LA EXPERIENCIA DE UNA FAMILIA
Vigilancia ante lo desconocido
Unos padres iniciaron la supervisión al ver que su hija tenía una amiga anoréxica enganchada a los foros
Cristina Martín es madre de una niña de 16 años, un niño de 12 y una niña de 7. Viven en Majadahonda (Madrid). Cuando una compañera de su hija ingresó en un hospital por anorexia, su familia supo que llevaba tiempo conectándose a un foro en la que las chicas enseñan sus trucos para no comer, un asunto que sorprendió hasta a sus compañeras. Martín no quiere que le ocurra. Por eso entró con su hija en esa página y luego decidió con su marido contratar un servicio de control parental de internet.
«Si uno de mis hijos está en esa situación, yo quiero saberlo. Conocer el problema no te lo quita, pero ayuda a resolverlo»,dice Cristina. A sus hijos les explicó que su ordenador tendría desde ese momento una especie de antivirus capaz de detectar las visitas comprometidas. Asegura que no quiere meterse en su intimidad, que no lee conversaciones como otras madres, pero admite que en algún momento puede cambiar de actitud si lo cree conveniente.
Cuando sus hijos consultan webs seleccionadas, el teléfono de su marido recibe un mensaje. Ha habido algún susto. Con final feliz. Un día su esposo recibió una alerta sobre droga.«Mi hija me había dicho que hacía un trabajo de clase. Sin acercarme al ordenador, le pregunté sobre qué trabajaba y me respondió que sobre opiáceos»,cuenta.
Ante todo, prudencia
Cristina, que ha elegido sexo, drogas, anorexia y bulimia entre sus preocupaciones, recomienda prudencia ante cualquier aviso por las muchas curiosidades adolescentes relacionadas con el sexo y otros muchos temas. Para ella era muy complicado conocer los itinerarios en la red de su hija, porque los adolescentes llegan a una edad en la que saben borrar historiales.
Los controles sistemáticos le han servido para descubrir algunos engaños. La adolescente estaba castigada sin usar internet por las notas, y en el parte de la empresa detectó que había 10 horas de conexión a Tuenti en las que hablaba con un vecino. La familia descubrió que la chica«se levantaba por la noche para conectarse»a la red. Cristina supone que la niña llegó a poner el despertador para encender el ordenador.
En su casa, la utilización de internet está limitada a 18 horas semanales, dos diarias y un poco más durante los fines de semana. En vacaciones el uso fue mayor, por lo que la madre recibió el correspondiente aviso. El control, como esperaba, también le ha dado alguna alegría. Su hijo Pablo, que está empezando a conectarse y tiene un problema de déficit de atención, tiene un gran interés por el diseño de coches a juzgar por las preferencias cuando entra en internet.
Solucionado el circuito que recorren sus hijos, su preocupación ahora es la inmensidad de imágenes de sexo que pueden salir en cualquier página de juegos infantiles.«Cuando la niña pequeña me dice 'mamá, salen culos y tetas', yo le digo que clique en el aspa»,dice resignada. Insiste en que tendría que haber forma de evitar estas escenas en sitios de la red diseñados expresamente para menores.
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