TEMPORADA FINAL

Adiós a la telecomedia 'Larry David', obra maestra de la misantropía

HBO Max estrena este lunes, día 5, la temporada final de la celebérrima serie del cocreador de 'Seinfeld', un ejercicio de sangrante y delirante autoficción con la ansiedad social como leitmotiv

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Larry David como Larry David en 'Larry David'

Larry David como Larry David en 'Larry David' / HBO Max

Juan Manuel Freire

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Ya se acabó en otras ocasiones para acabar regresando, pero todo parece indicar que esta vez es la definitiva: tras seis años de paréntesis, este lunes, día 5, llega a HBO Max la temporada final de 'Larry David', explícita traducción española de 'Curb your enthusiasm' ('No te entusiasmes tanto'), celebérrima serie urdida por el cocreador de 'Seinfeld' para encarnar a una versión ligeramente ficcional de sí mismo. Solo ligeramente. 

"Con el final de 'Larry David', tendré por fin la oportunidad de dejar atrás al personaje Larry David y convertirme en la clase de persona que Dios quería que fuese: ese ser humano reflexivo, amable, cariñoso y considerado que siempre había sido hasta que perdí el rumbo encarnando a esta creación maligna", ha escrito en un irónico comunicado. Si le creemos, lleva ya casi un cuarto de siglo sin brújula moral: todo empezó en 1999 con un especial de igual nombre a medio camino entre el 'stand-up' y el falso documental. 

Improvisación al poder

Tampoco era exactamente la primera vez que se ponía a sí mismo en pantalla: ya lo hizo en 'Seinfeld', solo que a través del neurótico George Costanza (Jason Alexander). Con 'Larry David' quería dejar de esconderse y mostrar y enfatizar su lado más asocial, egoísta, rebelde e hilarante. Haciendo gala de una misantropía sin límites, David se ha servido de la ficción para comentar todas las cosas que le cansan e incomodan en su por otro lado privilegiada vida diaria. Y, a menudo, responder a estas cuestiones (convenciones sociales, costumbres irritantes) como no osó hacer en la realidad. Gracias a su serie, por fin pudo montar un pollo a esa mujer que probaba demasiados sabores en la heladería

David ha vuelto una y otra vez a este proyecto no solo para desfogarse, sino también divertirse con sus amigos cómicos y actores. Tramas y subtramas aparte, casi todo lo que vemos en la serie es producto de la improvisación: "No hay líneas que aprenderse. Dependes por completo de ser divertido y hacer avanzar la historia y pulsar las teclas adecuadas en los momentos adecuados", explicaba el propio David en 'Tinderbox', la historia oral de HBO escrita por el periodista James Andrew Miller.

Se prestaron al juego un inspirado Jeff Garlin como mánager, o una explosiva Susie Essman como mujer del anterior –con esos ataques de rabia con banda sonora spaghetti western–, o un escurridizo J. B. Smoove como el caradura compañero de piso Leon Black. También han brillado como presencia recurrente, haciendo de ellos mismos, viejos amigos de David como el cómico Richard Lewis y Ted Danson, quien recuperó las ganas de hacer telecomedia con esta serie. Además, hemos visto cameos de Martin Scorsese, Mel Brooks, Ben Stiller o Michael J. Fox, entre muchos otros. 

Juegos de reflejos

Así en la serie como en la vida, David es conocido, sobre todo, como el hombre que ayudó a crear 'Seinfeld', la dejó en su cima de popularidad y, supuestamente, volvió a ella solo para cargársela con un final dudoso. La sombra del clásico ha sido constante. En la segunda temporada trataba de montar una serie para Jason Alexander, antiguo George: la historia de un actor que fue estrella de 'sitcom' y ha sido incapaz de dejar atrás ese legado. Después de un pique con Jason, se lo ofrecía a Julia Louis-Dreyfus (alias Elaine), proyecto que fracasaba en HBO por un quítame allá unas gambas. 

Pero los reflejos de la realidad en la ficción han sido aún más directos, más rápidos: solo unos meses después del (verdadero) divorcio de David de su primera esposa, el David de ficción sufría el adiós de su esposa Cheryl (Cheryl Hines), indignada por haber sido ignorada durantre un momento de cataclismo aéreo… porque el técnico de la tele estaba en casa. Durante la siguiente temporada, la séptima, Larry trataba de recuperar a Cheryl fichándola (como exesposa de, claro, George) para la reunión de 'Seinfeld' que tenía entre manos. Por supuesto, se cargaba sus posibilidades por una mancha de culo de vaso en una mesa: "¿Tú respetas la madera?"

La nueva temporada

Después de un paréntesis de seis años, 'Larry David' regresó en 2017 con una novena temporada que fue atrevida –nuestro antihéroe era objeto de una fetua por imitar a un ayatolá en el 'late-night' de Jimmy Kimmel, al que había asistido, además, con el fin de promocionar un musical sobre la vida de Salman Rushdie–, pero no buena. Tampoco resultaron del todo convincentes las dos siguientes, ni parece que vaya a serlo la que ahora empieza. De entrada, David se mete en un problema legal por un trabajo impropio de él: ¿quién se cree a estas alturas que un misántropo de su categoría aceptaría participar como reclamo en la fiesta de un ricachón

Sea como sea, deberíamos pasar por alto atajos argumentales e ideas a medio cocinar y dedicar medias horas de nuestros lunes a despedir a (este) David. Todo en honor a sus mejores días, a su reticencia a pararse y charlar, recibir llamadas telefónicas después de las nueve o dar chuches de Halloween a quien no se ha dignado ni a ponerse un disfraz