INICIATIVA CONTRA LA INSEGURIDAD CIUDADANA

Abuelos con escolta

A la peluquería 8 Maria del Mar Munné, de 91 años, acompañada por Pepita Roig, presidenta de Amics del Barri Fortuny de Reus.

A la peluquería 8 Maria del Mar Munné, de 91 años, acompañada por Pepita Roig, presidenta de Amics del Barri Fortuny de Reus.

RAFAEL MORALES
REUS

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«Siento una inseguridad total al salir de casa», explica Joan Llort, de 87 años. Todavía no se le ha pasado el susto que le dieron a principios de febrero, cuando le atracaron al salir de la sucursal de una caja de ahorros del barrio de Fortuny de Reus cuando acababa de sacar 360 euros con la cartilla. Le dieron un fuerte empujón por la espalda, lo estamparon contra la pared y cayó al suelo, mientras el autor iba directamente al bolsillo donde guardaba la cartilla con el dinero. Joan tardó un mes en recuperarse de las heridas en la cara y las costillas. A su vecina Maria del Mar Munné, de 91 años, y al menos a otra media docena de ancianos del barrio les ha pasado algo parecido, y ahora tienen miedo a salir a la calle.

Hartos de esta situación, los vecinos se están organizando para atender a los mayores con un servicio de voluntarios que animan a los ancianos a salir a la calle y los acompañan para que se sientan seguros. Van con ellos a hacer gestiones al banco, a comprar, a la peluquería o a dar un simple paseo.

Los promotores de esta iniciativa no culpan a nadie. Ni al Ayuntamiento, ni a la crisis, ni a los recortes.«Ni reclamamos nada ni nos quejamos. Somos nosotros los que queremos hacer algo por el bienestar de barrio»,explica Juanjo Casanovas, miembro de la asociación de vecinos y voluntario de Cáritas, que en el barrio proporciona alimentos de forma regular a 180 familias.«La gente mayor no es que tenga miedo; tiene pánico a salir a la calle»,afirma. «Cuando pasa esto es que algo falla en nuestra sociedad», añade.«El ambiente del barrio se ha deteriorado»,constata asimismo Pepita Roig, presidenta de la asociación de vecinos Amics del Barri Fortuny.

Nuevos vecinos

Fortuny es de los primeros barrios que se construyeron en la capital del Baix Camp a finales de la década de 1950. Sigue habitado por los jóvenes que llegaron en aquella época y que se han hecho mayores en casas o pisos sin ascensor de una de las zonas más tranquilas de la ciudad. Al menos hasta hace muy poco.«Las cosas han cambiado mucho en los dos últimos años»,ratifica Roig. Ha llegado mucha gente nueva que compra, alquila u ocupa las viviendas, en muchos casos procedente«de zonas conflictivas de la ciudad», en riesgo de exclusión social o metida de lleno en la marginación.

Con la colaboración de Cáritas y de la entidad juvenil La Patacada, la asociación de vecinos ya ha puesto en marcha el servicio de acompañamiento, y sigue trabajando para perfeccionarlo y extenderlo a otros barrios de la ciudad, explica Roig. Para ello está realizando un censo de voluntarios y de las personas que necesitan acompañamiento.

«¡Qué bien poder salir un rato y hablar con la gente!»,le sale del alma a Maria del Mar cuando se dispone a entrar en la peluquería. Esta anciana, que vive sola, tuvo que pasar cuatro meses en un centro sociosanitario para recuperarse de los golpes después de que la atracaran, a finales del año pasado.

Joan explica que tras el ataque que sufrió el 5 de febrero, toma más precauciones al salir a la calle:«Vigilo más cuando salgo, miro a ver quién está a mi lado y voy por el medio de las calles».Su esposa, Paquita Domingo, de 83 años, confiesa que está haciendo un esfuerzo para convencer a su marido de que tiene que seguir saliendo y haciendo la misma vida de antes. «Temo que se quede con miedo para siempre»,explica Paquita, que procura no llevar joyas cuando sale de casa.«Vivo pobre para morir rica»,bromea.

Trapicheo de drogas

Otra vecina explica más ejemplos: «Gloria es tímida, pero le gusta arreglarse y salir guapa. Ahora no se atreve a salir a la calle».La asociación de vecinos solo tiene constancia de dos denuncias por robos, pero la retahíla de casos sigue creciendo.«A Asunción la asaltaron el 16 de agosto del año pasado, la empujaron dentro del portal de su casa, en la avenida de Astorga, y le arrancaron la cadena que llevaba en el cuello». También vive sola y estuvo dos meses convaleciente.

«No todos son iguales, pero está viniendo un tipo de gente que está degradando el barrio. Ocupan pisos y pinchan de forma ilegal la luz y el agua, pero lo peor es que se dedican al trapicheo de drogas y atraen a más gente de este tipo»,relata Casanovas. Las redadas policiales son cada vez más habituales en este y otros barrios de Reus. En enero fueron detenidas cinco personas en la zona de la calle del Escultor Rocamora, y a finales del 2012, otras siete pertenecientes a un clan familiar dedicado a la venta de drogas.