Psicología

¿Qué es el duelo migratorio? Así afecta y estas son sus consecuencias

Dejar nuestro país de origen genera estrés y soledad

Un hombre triste

Un hombre triste / 123RF

Ángel Rull

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El duelo migratorio es una realidad con la que se enfrentan millones de personas alrededor del mundo. Este tipo de duelo, aunque menos conocido que el ocasionado por la muerte de un ser querido, involucra una pérdida profunda y significativa: la del hogar, la cultura, la comunidad y la familiaridad de un entorno conocido.

¿Qué es el duelo migratorio?

El duelo migratorio se refiere al proceso de ajuste emocional que una persona experimenta tras dejar su país de origen para establecerse en otro. Este no solo incluye la tristeza por lo que se deja atrás, sino también por la adaptación a una nueva cultura, el aprendizaje de un idioma diferente y, en muchos casos, la construcción de una nueva identidad social y personal. Este tipo de duelo puede ser complejo y multifacético, ya que no se trata de un evento único y finito, sino de un proceso que puede durar varios años y que, muchas veces, es cíclico y recurrente dependiendo de las circunstancias personales de cada individuo.

Además, el duelo migratorio implica el dolor emocional que surge de perder el contacto regular con familiares y amigos, así como la seguridad y la comodidad de un lugar familiar. Las fiestas tradicionales, los idiomas hablados en las calles, incluso los sabores de la comida local, todos estos elementos que forman un hogar, se pierden en mayor o menor medida. Esto puede crear una sensación de vacío y una nostalgia continua que muchos migrantes experimentan.

Este proceso se ve agravado por la incertidumbre y los retos inherentes al asentamiento en un nuevo país. La necesidad de adaptarse a nuevas leyes, sistemas educativos y entornos laborales puede generar un estrés considerable, que se suma al duelo emocional y complica aún más la adaptación al nuevo entorno.

¿A qué personas afecta?

El duelo migratorio no discrimina por edad, género o clase social; puede afectar a cualquier persona que haya hecho la decisión, voluntaria o forzada, de migrar. Sin embargo, es particularmente intenso en aquellos que se han visto obligados a dejar su país debido a conflictos, violencia, persecución o pobreza extrema. Las personas refugiadas y los solicitantes de asilo suelen enfrentar niveles más altos de duelo migratorio, dado que su partida involucra no sólo la pérdida de su hogar, sino también la de un entorno seguro y estable.

Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables al duelo migratorio. Ellos no sólo deben dejar atrás amigos y rutinas, sino también enfrentar nuevos sistemas educativos y, en muchos casos, aprender un nuevo idioma. Esta transición puede ser particularmente perturbadora durante las etapas de desarrollo clave, donde la estabilidad y la continuidad son fundamentales para el crecimiento saludable.

Asimismo, los adultos mayores también enfrentan problemas únicos. Para muchos, la migración en esta etapa de la vida puede significar la separación de sus hijos y nietos, así como la pérdida de redes de apoyo desarrolladas durante décadas. Además, la adaptación a una nueva cultura puede ser particularmente ardua para aquellos con fuertes raíces y costumbres arraigadas.

¿Qué consecuencias tiene para el bienestar emocional?

El impacto del duelo migratorio en el bienestar emocional puede ser profundo y duradero. Las personas pueden experimentar sentimientos de soledad, tristeza y nostalgia, así como ansiedad por la incertidumbre de su nueva situación y el estrés de adaptarse a un entorno desconocido. A menudo, la pérdida de redes de apoyo social y familiar exacerba estos sentimientos, haciendo que individuos se sientan aislados y desamparados.

En casos más severos, el duelo migratorio puede contribuir al desarrollo de trastornos psicológicos como la depresión, el trastorno de estrés postraumático y problemas de ansiedad. Estos trastornos pueden ser difíciles de manejar sin una red de apoyo adecuada, y pueden impedir la integración efectiva en la nueva sociedad. Además, la incertidumbre sobre el estatus legal y la estabilidad económica en el país de acogida pueden añadir capas adicionales de estrés, exacerbando los problemas emocionales y psicológicos ya presentes.

También es relevante considerar el "síndrome del eterno extranjero", en el que, independientemente de cuánto tiempo haya pasado o cuán bien se haya integrado una persona, siempre puede sentirse como un extraño en su nueva casa. Esta percepción de alienación y falta de pertenencia puede llevar a un aislamiento social prolongado, reduciendo las oportunidades para desarrollar nuevas amistades significativas y redes de apoyo, lo cual es esencial para el bienestar emocional.

¿Cómo puede disminuir el duelo?

Aunque el duelo migratorio es una experiencia dura, existen maneras de manejar sus efectos y facilitar un proceso de adaptación más saludable. Reconocer y validar los sentimientos de duelo es el primer paso crucial; entender que es normal sentirse desubicado y nostálgico puede ayudar a las personas a procesar sus emociones de manera constructiva. Esto implica aceptar que el duelo es un proceso, no un estado, y que sentirse triste o desorientado de vez en cuando es parte del ajuste a una nueva realidad.

Fomentar la conexión con la comunidad también juega un papel esencial. Participar en actividades comunitarias, buscar grupos de apoyo entre compatriotas, o involucrarse en organizaciones locales puede proporcionar un sentido de pertenencia y reducir el aislamiento. Asimismo, mantener vivas las tradiciones y la cultura de origen puede servir como un puente emocional que alivie la sensación de pérdida. Estos lazos culturales no solo ofrecen confort, sino que también ayudan a mantener una identidad coherente durante la transición.

Finalmente, el aprendizaje del idioma y la cultura local es indispensable para la integración y la reducción del duelo. Entender y poder comunicarse en el idioma del país de acogida no solo mejora la capacidad de una persona para manejarse en su nuevo entorno, sino que también le permite formar nuevas relaciones y redes de apoyo que son fundamentales para su adaptación y bienestar emocional. Además, involucrarse activamente en entender y participar en las nuevas normas culturales puede aumentar la sensación de control y autoeficacia, reduciendo significativamente los sentimientos de impotencia y frustración.

El duelo migratorio es un fenómeno complejo y profundamente humano que merece reconocimiento y comprensión. Aunque cada experiencia es única y cada persona lo vive de manera diferente, es crucial que como sociedad proporcionemos apoyo y comprensión a quienes atraviesan este difícil proceso. Al fin y al cabo, entender el duelo migratorio no solo ayuda a quienes lo experimentan directamente, sino que también enriquece nuestra capacidad como comunidad para acoger y integrar de manera efectiva y compasiva a quienes han tenido que dejar todo atrás. Reconocer este duelo y abordarlo con sensibilidad puede ser un primer paso hacia la construcción de una sociedad más inclusiva y empática.

* Ángel Rull, psicólogo.