Adriático, Egeo y costa catalana, las áreas más amenazadas del Mediterráneo

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Los mares Adriático y Egeo, la costa africana y el litoral de Cataluña son las zonas del Mediterráneo más amenazadas por el impacto de la actividad humana, según un estudio de la Universidad de Barcelona (UB), que advierte que estos lugares son potencialmente más vulnerables al calentamiento global.

El trabajo, que publica la revista 'Scientific Reports', ha sido dirigido por el investigador Francisco Ramírez, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio).

El equipo de Ramírez ha analizado y distribuido espacialmente la información existente sobre multitud de impactos que están afectando de manera simultánea, y posiblemente sinérgica, a todo el mar Mediterráneo: desde impactos climáticos como el incremento en la temperatura del mar, hasta la presión pesquera sobre los recursos naturales o cambios en las condiciones fisicoquímicas.

El resultado es una representación espacial de los lugares más afectados por la actividad humana, una información que permite identificar las zonas donde se debería actuar localmente para minimizar los impactos del cambio climático.

Para delimitar espacialmente los impactos potenciales que afectarían el mar Mediterráneo, los investigadores han combinado múltiples metodologías y bases de datos, como las series temporales más largas existentes de datos de teledetección -imágenes de satélites espaciales-, que proporcionan información, por ejemplo, sobre la temperatura de la superficie marina.

También han utilizado datos sobre la distribución de la presión pesquera proporcionada por Global Fishing Watch.

"Al superponer espacialmente todos estos impactos, hemos identificado aquellas áreas marinas que están particularmente amenazadas y que, por tanto, merecen una atención especial si se quiere conservar los recursos o la biodiversidad que contienen", señala Ramírez.

Según el estudio, hay determinadas zonas particularmente vulnerables como el mar Adriático, el mar Egeo, la costa africana o el mar del área catalana, donde la intensidad de pesca es muy elevada.

Si a esto se añade el incremento de la temperatura del mar provocada por el calentamiento global, el resultado es que habrá especies de gran valor comercial como la sardina que se verán particularmente afectadas, ya que son extremadamente sensibles a el incremento de la temperatura.

"Saber cómo se distribuyen espacialmente estas amenazas puede ayudar a gestionar determinadas actividades como la pesca. Por ejemplo, puede servir para regular estas actividades en áreas de mucha afectación, o desplazar la pesca en zonas que estén menos impactadas por otras amenazas", según Ramírez.

En su trabajo, los investigadores remarcan que las administraciones locales no pueden por sí solas combatir el cambio climático, ya que requiere el consenso y la actuación de toda la comunidad internacional.

"Sin embargo -señalan-, gestionando otros posibles impactos más locales se puede disminuir la vulnerabilidad de determinadas áreas y ecosistemas al cambio climático".

"Con esto no queremos decir que no se ha de combatir el calentamiento global, pero a corto o medio plazo una posible medida de mitigación pasaría por gestionar estos otros impactos más locales", concluyen.