catalanes en el mundo (3)

«Los argentinos son amables y abiertos»

CATALINA GAYÀ
BARCELONA

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A Montse Roca Campillo le cambió la vida una decisión familiar: mudarse a Buenos Aires. El trabajo de su marido los llevó a Argentina. Allí es la gerente del Centro Cultural Borges y hasta tiene una nieta argentina.

Hay decisiones en la vida que son plurales. Se toman en familia y cambian la ruta vital de todos. El 24 de noviembre de 1994 Montse Roca y cuatro de sus cinco hijos –entonces unos chiquillos– llegaron a Buenos Aires, Argentina, procedentes de la Barcelona postolímpica. Su marido lo había hecho un año antes. Tras unos meses de vivir a muchos kilómetros de distancia, decidieron establecerse en Buenos Aires. Solo su hijo mayor, que estudiaba en Esade, se quedó en Barcelona con la abuela.

De hecho, dice Montse Roca, que la determinación más que suya fue de la empresa en la que trabaja su marido. Hubo debate familiar y todos estuvieron de acuerdo: se mudarían a la capital argentina.«Era muy importante para sus inquietudes profesionales»,recuerda la gerente del Centro Cultural Borges.

Pero lo que fue una apuesta profesional que debía alargarse dos años se convirtió en una nueva vida. En la familia ahora hasta hay una nieta nacida en Argentina.

Llevan 16 años en Buenos Aires. La fecha de regreso será otra«decisión familiar». Aún así, Montse tiene muy claro que Buenos Aires es ya su segunda casa después de Barcelona.

La creatividad, el sentido del humor y la hospitalidad son las virtudes que destaca de los argentinos:«La gente es amable y abierta. Nunca me he sentido como extranjera». En Catalunya, Montse trabajaba en la empresa familiar. En Buenos Aires es la gerente del Centro Cultural Borges. Lo cierto es que le ofrecieron el trabajo casi sin buscarlo. Era miembro de las damas rosadas, mujeres que ayudan en los hospitales, y de un comentario salió la propuesta. Desde entonces, todo ha ido sobre ruedas. Lo último: hace tres años la nombraron directora de la Comisión de Cultura de la Española.

Tàpies y Gaudí

Buenos Aires no la ha decepcionado. La describe como una megalópolis«diversa»y con una agenda cultural repleta de propuestas culturales de todo tipo. La diversidad arquitectónica de la capital argentina también le parece interesante por la mezcla histórica que supone:«Hay zonas que se parecen a París, otras a Madrid y otras a la Italia más romántica y popular».

Montse tiene claro que los bonaerenses le han dado más de lo que ella puede ofrecerles. Solo apunta su trabajo desde el centro cultural como su pequeño grano de arena a la ciudad. Destaca la organización de varias exposiciones, una sobre Gaudí y otra sobre Tàpies.

Se emociona cuando explica que su trabajo le ha permitido conocer a los descendientes de Lluís Domènech i Montaner, de quien organizó una retrospectiva.«Lo más sorprendente del mundo cultural argentino es la agilidad con la que convocan acontecimientos y con presupuestos ajustados», dice.

Buenos Aires se despierta temprano. Montse se levanta a las 6.45 horas y durante 45 minutos practica deporte, luego desayuna con los periódicos nacionales e internacionales enfrente. Desde hace unos meses, forma partede la organización de la agenda con la que se conmemora el Bicentenario de la República de Argentina.

Vive en el barrio de Las Lomas de San Isidro con su marido y sus hijos pequeños, José Mari y Guillermo. Sus dos hijos mayores están repartidos por el mundo: Álex, en Ginebra y Víctor, en Girona. El tercero, Antonio, vive en Argentina y tiene una niña pequeña. Con los mayores, se comunica por internet, teléfono y mensaje. Lo que haga falta para saber desde un resultado del Barça al día a día.

Mañana Ovidi Lasheras,

en Sydney (Australia).