Sorprendente experiencia sensorial

El primer cíborg reivindica el derecho a implantarse tecnología en el cuerpo

El primer cíborg da una conferencia en Barcelona

El primer cíborg del mundo reivindica la robotización humana como extensión de los sentidos. / periodico

Óscar Hernández

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Neil Harbisson, de 35 años, lleva una antena implantada en el cráneo desde los 21 y un chip en una rodilla. Es el primer cíborg (acrónimo de cibernético y orgánico) del mundo. Se sometió a la intervención de la antena para, entre otras cosas, mejorar su percepción visual ya que no es capaz de ver los colores, solo grises, porque padece acromatopsia. Dede el 2004 lleva esa antena con un chip que convierte las ondas de luz en frecuencias de sonido que percibe como notas musicales. El ingenio le ayuda, dice, a "escuchar los colores". El chip de la rodilla le permite saber dónde está el norte magnético, cualidad de la que gozan algunas especies animales. Harbisson, que ya planea un tercer gadget para su cuerpo, reivindica este tipo de implantes.

Harbisson ha sido hoy la estrella de la International HR Conference (conferencia internacional de recursos humanos) que, organizada por Advantage Consultores, ha reunido este viernes a 200 directivos de 30 nacionalidades frente a una docena de ponentes en la Torre Telefónica, junto al Fòrum de Barcelona, para debatir sobre el futuro del trabajo en el que la tecnología y especialmente la inteligencia artificial van a marcar el ritmo.

Escuchar las caras

Harbisson ha contado que él mismo diseño la antena con la ayuda de expertos y que ésta le ha cambiado la vida. "Todo lo que miro tiene un sonido", ha explicado. Hasta caras de las personas le generan un retrato sonoro. "Una de las primeras personas a quien pregunté si podía escuchar su rostro fue el principe Carlos de Inglaterra y se quedó muy sorprendido –ha añadido–. Os puedo decir también que Robert de Niro tiene una melodía en sus labios porque tienen diferentes tonalidades de rojo".

Gran Bretaña precisamente fue el primer país que reconoció a Harbisson, artista vanguardista, como cíborg y hasta le permitió fotografiarse para el pasaporte con su peculiar antena. Esta mañana este artista ha defendido el derecho de las personas a incoporar la robótica a sus cuerpos para "diseñarse como especie". 

Ultravioletas e infrarrojos

Sobre las razones por las que se puso la antena para escuchar los colores ha contado:  "El color es un elemento muy importante y no quería estar excluido socialmente". Con el mecanismo escucha la frecuencia del color y la memoriza para identificarlo. También decidió que dentro de su abanico de vibraciones se incluyera la luz ultravioleta y los infrarrojos, en un intento de sobrepasar los límites humanos.

"Un médico de Barcelona anónimo accedió a operarme", ha confesado, a quien un primer cirujano le planeto problemas bioéticos. "Me4 dijo que la antena no es una parte preexistente del cuerpo y que no es ético superar el espectro sensorial de los humanos". "La condición de cíborg -ha subrayado- me acerca más a la naturaleza, permitiéndome percibir elementos naturales que los humanos no perciben y estar más cerca de otras especies".

Útiles para el medio ambiente

Harbisson sostiene que estos implantes hasta pueden ser útiles para el medio ambiente. "Para vivir mejor ya no hace falta cambiar el planeta, sino cambiarnos a nosotros mismos". "Si tuviéramos visión nocturna, no haría falta usar tanta electricidad. Y si en lugar de regular la calefacción, pudiéramos regular nuestra propia temperatura, tampoco", ha dicho.

A la antena de su cabeza ye el chip de la rodilla, Harbisson, británico hijo de madre catalana, quiere añadir ahora un injerto en la cabeza para saber dónde está brillando el sol en cada momento. "El objetivo no es saber qué hora es en Londres -ha matizado-, sino crear ilusiones en el tiempo haciendo que los momentos duren más o menos, según se desee".  

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