Salud mental

Un 30% de jóvenes sufren malestar emocional, según un estudio de la UAB

El nivel de estudios, la vivienda y factores económicos y laborales son condicionantes clave

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Jóvenes ante un centro educativo en Barcelona.

Jóvenes ante un centro educativo en Barcelona. / MANU MITRU

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Tres de cada diez jóvenes de 15 a 34 años sufre malestar emocional, una patología que afecta especialmente a las mujeres y a los más vulnerables socioeconómicamente, según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) para la Agencia Catalana de la Juventud.

El informe, "Salud mental, juventud y desigualdades", que se ha presentado este jueves en la UAB por sus autoras, la profesora del Departamento de Sociología Mireia Bolíbar y la profesora de la Escuela Superior de Enfermería ESIMar-UPF Eva Pedrosa, ha partido de la Encuesta en la Juventud de Catalunya de 2022.

Las desigualdades por género, edad y nivel de estudios hacen que en los colectivos más vulnerables las cifras de malestar se tripliquen

En aquella encuesta se incorporaba por primera vez el bienestar emocional a la salud mental a través de cinco preguntas que incidían en dimensiones clave del bienestar emocional: el estado de ánimo positivo o bienestar afectivo, vitalidad, sentido de la vida, calidad del sueño y del descanso, e interés por las actividades diarias.

Además de que el 31,2 % de las personas entre 15 y 34 años encuestadas sufre malestar emocional, destaca que solo el 21,9% declara haber recuperado por completo la normalidad en términos de estado de ánimo desde la pandemia del covid-19, por lo que muchos asumen ya el malestar emocional dentro de un marco de "normalidad".

Más mujeres que hombres

Destaca asimismo que se observan grandes desigualdades de género y la prevalencia de malestar emocional se reduce hasta el 24% en los varones mientras que aumenta hasta el 38,8% en el caso de las mujeres.

Esta desigualdad de género se combina con desigualdades por edad y según nivel de estudios y, si se tienen en cuenta los tres factores a la vez, los colectivos más vulnerables casi triplican la tasa de malestar emocional de quienes la sufren menos. Así, por ejemplo, el 19,9% de los hombres de 30 a 34 años sufren malestar emocional, en contraste con el 45,4% de las mujeres de 20 a 24 años con estudios bajos y medios.

"Los datos globales sobre bienestar emocional juvenil enmascaran la gran variabilidad en el estado de bienestar emocional dentro del colectivo juvenil en función de su posición en los ejes de desigualdad", ha explicado Mireia Bolíbar.

Peor los no emancipados

Las conclusiones también indican que el malestar emocional está determinado, en gran medida, por factores económicos, laborales y residenciales. Esto es que, mientras sufren malestar emocional el 24,1% de las personas de 30 a 34 años emancipadas, el dato sube hasta el 35,6% entre los de la misma edad pero que siguen en casa de sus padres.

Asimismo, hasta el 61,8% de las mujeres y el 46,3% de los hombres con dificultades financieras sufren malestar emocional, mientras que sólo lo sufren el 26,3% de las mujeres y el 17,5% de los hombres que dicen no tener ninguna dificultad financiera.

Más allá, el estudio se detiene en los efectos de la precariedad, y apunta que el 49,1% de las mujeres y el 24,5% de los hombres que presentaban trayectorias laborales más precarias sufren malestar emocional (en contraste con el 20,4 % de las mujeres y el 15,3 % de los varones que presentaban trayectorias estables de tipo profesional).

Por todo ello, las autoras del informe concluyen que la "situación alarmante requiere intervenciones y políticas públicas tanto mitigadoras como preventivas que aborden la salud mental y emocional desde una perspectiva de ciclo de vida, integradora e interseccional, es decir, que reconozcan la interconexión entre los factores sociales que atraviesan las personas jóvenes y su salud mental y emocional".

"Es necesario desplegar una atención a la salud mental pública y de calidad, que sea capaz de atender y acompañar de forma profesional este malestar tan extendido (...) Y debe ponerse énfasis en la reducción de desigualdades, con intervenciones universales y accesibles para todos pero con recursos específicos para las poblaciones más vulnerables", añaden.