Psicología

Ansiedad silenciosa: ocho síntomas que tendemos a pasar por alto

La ansiedad silenciosa genera graves problemas en quien lo sufre

Ansiedad silenciosa

Ansiedad silenciosa / 123RF

Ángel Rull

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La ansiedad silenciosa es un tipo de ansiedad que no siempre se manifiesta con los síntomas más comunes y visibles, como los ataques de pánico o la constante sensación de miedo. En su lugar, se manifiesta de maneras más sutiles y puede pasar desapercibida tanto para quienes la experimentan como para quienes les rodean. Las personas con ansiedad silenciosa pueden parecer funcionales y tranquilas en el exterior, mientras en su interior experimentan un torbellino de emociones y pensamientos ansiosos.

A menudo, las personas con ansiedad silenciosa desarrollan estrategias para ocultar sus síntomas. Pueden mantener una fachada de calma y eficiencia, mientras que internamente luchan con pensamientos y emociones abrumadoras. Esta capacidad para ocultar la ansiedad puede ser engañosa y hacer que los síntomas sean difíciles de reconocer. La ansiedad silenciosa puede manifestarse en comportamientos aparentemente inofensivos, como la necesidad constante de perfección o la tendencia a evitar situaciones sociales.

Síntomas de ansiedad silenciosa

La ansiedad silenciosa puede robar la alegría de los momentos presentes. Las personas pueden estar tan preocupadas por el futuro o por posibles amenazas que no pueden disfrutar del aquí y ahora. Esta preocupación constante puede llevar a una sensación de desapego y a una falta de satisfacción en la vida diaria. Las actividades que antes se disfrutaban pueden convertirse en fuentes de estrés y preocupación.

¿Qué síntomas hay en la ansiedad silenciosa?

1. Perfeccionismo excesivo

Las personas con ansiedad silenciosa pueden sentir una necesidad constante de perfección en todo lo que hacen. Este perfeccionismo puede ser debilitante y llevar a un agotamiento constante, ya que nunca se sienten satisfechas con sus logros.

El perfeccionismo puede manifestarse como una búsqueda incesante de estándares inalcanzables, lo que lleva a una autocrítica severa. Las personas pueden dedicar una cantidad desproporcionada de tiempo y esfuerzo a tareas menores, buscando una perfección que nunca se alcanza. Este comportamiento puede llevar a la procrastinación, ya que el miedo a no ser perfecto puede paralizar a la persona y evitar que complete las tareas.

2. Fatiga constante

Sentirse cansado todo el tiempo, incluso después de descansar adecuadamente, puede ser un signo de ansiedad. La preocupación constante consume mucha energía, lo que puede resultar en una sensación de fatiga física y mental.

La fatiga crónica puede estar acompañada de otros síntomas físicos, como dolores musculares, problemas de sueño y dolores de cabeza. La ansiedad puede interferir con la calidad del sueño, provocando insomnio o sueño no reparador. Esta falta de descanso adecuado puede contribuir significativamente a la sensación de agotamiento constante, creando un ciclo vicioso donde la fatiga alimenta la ansiedad y viceversa.

3. Problemas digestivos

Los problemas gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable, el malestar estomacal o las náuseas crónicas, pueden ser una manifestación física de la ansiedad silenciosa. El sistema digestivo está estrechamente relacionado con nuestras emociones y puede reaccionar al estrés de esta manera.

El eje intestino-cerebro es una conexión bidireccional entre el sistema nervioso central y el sistema digestivo. El estrés y la ansiedad pueden afectar el funcionamiento del sistema digestivo, provocando síntomas como dolor abdominal, diarrea o estreñimiento. Estos problemas digestivos pueden a su vez aumentar la ansiedad, creando un ciclo difícil de romper.

4. Dificultad para tomar decisiones

La indecisión constante y la sensación de estar paralizado ante la toma de decisiones pueden ser un signo de ansiedad silenciosa. Las personas pueden temer cometer errores y, por lo tanto, evitar tomar decisiones importantes.

La ansiedad puede hacer que incluso las decisiones más simples parezcan abrumadoras. El miedo a las consecuencias negativas y a no cumplir con las expectativas puede llevar a la parálisis decisional. Las personas pueden pasar mucho tiempo sopesando todas las opciones posibles, buscando la decisión "perfecta", lo que a menudo resulta en una inacción total.

5. Preocupación excesiva por el futuro

La ansiedad puede manifestarse como una preocupación constante y abrumadora por el futuro. Las personas pueden pasar mucho tiempo anticipando problemas que nunca ocurren, lo que les impide disfrutar del presente.

La preocupación excesiva puede llevar a una sensación constante de miedo y anticipación de lo peor. Las personas pueden tener pensamientos intrusivos sobre posibles desastres y sentirse incapaces de relajarse. Esta preocupación constante puede afectar la calidad de vida y la capacidad de disfrutar de las actividades diarias.

6. Aislamiento social

Aunque puedan parecer sociables, las personas con ansiedad silenciosa a menudo evitan las interacciones sociales porque les resultan estresantes. Pueden preferir estar solas y evitar situaciones en las que se sientan expuestas o juzgadas.

El aislamiento social puede ser una forma de autoconservación para las personas con ansiedad. Evitar las situaciones sociales puede parecer la mejor manera de evitar el estrés y la incomodidad. Sin embargo, el aislamiento puede llevar a sentimientos de soledad y aumentar la ansiedad a largo plazo.

7. Problemas para dormir

La dificultad para conciliar el sueño o mantener un sueño continuo es un síntoma común de la ansiedad. Las personas pueden tener la mente llena de preocupaciones, lo que les impide descansar adecuadamente.

La ansiedad puede hacer que sea difícil relajarse lo suficiente como para conciliar el sueño. Las personas pueden pasar mucho tiempo en la cama dando vueltas y preocupándose por los eventos del día o anticipando problemas futuros. Esto puede llevar a una falta de sueño reparador y a un ciclo de fatiga y ansiedad.

8. Irritabilidad y cambios de humor

La irritabilidad constante y los cambios de humor repentinos pueden ser señales de ansiedad silenciosa. Las personas pueden reaccionar de manera exagerada a situaciones triviales debido a la tensión interna que experimentan.

La ansiedad puede aumentar la sensibilidad a los estímulos externos, haciendo que las personas reaccionen de manera desproporcionada a situaciones menores. La tensión constante y la preocupación pueden agotar los recursos emocionales, lo que lleva a una menor capacidad para manejar el estrés y una mayor irritabilidad.

Como podemos observar, la ansiedad silenciosa es una realidad compleja y multifacética que puede tener un impacto significativo en la vida de quienes la experimentan. Reconocer los síntomas menos obvios de la ansiedad y comprender los peligros que implica es crucial para mejorar nuestra salud mental y bienestar general. Estar atentos a los síntomas sutiles y fomentar una mayor conciencia sobre este tema puede contribuir a una sociedad más comprensiva y solidaria, en la que las personas se sientan libres de hablar sobre sus experiencias y buscar el apoyo que necesitan.

* Ángel Rull, psicólogo.