Gente corriente

Alberto Tortolero: "A los jóvenes les da miedo coger la maleta y marcharse"

Eurófilo. Un Erasmus le cambió la vida y ahora él anima a los jóvenes a salir a ver mundo. ¡Es gratis!

«A los jóvenes les da miedo coger la maleta y marcharse»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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Bruselas -es decir, los contribuyentes de la Unión Europea- destina nada menos que 14.700 millones de euros a fomentar el espíritu europeo y el intercambio cultural a través de programas de movilidad internacional para jóvenes. Sorprendentemente, muchas de estas ayudas no se aprovechan, bien por desconocimiento o por temor.

-Su eurofilia empezó con un viaje a Turquía.

-A los 16 años yo creía que Barcelona era el centro del mundo, pero en un intercambio juvenil de la Comisión Europea descubrí Estambul, una ciudad diez veces más grande y una cultura totalmente distinta que me fascinó. Me di cuenta de que tenía mucho por descubrir y decidí empezar por España, seguir con Europa y después el mundo.

-¡Si apenas era un adolescente!

-De lunes a viernes iba al instituto y los fines de semana viajaba por mi cuenta a otras ciudades españolas. Me sentaba en un café y conversaba con la gente. A través de la experiencia empecé a aprender cosas que no se aprenden en los libros. Fue mi primer contacto con la educación no formal.

-Próxima parada: Europa.

-Me matriculé en Económicas y pedí un crédito para hacer un Erasmus en Italia. Allí me di cuenta de dos cosas:  que no tenía ni papa de idiomas y que no quería volver. Quería seguir viajando, aprender idiomas, conocer otras culturas...  Pero no tenía un duro.

-Pequeño detalle...

-Pues encontré la forma de hacerlo. A través del Servicio Voluntario Europeo me fui a vivir y a estudiar a Inglaterra y durante los años siguientes aproveché varios programas educativos y de formación. Viajaba mucho y ya no sabía dónde tenía mi casa. Tengo la carrera de Económicas y dos másteres, pero no me dan trabajo por eso sino porque he vivido en varios países y hablo cinco idiomas.

-Con todo ese bagaje volvió a Barcelona.

-Me había formado en economía pura y dura -depredadora, diría-, pero al llegar aquí le di un vuelco a mi especialización. Ya no quería trabajar en un banco ni esforzarme para que la familia Botín ganase más dinero, sino dedicarme a la economía social, a gestionar proyectos destinados al bien común con recursos muy escasos.

-De ahí nació la Asociación Mundus.

-Hemos abierto una oficina en Badalona para dar a conocer las oportunidades que ofrece el Servicio Voluntario Europeo, asesorar a los jóvenes y tramitar su envío a otros países. Solo pedimos dos cosas: motivación y que tengan entre 17 y 30 años [www.asociacionmundus.com].

-Oiga, ¿y no tendrán por ahí algún proyecto para mayores de 40?

-Había un programa para mayores de 50, pero la Comisión Europea lo ha retirado.

-Lástima. ¡Tendrán colas de jóvenes!

-¡Qué va! Les digo que se vayan a Inglaterra, que les pagan el viaje, la casa, un curso de idiomas y además les dan trabajo, y no van. A los jóvenes españoles aún les da  miedo coger la maleta y marcharse.

-¿Por qué?

-Es una cuestión cultural. En Alemania a los 18 años te dejan un año para que pienses qué quieres hacer con tu vida, y qué mejor manera de pensarlo que descubriendo mundo; por eso fomentan la movilidad. En España tienes que elegir una carrera antes de terminar el bachillerato y no nos movemos de casa hasta acabar la universidad.

-¿Qué ventajas tiene salir al mundo?

-La educación no formal a través de la experiencia permite desarrollar multitud de competencias (lingüísticas, de trabajo en equipo, etcétera) que te diferencian de los demás. El mercado laboral está saturado de titulitis; cada vez se piden menos títulos y más competencias. ¡Y poder desarrollarlas sale gratis!