Gente corriente

Joan Font Pons: «A la magia le debo lo que soy ahora: me siento útil»

Me enseña un juego de magia. Me doy cuenta de que estoy mirando hacia donde él quiere.

«A la magia le debo lo que soy ahora: me siento útil»_MEDIA_1

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CATALINA GAYÀ

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Llego a casa de un mago y en su taller, además de cubiletes y cartas, hay coladores, vasos de refresco. «Cualquier artilugio sirve para hacer magia». Sobre el dintel de la puerta de su taller hay un cartel en el que se lee Magic Tools. Seguro que les suena.

-¿Se define como aficionado a la magia?

-Solo hice de mago una temporada corta. Mi padre no estaba de acuerdo con que fuera mago, aunque luego propició varias ocasiones para que yo actuara.

-Espere, Juan Tamariz le llama «manitas de plata»...

-Le explico. Me dediqué a la construcción, pero nunca dejé la magia. Por eso digo que soy aficionado a la magia, pero lo que también digo es que soy un profesional del diseño y construcción de los juegos de magia.

-Vaya por pasos.

-No es suficiente pensar un juego. Hay que construir las primeras unidades y corregirlas a medida que las vas haciendo. Es un proceso largo. En mis juegos incluyo presentaciones, instrucciones y lo que llamamos la charla, que es importantísima.

-¿Cuántos juegos de magia ha hecho?

-[Se ríe] No lo sé.

-Tendrá uno del que se siente orgulloso.

-De los dos volúmenes de Cartomagia de artesanía. Son joyas para coleccionistas.

-¿De dónde le viene la afición?

-Estaba en un colegio interno y dos compañeros franceses me enseñaron un juego. Me picó la mosca de la magia. Quise saber cómo se podía repetir [Silencio largo] y lo hice.

-¿Cuándo se dio cuenta de que era un diseñador de juegos de magia?

-Hubo un tiempo en el que tuve una obsesión que me duró años: pensé que hacer magia con artilugios de magia hace sospechar a la gente. En cambio, si los objetos son de uso diario el público no se pone en alerta. Un día recibí un recipiente japonés con el que se hacía una rutina con dados. Cambié el producto: ¡un colador serviría igual y la gente no sospecharía!

-¿Lo hizo?

-El juego se llama Caldo mágico, y tuvo un éxito internacional. Con la misma lógica estoy preparando Cubiletes con vasos desechables de papel parafinado, que aún está pendiente de divulgación.

-¿Qué magos han utilizado sus juegos?

-Los magos muy famosos solo quieren hacer sus juegos. Los tienen incorporados a sus reflejos, y así pueden mirar al público. Mis juegos van dirigidos a los aficionados.

-No sea modesto, por favor.

-Colaboré en la construcción de un material para el juego que le sirvió al mago portugués Helder Guimaraes para ganar el primer premio de cartomagia en el congreso de Estocolmo, en el 2006. Ideé y construí Carta en el cuadro para Oriol Rusca y Tino Call,

con el que ganaron el primer premio de cartomagia en el congreso de Granada, en el 2001. De este juego existen precedentes, pero solo el mío funciona con carta elegida y firmada por un espectador.

-Y sigue diciendo que es un aficionado.

-A la magia le debo lo que soy ahora: me siento útil, con ganas de vivir. Cuando murió mi esposa, yo podría haber muerto. Escriba: la gente necesita una afición.

-Su vida no se explica sin la magia.

-Durante 25 años fui a las jornadas de cartomagia de El Escorial. Formé parte del grupo C, e hicimos un libro que llamamos La carta tratada. Experimentamos con un pegamento e inventamos un producto que permite al mago manejar las cartas con más libertad. Los buenos magos saben hacerlo, pero no todos los aficionados.

-¿Ve como es verdaderamente un mago?

-¿Le enseño mi último juego?