distancias de seguridad y pónganse la mascarilla". Sabadell (Vallès Oriental) ha redoblado la prevención para tratar de aliviar el avance imparable del coronavirus en la cocapital del Vallès. La Generalitat se ha comprometido a instalar en los próxmos días carpas móviles para hacer tests masivos. El hachazo de la enfermedad se nota especialmente en los barrios más humildes de la localidad, donde los vecinos tratan de sobrevivir con resignación.

Es mediodía, y las terrazas de la plaza mayor, en el centro de Sabadell, están medio llenas. "Los últimos días se ve menos gente en la calle, hay miedo a coger el virus, pero también está el factor agosto y vacaciones: mucha gente se ha ido de la ciudad a pasar unos días fuera", apunta Natalia Cordero, camarera del Bar Canalla. También señala que por las noches muchas personas que salen de fiesta por la calle no llevan mascarilla, y para remacharlo, hace dos semanas una muchedumbre improvisó una fiesta multitudinaria en la calle para celebrar el ascenso a Segunda división del Centre d'Esports Sabadell

"Lo que nos preocupa es la zona sur de la ciudad", coinciden Júlia, Yayza, Marta y Mayka. Están en lo cierto: los barrios de Espronceda, Campoamor, Les Termes o La Creu de Barberà concentran más del tercio de los contagios en la ciudad. "Allí viven muchas familias compartiendo habitaciones en pisos muy pequeños, en unas condiciones higiénicas lamentables y que la mayoría de ellos han perdido el empleo", señala una de ellas. Todas se conocen el barrio al dedillo, son maestras de primaria allí. "Estamos sufriendo por lo que pueda pasar durante el curso, muchas familias se han quedado sin nada", añaden.

El ambiente en el barrio es desolador. Todo el mundo conoce a alguien que, o bien se ha contagiado, o bien está confinado en casa por haber estado en contacto con algún positivo. Algunos comercios permanecen cerrados porque ha habido brotes, entre ellos las dos peluquerías del barrio."Yo cruzo los dedos para que no me toque, el otro día anulamos un cumpleaños porque una mamá dio positivo", explica Abneris, madre y vecina del barrio. Teme contagiarse, pero ahora el virus es el último de sus problemas. "Como gracias a los servicios sociales", explica tras haber perdido el empleo de cuidadora del hogar durante la pandemia, y haberse agotado los fondos de la beca comedor con la que alimenta a su hijo. 

"Mi problema ahora es que no sé cómo pagaremos el alquiler. Llevo un mes llamando para pedir el Ingreso Mínimo Vital, y nadie te atiende", se queja Lewis. Su mujer está embarazada, él ha perdido el empleo de mozo de almacén, y su suegra, también en casa, tiene cáncer. Conoce más de 10 casos que han dado positivos, y tiembla solo de pensar que le toque a él. "Es lo último que nos faltaba, un rebrote aquí"

"Pues a mí lo que menos me gusta es que ya no podemos dar abracitos", responde el pequeño Yosua junto a su padre camino para casa. Su padre, Carlos, lleva en paro desde antes de la pandemia. "Suerte que el casero nos bajó el alquiler", reza.