SOCIEDAD

Las vacaciones agravan la soledad de la tercera edad

FIDEL MASREAL

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El nuevo modelo de familia, cada vez más individualizado, hace que el verano constituya un periodo de mayor riesgo de soledad y de incremento de los miedos para un colectivo que ya es víctima propiciatoria de la falta de compañía el resto del año. En verano, desaparece la red informal de apoyo: cierra el comercio al que van a comprar el pan y la mayoría de vecinos de la escalera se van de vacaciones. Y los hijos o bien se van de vacaciones o bien convierten a los abuelos en canguros de los nietos.

Así que el riesgo de que los ancianos sufran con más intensidad la soledad es mayor que en otras épocas del año. «Se quedan en casa y se sienten más solos que nunca porque su entorno se va. A veces en el edificio donde viven desaparece casi todo el mundo. La tienda a la que van a comprar el pan está cerrada. Son fechas sensibles, tienen más miedos. La teleasistencia lo ha paliado, pero no les hace gracia quedarse solas en la escalera», explica

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