Cuarta sesión del juicio

Ana Julia Quezada, al meter a Gabriel en el coche: "Ahora a llevárselo de aquí"

Juicio a Ana Julia Quezada al llegar a la Audiencia Provincial de Almeria

Juicio a Ana Julia Quezada al llegar a la Audiencia Provincial de Almeria / periodico

Julia Camacho

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Ana Julia Quezada en ningún momento colaboró con la investigación que se llevó a cabo en marzo de 2018 para tratar de localizar al pequeño Gabriel Cruz. No solo hizo pensar durante dos semanas que el niño estaba vivo y tal vez secuestrado, que es la hipótesis con la que se movieron los agentes en todo momento, sino que además mentía continuamente, lo que hizo sospechar acerca de los motivos de esas mentiras en plena desaparición del niño.

El agente de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que estuvo asignado a Quezada desmontó ayer de un plumazo la versión del dolor y el arrepentimiento que la acusada por el crimen del niño de ocho años quiso mostrar al jurado popular. Desde el primer momento ocultó información y detalles de su vida pasada, algo extraño en un momento en el que todos los esfuerzos y atenciones del entorno del menor estaba puesto precisamente en el pequeño. El foco se fijó en ella nada más descartarse la implicación del acosador de Patricia Ramírez, madre del niño, porque “ya estaba mintiendo” y “ocultó ciertas verdades sobre su persona, y no tenía sentido que nos mintiera en ese momento”, narró el agente ante el tribunal.

"Buscaba cobrar dinero"

La veintena de agentes que declararon este jueves en el juicio, en el que además se mostró al jurado la reconstrucción de los hechos, certificaron Quezada hizo lo posible ocultar el cuerpo y los aperos con los que mató al niño, y no dio muestras de querer entregarse. Su nula voluntad de colaboración quedó también patente al descubrir que era ella quien animaba al padre de Gabriel a ofrecer una recompensa por alguna pista que condujera al niño, lo que indujo a la Guardia Civil a sospechar que, aunque les sonara muy “macabro”, “además de lo que había hecho, buscaba cobrar un dinero”. No obstante, desde el momento de su detención, la acusada se aferró a la versión de una muerte accidental a raíz de los insultos proferidos por el niño. Es más, alguno de los agentes desveló ante el tribunal que durante los días de desaparición ya había hablado mal de Gabriel y subrayado esa “agresividad” del niño hacia ella.

Otros de los agentes relataron cómo, el día de su detención, tenía las manos y la sudadera manchadas de tierra, la misma que envolvía el cuerpo del menor. Los agentes la fotografiaban a distancia en Rodalquilar, y fue cuando se dieron cuenta de que el bulto que llevaba en sus brazos en dirección al maletero era el cuerpo inerte del niño. Tras ser detenida, y mientras le ponían los grilletes, Ana Julia se desgañitó chillando “Ángel, te quiero mucho, quiero a Gabriel, mi perro está dentro”.

Mientras tanto, y a falta de una semana de juicio, la madre del niño pidió ayer que se “actúe urgentemente en la adopción de un pacto de Estado que prohíba expresamente emitir los contenidos relativos a cómo murió” su hijo y “qué le hicieron”. En un comunicado, la mujer incidió en el derecho que, como padres, tienen a que “no se publiquen aquellos aspectos morbosos sobre cómo murió” Gabriel, subrayando además que “el hecho de que la información exista no habilita a los medios de comunicación para destrozar la imagen de mi pequeño”.