Crisis sanitaria internacional
Ébola, un virus que genera incógnitas
1. ¿Cuándo empieza a contagiar un infectado?
Cuando el virus del ébola entra en la sangre de una persona permanece entre 2 y 21 días sin causar síntomas, aunque una mayoría de infectados los inicia una semana después del contagio. En el periodo asintomático, el virus ya ha iniciado su multiplicación en la sangre, y va sumando copias. Al ser escasas al principio, el riesgo de transmisión es bajo. No nulo. El primer síntoma es la fiebre.
2. ¿Es suficiente con tocar a un enfermo para contagiarse?
No. Para que se produzca infección, el virus de un enfermo –que se encuentra en sangre, orina, saliva, sudor, semen y lágrimas– ha de entrar en contacto con la sangre o las mucosas de la persona sana. Para ello, debe existir una herida o una erosión en la piel por la que se adentre. No lo hace con el simple contacto epidérmico. Y se adentra al tocar las mucosas de los ojos, la nariz o la boca.
3. ¿Cuál es el momento de máximo riesgo?
Cuando el enfermo está grave, o al morir. En esos momentos, el virus ha conseguido su máxima replicación en la sangre, y se esparce al exterior a través de todos los orificios del enfermo. Sangre, orina, saliva y sudor del infectado son en ese periodo portadores de enormes cantidades de virus y el riesgo de contraerlo ante el mínimo contacto es enorme. Por esa razón no se realizan autopsias.
4. ¿Qué síntomas indican contagio del ébola?
Fiebre de más de 38,3 grados que se inicia de forma brusca y sostenida. Dolor en todo el cuerpo, vómitos, diarreas y dificultad para tragar o dolor de garganta. Dos o tres días después, el virus ha erosionado y adelgazado la pared de los vasos sanguíneos y surgen hemorragias en cualquier órgano interno o externo. Se produce el fallo de riñones, hígado y cerebro. El enfermo muere.
5. ¿Su mortalidad es tan alta como la del virus del sida?
No. El virus del sida causa la muerte del 100% de los infectados, en un plazo de dos a cuatro años, si el enfermo no recibe tratamiento. En cambio, entre el 40% y el 50% de los infectados por el ébola sobreviven de forma espontánea a la enfermedad, sin recibir terapia específica. No obstante, a diferencia del VIH, el del ébola evoluciona a enorme velocidad y quienes no lo resisten fallecen en menos de 15 días.
6. ¿Son contagiosos los supervivientes del virus del ébola?
No. Quienes sobreviven al ébola generan una respuesta inmunitaria protectora, anticuerpos, que los defiende frente a nuevos contagios. Esos anticuerpos pueden ser beneficiosos, una vez tratados, para inmunizar a otros enfermos. Los hombres que sobreviven a la infección transmiten el virus a través del semen hasta 70 días después de eliminar el virus. En África, todos ellos sufren exclusión social.
7. ¿Qué indica el protocolo de la OMS sobre el personal?
Quien atiende a un enfermo de ébola debe constar en un registro específico, ser informado y equipado de forma rigurosa: guantes dobles, bata e impermeables herméticos. Zapatos cubiertos con polainas impermeables. Gorra y protección facial que aísle ojos, nariz y boca. Al salir de la habitación de un enfermo, deben ser asistidos por otro sanitario, que los ayudará a desvestirse.
8. ¿Qué debe acatar el entorno del enfermo?
En EEUU se trasladó a los familiares del último infectado a un parque nacional donde vivieron confortablemente aislados. En Europa, lo aconsejado es que permanezcan en su domicilio y controlen su temperatura dos veces al día. Si sufren fiebre de más de 38,3 grados, han de acudir a un hospital. No viajar y evitar lugares concurridos durante 22 días son otras recomendaciones.
9. ¿Por qué esta epidemia es más grave que otras?
El virus nunca había aparecido en África occidental y su población lo desconocía todo sobre estas epidemias, a diferencia de los ciudadanos de África central. La desconfianza con el sistema sanitario y los gobiernos y la estigmatización de los infectados han provocado la ocultación domiciliaria de los enfermos y fallecidos, lo que hace difícil su detección, cuidado y aislamiento.
10. ¿Ha pasado ya lo peor de esta epidemia?
En absoluto. Cada semana crece el número de enfermos y fallecidos, lo que indica que la epidemia mantiene una curva de progresión ascendente a la que aún no se le percibe un fin próximo. Esta situación se mantendrá varios meses más, indican los epidemiólogos, en especial si persiste la resistencia de las poblaciones afectadas a acceder a la escasa asistencia sanitaria que se les ofrece.
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