Salud digestiva y mental

Una microbiota intestinal sana reduce la irritabilidad en personas con trastorno por déficit de atención y de personalidad límite

Vall d'Hebron descubre que un tratamiento de probióticos y prebióticos mejora la desregulación emocional y la desatención en estos pacientes

El 'boom' de la microbiota intestinal: los microbios que podrían estar detrás del 95% de patologías y revolucionar la medicina

Una muestra de probióticos en un laboratorio.

Una muestra de probióticos en un laboratorio. / Manuel Bruque / Efe

Beatriz Pérez

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Cada vez más hay más "evidencias científicas" de que tener una microbiota intestinal (las microbacterias que colonizan nuestro aparato digestivo) sana es "indispensable" no solo para que el cuerpo de las personas "funcione" bien, sino también su salud mental. Un estudio liderado por investigadores del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha demostrado ahora que los simbióticos, una combinación de probióticos y prebióticos (ambos potenciadores de la flora intestinal), son una herramienta prometedora para tratar la irritabilidad en adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el trastorno límite de la personalidad (TLP). Esta investigación vuelve a poner el foco en la cada vez más clara relación entre la microbiota intestinal y algunos pacientes con trastornos psiquiátricos.

"Ya sabíamos, por estudios previos, que los pacientes con TDAH y trastorno límite de la personalidad tenían una microbiota alterada"

Gara Arteaga

— Investigadora del VHIR

"Ya sabíamos, por estudios previos, que los pacientes con TDAH y trastorno límite de la personalidad tenían una microbiota alterada. Y también habíamos visto que, en pacientes con clínica psiquiátrica, si alterábamos la microbiota, estos podían mejorar sus síntomas", explica a EL PERIÓDICO Gara Arteaga, psiquiatra del Hospital Vall d'Hebrone investigadora del VHIR. Ella es uno de los rostros más visibles de este estudio en el que participaron también la Universidad de Semmelweis (Hungría) y del Hospital Universitario Goethe de Fráncfort (Alemania). El trabajo, publicado en la revista 'Brain, Behavior and Immunity', incorporó 180 pacientes de entre 20 y 65 años, de los cuales 113 tenían TDAH; 44, TLP; y 23 fueron diagnosticados con las dos patologías. Todos ellos tenían síntomas de irritabilidad y la mayoría ya tomaban otros tipos de medicaciones.

Así, esta investigación tenía como objetivo ver qué ocurría si se daba esta mezcla de simbióticos a pacientes con déficit de atención y con trastorno límite de la personalidad que además tuvieran "niveles de irritabilidad altos". "Queríamos ver si podíamos mejorar estos síntomas en pacientes para los que no teníamos alternativas eficaces", señala Arteaga.

Los pacientes que tomaron simbióticos mejoraron la irritabilidad y la desatención

De esos 180 pacientes examinados a la mitad se les dio placebo y a la otra mitad, los simbióticos. "Vimos que, a las 10 semanas, los pacientes a los que habíamos dado simbióticos tenían una respuesta significativamente mayor. Vimos cómo mejoraban la irritabilidad y otros síntomas, como la desregulación emocional y la desatención. Y cómo funcionaban mejor en muchos ámbitos de su vida y en su trabajo", asegura la psiquiatra.

Según Arteaga, cada vez hay más "evidencias científicas" de que tener una microbiota sana es "indispensable" para que el cuerpo "funcione bien". Así, las personas que tienen una microbiota alterada tienen "más enfermedades", como diabetes. Pero no solo. "Hay un porcentaje de personas con trastornos mentales que tienen alteraciones en la microbiota porque esas bacterias de las microbiota interaccionan con las hormonas y con el sistema inflamatorio del organismo, ambos indispensables para que el cerebro se desarrolle bien".

El ejercicio físico, tomar alimentos con fibra, hojas verdes o kéfir (con muchos probióticos), así como descansar bien, ayudan a una salud mental sana. "Donde más estudios hay es en la relación entre depresión y microbiota intestinal, aunque también con la esquizofrenia y el trastorno bipolar", señala la investigadora el VHIR. También hay estudios que relacionan el trastorno del espectro autista (tea) con la microbiota. "En general se cree que, en un porcentaje nada despreciable de pacientes, a través de la regulación de la microbiota, podríamos tratar esos síntomas psiquiátricos", asegura. Este hallazgo abre nuevas vías de tratamientos para este grupo de pacientes.

¿Qué es el TDAH?

El TDAH es un trastorno que afecta principalmente a la capacidad de atención, impulsividad y control motor y se diagnostica principalmente en la infancia, aunque en muchos individuos continúa teniendo impacto durante la edad adulta. Por otro lado, el trastorno límite de la personalidad es una condición caracterizada por una inestabilidad emocional significativa, patrones de relación interpersonal intensos y fluctuantes, y alteraciones en la percepción de la propia identidad.

El proyecto de VHIR ha revelado que todos los pacientes que tomaron simbióticos tuvieron una buena tolerancia al tratamiento, con pocos efectos secundarios. Asimismo, esta preparación alimentaria que mezcla probióticos y prebióticos presentó otros beneficios, como tener menos cambios de ánimo intensos, dificultad para controlar reacciones emocionales, problemas de atención y niveles de estrés.

Por su parte, la irritabilidad es un síntoma complejo y a menudo persistente, que afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes con TDAH y TLP y que, en casos graves, puede aumentar el riesgo de suicidio. Según la doctora Arteada, los tratamientos actuales no mejoran significativamente los síntomas de irritabilidad, que frecuentemente se manifiestan junto con otros problemas emocionales, como la desregulación emocional y la impulsividad.

La molécula RANK-L, clave en el estudio

Para entender por qué algunos pacientes responden a los simbióticos y otros no, el estudio analizó la relación entre los niveles de algunas moléculas del sistema inmunitario en la sangre y el éxito de la terapia. Una de las conclusiones fue que cuando había niveles bajos de la molécula RANK-L en sangre, los pacientes respondían mejor al tratamiento con simbióticos. "Cuando esto sucede, hay una mayor inflamación de base que puede afectar al cerebro. En estos casos, los simbióticos podrían ayudar a reducir esta inflamación y, por tanto, mejorar los síntomas", destaca Arteaga.

Los autores del estudio hacen hincapié en la necesidad de más investigaciones para confirmar estos resultados y explorar en profundidad los mecanismos subyacentes de estos beneficios.