Industria reproductiva

La donación de óvulos, el último intento de ser madre: "Me generaba conflictos éticos, pero el deseo de tener un hijo era mayor"

La escritora Silvia Nanclares, que ha tenido dos hijos por ovodonación, explica sus dilemas y experiencia

Una de cada tres fecundaciones 'in vitro' ya se hacen con óvulos de otra mujer: "El silencio aún es total"

Hijos nacidos de la donación de óvulos y semen: "Queremos que acabe el anonimato y conocer nuestro origen"

La donación de óvulos en las fecundaciones 'in vitro': ¿acto altruista o venta?

Silvia Nanclares, autora de 'Quién quiere ser madre'.

Silvia Nanclares, autora de 'Quién quiere ser madre'. / Laura C. Vela

Beatriz Pérez

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Silvia Nanclares llegó a la donación de óvulos, reconoce, "como llegan el 90% de las mujeres": después de muchos intentos fallidos de fecundación 'in vitro' con sus propios óvulos. "El porcentaje de mujeres que entran en una fecundación 'in vitro' y sale con una ovodonación es muy alto", asegura. La inseminación artificial ni la probó, pues ya era demasiado "mayor" para ello: tenía 39 años cuando empezó a intentar su primer embarazo.

Nanclares, autora del libro 'Quién quiere ser madre' (Alfaguara), se ha preguntado muchas veces si ella es una "mala feminista" por haber recurrido a la donación de óvulos. La mayor parte de las mujeres que donan son veinteañeras que necesitan el dinero (se les paga entre 1.100 y 1.300 euros) para continuar estudiando o poderse pagar sus cosas. "Me causaba conflictos éticos. Lo que más me costaba era el mercado reproductivo...", relata al otro lado del teléfono. Pero el "deseo de ser madre", reconoce, "estaba por encima".

"Intentar quedarte embarazada es algo que mediatiza tu pareja, tus hábitos... Y el desgaste psicológico es alto. Llegas a la clínica en un estado vulnerable"

El "centro de tu vida"

El deseo de quedarse embarazada comenzó a ser para Nanclares, entrando en la cuarentena, el "centro" de su vida. "Es algo que mediatiza tu pareja, tus hábitos... Y el desgaste psicológico [por no lograrlo] es alto. Llegas a la clínica de fecundación en un estado bastante vulnerable", cuenta. Tenía 41 años cuando recurrió a la reproducción asistida. Lograron sacarle muy pocos óvulos y tuvo que recurrir, finalmente, a la ovodonación.

"En países como Reino Unido o Italia, donde no hay compensación económica, no hay donantes. El anonimato y lo económico se juntan en España"

Tenía 43 años ya cuando se quedó embarazada de los óvulos de una donante. "Fue a la primera". Era 2017. Cuatro años después, en 2021, volvió a quedarse embarazada por segunda vez con óvulos de la misma donante. "Sí, me causó conflictos éticos. Sé que la gente no hace esto por altruismo, sino por la compensación económica. En países como Reino Unido o Italia, donde no hay compensación económica, no hay donantes. El anonimato y lo económico se juntan en España", explica. Es por eso que España es el país de la UE donde más donanción de óvulos hay.

"Todo esto –reflexiona Nanclares– nace en el seno de la industria reproductiva. Quieren comparar esto con la donación de órganos y no. La donación de órganos se hace en la sanidad pública y no hay transacción económica. Esto [la donación de óvulos] se ha reservado a los intereses mercantiles". A ella la tranquilizó saber que detrás de todo esto se encuentra la ley de reproducción asistida del año 2006, que "asegura unos mínimos".

"La donante es una presencia en mi vida y en la de mis hijos. Es la persona que ha facilitado que tengamos una familia. No se me olvida, y por eso es algo conflictivo"

Una "fantasma" en vida

Es difícil para ella responder a la pregunta de cómo se siente. "Ella [la donante] es una especie de fantasma, una presencia en mi vida y en la de mis hijos. Es la persona que ha facilitado que tengamos una familia. No se me olvida, y por eso es algo conflictivo. Es verdad que ella donó una célula", precisa. A sus niños les explica que ellos vinieron al mundo "por otro camino". "Saben que hubo una persona fundamental para que ellos estén aquí", prosigue.

Nanclares cree que hay que "revisar" la ley para que estos procesos no sean "masivos". Y no está de acuerdo con que la clínica tenga "más acceso" al historial de sus hijos que ellos mismos. "Ese historial solo se puede abrir en casos de enfermedades extremas, para las que por ejemplo se necesite una donación de médula. Casos en que esa persona [la donante] tenga que intervenir", cuenta.

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