Inseguridad en las áreas rurales

Las primeras patrulleras

Vigilantes en Gimenells 8Inma Ojer, con Javier Molina y Javier Feba, el domingo, antes de salir a patrullar.

Vigilantes en Gimenells 8Inma Ojer, con Javier Molina y Javier Feba, el domingo, antes de salir a patrullar.

ROSA MATAS
GIMENELLS

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Mujeres al frente del somatén. Las patrullas de vigilancia en los pueblos de Lleida ya no son exclusivas de varones. Ni siquiera ya son solo de propietarios agrícolas. Mujeres y hombres que se dedican a otras actividades empiezan a formar parte de las patrullas. Se suman a esas guardias con el objetivo de hacer saber a los ladrones que hay mil ojos vigilando los movimientos en los alrededores de esos pueblos.

Inma Ojer tiene 27 años y es administrativa en una empresa de la construcción. Esta joven se ha metido de lleno en la organización del somatén de Gimenells. «Soy una persona del pueblo y haré cualquier cosa por ayudar a que las cosas mejoren. Lo que hacemos es vigilar las tierras y las casas», explica convencida Inma, a quien no parece importarle que el conseller Espadaler ya no dé amparo legal al somatén. «No puede ser que nos sigan robando. Hay que parar esto. Hace poco entraron en dos casas», dice preocupada esta mujer, a la que le volverá a tocar vigilancia la noche del 23 de marzo.

Muchos candidatos

Inma no es la única mujer en unos somatenes que, hasta ahora, estaban poco abiertos a la presencia femenina. En las reuniones fundacionales de esas patrullas, convocadas generalmente en locales municipales, no solía haber mujeres. De hecho, los somatenes de Alcarràs, Maials, Albesa o La Portella son solo de hombres. En Almacelles, en cambio, no. Judith Bosch, una barcelonesa de 31 años, hace turno con su esposo en esa localidad. «No vamos a dejar solos a nuestros maridos mientras vigilan nuestras tierras. Por ejemplo, si nos quitan el sistema de riego no tenemos dinero para instalarlo de nuevo», comenta.

Almacelles tiene el somatén más numeroso. El Sindicato de Riego llama a todo vecino que tiene fincas para regar para que se sume a la vigilancia. Aunque son muchos los que piden pasar el turno, al ser 600 candidatos en la lista las vigilancias son de tarde en tarde. Según Judith, «eso hace que el somatén no sea muy pesado». «Cada dos meses nos puede tocar una noche, yo estuve en una hace tres semanas y otra cuando empezaba el somatén». En ninguna de las dos noches hubo incidentes. «Y si hubiera visto alguna fechoría, lo que teníamos que hacer es avisar a la urbana o a los Mossos», cuenta.

A Aragón se ha extendido también, no solo el somatén, también su feminización. En Albelda, un pueblo oscense de La Franja, el somatén cuenta con mujeres. De hecho, una de sus impulsoras es Rosa Marques: «Somos unos sesenta vecinos y vecinas y vigilamos en grupos de tres personas». Y da sus razones para organizar esas patrullas. «Tuvimos cuatro entradas para robar en una sola noche; tenemos que evitarlo», argumenta.

Imitar a los vecinos

Los miembros de los somatenes recién creados buscan hacer toda la publicidad posible, para que así llegue la noticia a oído de los posibles ladrones. «Queremos que se sepa que hemos empezado a vigilar. Todos los pueblos de alrededor lo hacían y hemos visto cómo a ellos les roban menos; hay que evitar que nos entren a nosotros», dice Juan Carlos Roure, propietario de la gasolinera de Gimenells, resumiendo las razones por las que forma parte de las 30 personas que patrullan en su pueblo.

El pasado domingo por la noche, en la patrulla participaron Javier Molina y Javier Feba. Fue una noche tranquila, sin sobresaltos. «No vimos nada», contó el lunes por la mañana Molina tras cinco horas de vigilancia. Como la inmensa mayoría de los payeses a los que les han robado herramientas, Molina insiste en que la solución pasa por controles intensivos en las chatarrerías.

Algunos propietarios han contratado también vigilantes. Y vigilantas. Es el caso de la checa Susana Navratilova, que ha sido empleada, junto a su marido, para vigilar por la noche una finca de cereales de 1.200 hectáreas que ha sufrido numerosos robos de mecanismos de riego.