La seguridad

El aeropuerto de Manchester se une al club del escáner 'voyeur'

El sistema detecta prótesis de aumento de pecho y el contorno de los genitales

Escáner en un aeropuerto.

Escáner en un aeropuerto.

BEGOÑA ARCE
LONDRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con pelos y señales. El nuevo sistema de control de seguridad instalado en el aeropuerto de Manchester no necesita desvestir a los pasajeros para ver los detalles de su cuerpo que pudorosamente ocultan las ropas. El polémico escáner, que comenzó a funcionar ayer de modo experimental, está pensado para descubrir rápidamente si alguien lleva escondidos explosivos o armas. La nitidez del sistema de rayos X también permite ver otros rasgos de la anatomía del sujeto, como prótesis para aumentar el pecho, los piercings ocultos y los contornos bien definidos de glúteos y genitales. El de Manchester es el tercer aeropuerto europeo que instala este aparato.

«Es una invasión a mi intimidad», dijo un pasajero que rechazó la invitación a pasar por la máquina. De momento, el control es voluntario y quienes lo prefieran pueden seguir con el método tradicional de quitarse el abrigo, los zapatos y el cinturón y pasar el arco de seguridad.

SISTEMA EFICAZ Los portavoces del aeropuerto insisten en que el sistema es más rápido y eficaz, gracias a unas imágenes que no tienen en su opinión nada de pornográfico y que serán destruidas inmediatamente después de ser tomadas. No hay ningún tipo de contacto entre la persona encargada de mirarlas, que está situada en una habitación aparte, y los pasajeros, cuyos rostros no podrán ver. A esa habitación no se permitirá el acceso de cámaras o móviles. «No son imágenes eróticas o pornográficas y no pueden ser almacenadas o retenidas en forma alguna», insistía Sarah Barret, responsable del servicio de vigilancia de aduanas del aeropuerto.

A la invasión de la intimidad se suma el peligro potencial de las radiaciones en una máquina de este tipo. Los escáneres de Manchester han costado cada uno 90.000 euros y funcionan emitiendo ondas electromagnéticas sobre los viajeros, mientras están de pie en una cabina. Barret asegura que son «muy seguros» y que «los pasajeros pueden pasar 5.000 veces por la máquina cada año sin preocuparse». Este tipo de escáneres ya funcionan en Nueva York, Los Ángeles, Ámsterdam y el aeropuerto londinense de Heathrow. En el pasado, el sistema no permitía absorber el elevado número de pasajeros en los controles, una deficiencia solucionada ahora.

Los reparos éticos y médicos frente al aparato fueron debatidos el pasado otoño por el Parlamento Europeo. La Eurocámara votó una resolución en la que avisaba de que el uso de estas máquinas puede vulnerar los derechos fundamentales y en la que pedía que se analicen los riesgos para la salud de los viajeros. El Ministerio de Transportes británico decidirá tras un año de pruebas si las instala permanentemente.