PSICOLOGÍA

7 rasgos que definen a una persona altamente sensible

Una persona altamente sensible puede conectar con el dolor y la culpa al no sentir que se pueda enfrentar la vida con normalidad

Persona altamente sensible

Persona altamente sensible

Ángel Rull

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Tendencias perfeccionistas, mal manejo emocional, alta empatía o sensibilidad elevada al ruido aparecen como síntomas centrales de una persona altamente sensible.

La alta sensibilidad (o sensibilidad de procesamiento sensorial) es un conjunto de rasgos que es objeto de estudio desde hace dos décadas por parte la psicóloga Elaine Aron, la cual hizo popular el término con la publicación de su libro "El don de la sensibilidad". Se calcula que entre un 15 y un 20% de la población podría encajar dentro de este tipo de personalidad.

Un PAS (Persona Altamente Sensible) vive con la culpa de pensar que lo que le ocurre es negativo. Además, no logra definirse, ya que no hay conocimiento de sus propios rasgos ni su posterior aceptación. Valorarse y respetarse son pilares sobre los que una persona altamente sensible deben construir su vida.

¿Sensibilidad positiva o negativa?

Una persona altamente sensible siente emociones negativas ante la vida diaria. Se debe a que estas personas parecen no estar adaptadas socialmente y se sobrepasan con facilidad. Realmente no es algo positivo ni negativo, sino que implica numerosos matices que dependen de cómo sepamos manejarlos.

Tendemos a anular las emociones negativas y querer vivir siempre en las positivas. Esto no es posible. De hecho, a lo largo del día llegamos a sentir emociones de todo tipo. El problema viene cuando la persona da mucha importancia a las negativas y no sabe compensar a través de las positivas.

Identifica a una persona altamente sensible

Podemos identificar fácilmente a una persona altamente sensible a través de unos rasgos identificativos definidos por Elaine Aron con su escala Aron de Personas Altamente Sensibles: 

1. Vida interior muy desarrollada. Sienten las emociones desde dentro. No necesitan la estimulación externa para poder desarrollarse. Son capaces de vivir en soledad, de disfrutar de la tranquilidad y de su mera compañía. Esta vida interior es, a veces, casi suficiente para alcanzar el bienestar.

2. Sensibilidad ante el ruido fuerte y estímulos violentos. Situaciones en los que hay grandes ruidos, como los fuegos artificiales o los conciertos, pueden hacer que aumente su ansiedad. Tienen una percepción más alta del ruido y las voces. Pero también les ocurre en el cine o con videojuegos. Las escenas violentas sobrepasan su umbral de ruido y sensibilidad.

3. Alta empatía. Perciben cada detalle de la otra persona. Reconocen las emociones ajenas, las comprenden y escuchan. Pueden leer perfectamente el rostro ajeno. Esto se debe a su capacidad de análisis sumado a la alta percepción del mundo emocional.

4. Necesidad del silencio. Necesitan tiempo y espacio de silencio. Al tener el umbral de estímulo y ruido muy bajo, se abruman con facilidad. Por eso, los momentos de soledad hacen que consigan conectar con ellos mismos y recargar pilas.

5. Incapacidad de trabajar bajo presión. La necesidad de silencio les lleva a trabajar mejor en soledad. Si se sienten observados o bajo presión su rendimiento cae considerablemente. En estos casos, sienten estrés y ansiedad.

6. Ansiedad ante las tareas pendientes. Al ser sensibles al entorno, si tienen muchas tareas pendientes no logran concentrarse. Necesitan acabar una tarea de forma tranquila antes de pensar en la otra. Las listas de deberes y tareas les producen mucho malestar.

7. Emociones a flor de piel. Llegan a pasar en un mismo día por todo el abanico de emociones de forma profunda. Ríen, lloran o se enfadan en pocos minutos. Esto no quiere decir que sean inestables, sino que hay una capacidad elevada para cambiar y sentir las emociones.

Las personas altamente sensibles poseen una serie de características definitorias. Reconocerlo, aceptarlo y desarrollarlo es clave es la vida óptima de este tipo de personas.

Ángel Rull, psicólogo clínico