FENÓMENO DE NETFLIX

Crítica de 'Heartstopper (temporada 2)': la misma luz, el mismo brillo

'Heartstopper': el webcómic LGBT se convierte en gran serie de Netflix

'Heartstopper' lanza el tráiler de su segunda temporada, a escasos días de su estreno en Netflix

Heartstopper 2

Heartstopper 2 / Netflix

Juan Manuel Freire

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'Heartstopper (temporada 2)'

Creadora: Alice Oseman

Dirección: Euros Lyn 

Reparto: Kit Connor, Joe Locke, William Gao, Yasmin Finney

País: Reino Unido 

Duración: entre 31 y 40 min. (8 episodios)

Año: 2023

Género: Comedia dramática

Estreno: 3 de agosto de 2023 (Netflix)

★★★★  

Resulta tentador referirse a 'Heartstopper' como fenómeno sorpresa del 2022, pero en realidad la serie de Netflix siempre tuvo a su favor la preexistente legión de fans del webcómic (después convertido en novelas gráficas) de Alice Oseman, historia de amor LGTBI en la intersección del manga romántico y el trazo líquido e hiperexpresivo de un Craig Thompson. 

En otras palabras, no eran pocos lectores los que esperaban la serie con ansia, pero quizá incluso ellos quedaron sorprendidos por la riqueza de esta traslación a la pantalla del romance entre el nervioso pero sensato Charlie Spring (Joe Locke), víctima del 'bullying' tras saberse que era gay, y la estrella del rugby Nicholas Nelson (Kit Connor), algo mayor que él y a priori hetero. Obligada a engordar un material de base tirando a minimalista, Oseman otorgaba más matices no solo a los personajes centrales y su inspiradora relación, sino también a otros en su órbita que antes eran muy secundarios o a algunos que ni siquiera estaban en la obra original. También sorprendente era, más a nivel formal, su inteligente apropiación del lenguaje del cómic, una fusión entre viñeta y pantalla como no se veía quizás desde 'Scott Pilgrim contra el mundo'

Lo mejor que puede decirse de su segunda temporada es que es más de lo mismo. La misma luz, el mismo brillo. La misma descripción delicada de un romance que puede con todo, con los prejuicios, con la homofobia, con la ignorancia. El mismo intento (conseguido) de construir un artefacto visual arrebatador, alimentado sutilmente de la animación y de gráficos que reflejan la comunicación por móviles. Lo que queda es el más brillante drama adolescente en lo que llevamos de década, incluso por delante de 'Sex education', otra serie 'teen' británica con una mirada poco cínica a aquellos no tan maravillosos años en los que luchamos más que nunca por encontrarnos. 

Al principio de esta temporada, Charlie y Nick ya son novios, aunque el resto del mundo no lo sepa. De eso van los nuevos capítulos en esencia: de cómo negocia la pareja su presentación en sociedad y, sobre todo, cómo y cuándo se decide Nick (un Connor de matices conmovedores) a informar al mundo de su bisexualidad, aunque en realidad sea algo que no debe a nadie. Confesarse ante su madre fue sencillo (con Olivia Colman todo es maravilloso), pero Nick se enfrenta ahora a un hermano mayor menos comprensivo. Y en casa de Charlie, de hecho, tampoco acaban de ver claro el romance, pero menos por cuestiones de intolerancia que por cómo está afectando a los asuntos lectivos. 

Por otro lado, Oseman no olvida seguir los cursos de Tao (William Gao) y Elle (Yasmin Finney), perdidos en la fina línea que separa amistad intensa de amor romántico, o la pareja en apariencia consolidada formada por Tara (Corinna Brown) y Darcy (Kizzy Edgell), que en realidad tiene sus asimetrías en cuanto a decir sentimientos en voz alta. Pero a los personajes no les definen solo sus relaciones amorosas, sino también sus deseos de realización personal a través de sus vocaciones: véase la insistencia en la futura carrera de Elle en el mundo del arte. 

Habrá quien diga que el de 'Heartstopper' es un mundo idealizado, donde todo tiene colores demasiados bellos (sobre todo cuando la tropa viaja a París) e incluso los medio villanos se redimen, pero en realidad 1.) no se puede decir que la serie carezca de conflictos o elementos amenazadores, y 2.) de historias en las que personajes LGTBI lo pasan esencialmente fatal ya está el mundo más que sobrado. La misión de 'Heartstopper' es recordar a los adolescentes 'queer' que no están solos, que realmente la cosa mejora y que, como decía otro historietista, Seth, la vida es buena si no te rindes. Y puede sonar bien: máximo respeto por el supervisor musical Matt Biffa, capaz de resignificar temas de Wolf Alice, beabadoobee, Hatchie u otros grandes del pop alternativo actual.

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