Varias escuelas concertadas exigen a los padres el pago de la matrícula

JORDI CASABELLA / BARCELONA

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La firma del Pacte Nacional per l'Educació, en marzo del 2006, no ha logrado que las escuelas concertadas dejen de valerse de artificios para sortear la normativa durante el periodo de preinscripción escolar que finalizó ayer. Una visita a una treintena de centros privados concertados ha evidenciado que las trampas de uno u otro calibre están a la orden del día. La documentación de los tablones de anuncios se ha venido exhibiendo, por ejemplo, de forma incompleta y las aportaciones voluntarias de las familias continúan disfrazándose de obligatorias. Incluso se exige el pago de matrículas, una práctica estrictamente prohibida en centros que reciben fondos públicos.

El espíritu del pacto educativo, por el que las patronales del sector concertado se comprometieron hace un año a un mayor observancia de las reglas del juego a cambio de que la Administración mejorase el trato económico que se les dispensa, no parece haber llegado a colegios como el Sant Nicolau de Sabadell (Va-

llès Occidental). Allí se piden como cuota de matrícula 600 euros que "no son desgravables" de la declaración de la renta, según la empleada que atiende a las familias, porque el ingreso ni siquiera va a parar a las arcas de una fundación. Una parte de los 186 euros mensuales que hay que devengar para escolarizar a un niño en P-3 tampoco servirá para rebajar la factura de Hacienda, como es habitual en las concertadas, por la misma razón.

DESGRAVACIÓN

El cobro de una cantidad inicial en concepto de matrícula no parece una práctica aislada. En la escuela Loreto-Abat Oliba de la avenida de Pearson de Barcelona también se reclama. En este caso los 250 euros sí son desgravables, aclara el director de infantil y primaria, Raúl Adamés. Centros con menos pretensiones, como el Maristes Champagnat del centro de Badalona (Barcelonès), hacen lo mismo. Ahí confirman que la matrícula girará en torno a los 80 euros.

Otros colegios prefieren jugar con el equívoco. Como la escuela Garbí de Esplugues de Llobregat (Baix Llobregat), donde se reclama una "donación" de 600 euros de cuya voluntariedad nadie habla. O el Isabel de Villena, en la misma población, en el que se especifica que el primer año de permanencia en el centro se entregan 120,20 euros a fondo perdido y el segundo, 150,25. Se trata de una matrícula a la que se ha puesto el apellido de donación.

La ambigüedad preside, igualmente, la información sobre las cuotas mensuales, en las que se incluye el coste de las actividades complementarias (la sexta hora de la privada) y la aportación financiera adicional que se espera de las familias.

CICATERÍA INFORMATIVA

Incluso en un colegio como el Sant Ignasi, el mayor de Barcelona, regentado por los jesuitas en Sarrià, se despacha la petición de información indicando que la cuota mensual a devengar en el caso de que se quiera matricular a un párvulo de 3 años es de "195 eu-

ros mensuales por la enseñanza", a los que hay que añadir otros 143 en concepto de "media pensión ("todos los niños de infantil se quedan a comer", responden cuando se les pregunta si el servicio de comedor es obligatorio). Lógicamente, parte de los 195 euros citados se refieren a la aportación voluntaria de los padres, pero la cicatería inicial a la hora de dar explicaciones, que finalmente acaban por ofrecerse, está muy extendida en el sector.

Algo similar ocurre en la escuela IPSE del Eixample barcelonés. En secretaria explican que a los padres con alumnos matriculados en infantil se les facturará mensualmente un recibo de 97 euros. Una nota escueta enmarcada junto a la ventanilla concreta que 32 de los 97 euros se recaudan a modo de aportación, pero ni el empleado ni el diminuto cartel hacen referencia alguna a la voluntariedad de esa entrega. La profesora que da todo tipo de detalles sobre el sistema formativo que se sigue dice no saber nada sobre precios y cuotas, y remite a la secretaría cuando se le inquiere por algunos detalles.

Hay escuelas, como L'Horitzó, en el distrito barcelonés de Sarrià-Sant Gervasi, donde, a pesar de recibir fondos públicos, presumen de ir por libre. Ayer, viernes, era el último día de la preinscripción. Sin embargo, ante la premura de tiempo, una empleada dijo que no importaba. "Nosotros funcionamos de otra manera. Haga la preinscripción en otro centro, yo le doy cita con nuestro director la semana que viene y después usted se matricula aquí", aconsejó. L'Horitzó también pide una elevada matrícula a los que aspiran a ingresar en el centro.

La práctica totalidad de los colegios frecuentados da publicidad al número de plazas que tiene disponibles, pero con frecuencia obvian difundir con detalle otros aspectos como las cuotas autorizadas por la realización de actividades complementarias, los precios de las extraescolares y los servicios escolares, el régimen de financiación pública del que disfrutan y las ayudas que reciben para sufragar otras enseñanzas.

MÁS TRANSPARENCIA Con todo, en este último apartado, el de la información que se exhibe en los tablones de anuncios de las escuelas, se aprecia cierta mejoría con respecto a la que se ofertaba en años anteriores. Hay incluso escuelas, como Súnion, que imparte ESO y Bachillerato en la avenida de Josep Tarradellas de Barcelona, que proporciona por escrito el desglose de cuotas autorizadas y aportaciones voluntarias en un ejercicio todavía insólito de transparencia.