Psicología

Seis pautas para mejorar la tolerancia a la frustración en niños

La gestión emocional en la infancia marcará las etapas siguientes del desarrollo

niño llorando enfadado

niño llorando enfadado / Agencias

Ángel Rull

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La frustración es una emoción que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas, independientemente de nuestra edad. Sin embargo, los niños pueden tener dificultades particulares para lidiar con la frustración debido a su limitada capacidad para regular sus emociones y su falta de experiencia en la resolución de problemas. La frustración en los niños puede manifestarse de diferentes maneras y puede afectar su bienestar emocional y su desarrollo general.

¿Qué es la frustración?

La frustración se produce cuando una persona experimenta una sensación de impedimento o dificultad en la consecución de un objetivo o deseo. En el caso de los niños, esto puede suceder cuando no logran alcanzar lo que quieren, no pueden realizar una tarea o se sienten incapaces de resolver un problema. La frustración puede desencadenar una serie de reacciones emocionales, como ira, tristeza, ansiedad o desesperación.

Es importante tener en cuenta que la frustración es una emoción normal y saludable. Ayuda a los niños a desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia, así como a aprender a perseverar y a encontrar soluciones alternativas. Sin embargo, cuando la frustración se vuelve persistente o abrumadora, puede afectar negativamente el bienestar emocional de los niños y su capacidad para enfrentar desafíos futuros.

Síntomas de baja tolerancia a la frustración en niños

Es importante tener en cuenta que los síntomas de baja tolerancia a la frustración pueden variar de un niño a otro y que no todos los niños los manifestarán de la misma manera. Algunos pueden mostrar signos más evidentes, mientras que otros pueden internalizar su frustración y parecer apáticos o distantes. Como padres o cuidadores, es fundamental estar atentos a estos signos y brindar el apoyo adecuado para ayudar a los niños a enfrentar la frustración de manera saludable.

Estos son los síntomas más comunes:

·       Expresiones de ira o rabia: los niños pueden mostrar su frustración a través de rabietas, gritos, golpear objetos o incluso agredir a otras personas. Estas expresiones de ira suelen ser una forma de liberar la tensión emocional acumulada.

·       Llorar o quejarse constantemente: pueden llorar con facilidad o quejarse constantemente de su situación. Pueden expresar sentimientos de tristeza o desesperación debido a su incapacidad para alcanzar sus metas o deseos.

·       Comportamiento evasivo: algunos niños, en lugar de enfrentar la frustración de frente, pueden intentar evitarla. Pueden distraerse fácilmente, posponer tareas o simplemente negarse a participar en actividades que les resulten difíciles.

·       Baja autoestima: la frustración crónica puede afectar la autoestima de los niños. Pueden empezar a dudar de sus propias habilidades y sentirse inadecuados. Esto puede llevar a una disminución del interés por aprender o participar en nuevas experiencias.

·       Actitud de resignación: algunos niños pueden adoptar una actitud de resignación frente a la frustración. Pueden creer que no importa lo que hagan, nunca podrán lograr lo que desean. Esta mentalidad derrotista puede limitar su capacidad para perseverar y encontrar soluciones alternativas.

Sigue estas pautas para mejorar la tolerancia a la frustración en niños

Aprender a manejarla de manera saludable y desarrollar la tolerancia a la frustración es fundamental para su bienestar y crecimiento. Como padres y cuidadores nos preocupa su inteligencia emocional y su afrontamiento de problemas. Por eso, brindar pautas que ayuden a mejorar la tolerancia a la frustración es fundamental.

Estas son las seis pautas que podemos seguir:

1. Fomentar la comunicación abierta y el apoyo emocional

Es fundamental crear un ambiente en el que los niños se sientan seguros para expresar sus emociones. Fomentar la comunicación abierta les ayuda a verbalizar su frustración y a recibir apoyo emocional por parte de los adultos. Escuchar activamente y validar sus sentimientos les enseña que sus emociones son válidas y les ayuda a desarrollar habilidades para gestionarlas de manera saludable.

2. Enseñar habilidades de resolución de problemas

La frustración a menudo surge cuando los niños se enfrentan a obstáculos o dificultades. Enseñarles habilidades de resolución de problemas les brinda herramientas prácticas para abordar y superar esos desafíos. Anímalos a identificar posibles soluciones, evaluar las consecuencias y tomar decisiones informadas. A medida que adquieren experiencia en la resolución de problemas, se sentirán más capaces y confiados para enfrentar situaciones frustrantes.

3. Fomentar la paciencia y la perseverancia

La tolerancia a la frustración implica aprender a ser paciente y perseverar a pesar de los contratiempos. Establecer metas realistas y celebrar los logros a lo largo del camino es fundamental. Ayuda a los niños a entender que el éxito no siempre es instantáneo y que los errores y las dificultades son parte del proceso de aprendizaje. Alentarlos a seguir intentándolo, incluso cuando se sientan frustrados, les enseña la importancia de la persistencia.

4. Promover el juego cooperativo

El juego cooperativo ofrece a los niños oportunidades para practicar habilidades sociales, aprender a trabajar en equipo y manejar situaciones frustrantes de manera constructiva. Al jugar con otros niños, aprenden a negociar, a resolver conflictos y a compartir recursos. Estas experiencias les brindan la oportunidad de enfrentar desafíos y frustraciones en un entorno seguro, mientras desarrollan habilidades de empatía y colaboración.

5. Enseñar estrategias de regulación emocional

La frustración a menudo va acompañada de emociones intensas como la ira o la tristeza. Enseñar a los niños estrategias efectivas para regular sus emociones les permite mantener el equilibrio emocional en momentos de frustración. Pueden aprender técnicas de respiración profunda, contar hasta diez, utilizar la imaginación para visualizar un lugar tranquilo o practicar actividades que les ayuden a relajarse, como el dibujo o la música.

6. Modelar la resiliencia y la tolerancia a la frustración

Los niños aprenden mucho observando el comportamiento de los adultos que los rodean. Es importante que los adultos modelen la resiliencia y la tolerancia a la frustración en su propia vida. Mostrarles cómo enfrentamos los desafíos, cómo manejamos la frustración y cómo nos recuperamos de los fracasos les brinda un ejemplo positivo a seguir. Al ver que los adultos también enfrentan dificultades y las superan, los niños aprenden que la frustración es parte de la vida y que es posible superarla.

La frustración es una emoción común en la infancia y aprender a manejarla es fundamental para el desarrollo emocional y social de los niños. Mediante la implementación de estas seis pautas, podemos ayudar a los niños a desarrollar la tolerancia a la frustración. Fomentar la comunicación abierta y el apoyo emocional, enseñar habilidades de resolución de problemas, promover la paciencia y la perseverancia, fomentar el juego cooperativo, enseñar estrategias de regulación emocional y modelar la resiliencia y la tolerancia a la frustración son estrategias efectivas para ayudar a los niños a lidiar con la frustración de manera saludable.

* Ángel Rull, psicólogo.