la reforma laboral y el derecho a la salud

El miedo al despido y a perder salario hunde las bajas laborales

ÀNGELS GALLARDO / Barcelona

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Cocineros y camareros de restaurantes del centro de Barcelona son, posiblemente, los profesionales que con más frecuencia rechazan en estos tiempos el certificado de incapacidad transitoria -la baja laboral expedida por el médico de familia- que les ofrecen sus doctores cuando están enfermos. Tras ellos, muestran esa misma actitud empleados de mantenimiento y limpieza de pequeñas empresas, y personal de comercios. En el último año se han reducido en un 7,4% los certificados de incapacidad transitoria expedidos en Catalunya entre la población activa, indica el informe correspondiente al 2012 del Institut Català d'Avaluacions Mèdiques i Sanitàries (ICAMS), el organismo que registra las bajas por enfermedad.

El dato no significa que la población con trabajo haya enfermado menos, sino que ha desatendido su malestar, advierten los médicos. Dejar el cuerpo en reposo cuando se sufre un catarro con fiebre, una gripe, vómitos por un contagioso virus intestinal o incluso una lumbalgia de las que le dejan a uno doblado, ya no se hace con la confianza que proporcionaban los derechos laborales, hoy recortados por la reforma laboral del Gobierno de Rajoy, sino todo lo contrario. «Hay mucho miedo a coger la baja, y con razón, porque todos conocen a alguien que ha perdido el trabajo de forma fulminante por faltar unos días o no le han renovado el contrato, que casi siempre es temporal», asegura Susana García Pleyan, médico de familia en el CAP Raval Sud, de Barcelona. No habla de oídas. «Le ha ocurrido a empleados de restaurantes, de esta zona, pacientes míos».

MENOS DE 15 DÍAS // En el 2012, el ICAMS contabilizó 843.996 bajas laborales por dolencias comunes -no accidentes laborales o de tráfico-, 68.000 menos que el año anterior. La edad media de quienes faltaron al trabajo por estar enfermos aumentó ligeramente, y se situó en los 39 o 40 años en hombres y mujeres. La duración de la ausencia en el trabajo osciló entre 1 y 15 días en el 66% de los casos. En el 2011, el 76% de los certificados aludieron a una baja de 1 a 30 días.

Han aumentado las ausencias, firmadas por un médico, de menos de tres días de duración: en el 2011 fueron el 28% del total, y en el 2012, el 32%. Estos certificados son, no obstante, exponentes de malestares muy incapacitantes, ante los que no hay más remedio que sucumbir porque la fiebre es alta o el dolor insoportable. Desde la reforma laboral del PP, salvo si se está protegido por un convenio específico de empresa, los empleados ausentes por enfermedad no cobran el salario de las primeras tres jornadas de baja. Los funcionarios cobran el 50%.

«Yo veo a muchos pacientes que no deberían ir a trabajar, porque están enfermos, pero van -añade la doctora García Pleyan-. Lumbalgias, bronquitis, diarreas graves. Les digo que cojan la baja unos días porque veo que están en precario, pero responden que no se lo pueden permitir», explica.

RAZONES OBJETIVAS // En opinión de Antoni Mateu, director de la Agència de Salut Pública de Catalunya, «no existen razones objetivas» que permitan atribuir el descenso del número de bajas al miedo a perder el empleo: «Lo único que podemos decir es que hay menos personas con incapacidad laboral transitoria, y que están menos días de baja».

Mateu elogia el modelo catalán por el que se controla la idoneidad de que un trabajador se ausente por causa médica. « Hay un buen nivel de eficiencia y cumplimiento, las mutuas están más contentas aquí que en el resto de España -asegura-. El nivel de absentismo laboral es uno de los factores que valoran las empresas al instalarse en una zona».

En el 2012, las infecciones respiratorias, las alteraciones óseas y musculares y las enfermedades cardiovasculares fueron las dolencias que con más frecuencia motivaron una incapacidad laboral transitoria. Quienes más a menudo las solicitaron fueron empleados de comercio y «reparadores de vehículos», es decir, mecánicos de coche, explica Mateu. En tercer lugar, figuraron los empleados de la construcción -hace 10 años encabezaban la lista- y los trabajadores de la industria manufacturera.

SIN SEGURO // Al margen de quienes solicitan legalmente una baja laboral, los médicos reciben a decenas de pacientes que aunque están trabajando no cotizan a la Seguridad Social. «Estos también van a trabajar estando enfermos -asegura Josep Franch Nadal, médico de familia en un CAP de Barcelona-. Hay mucha precariedad. La gente aguanta todo lo que puede. Me dicen: 'deme algo para salir del paso, pero no quiero la baja, porque con lo que me descuentan, no llego a fin de mes'. Nada que ver con lo que pasaba hace años».