Letras con emoción

No es (medalla de) oro todo lo que reluce

Agassi explica en su autobiografía que odió el tenis como consecuencia de los entrenos durísimos

Los pocos deportistas que llegan a esa cima lo hacen a costa de su salud mental

Andre Agassi. Foto: Michel O'Neill

Andre Agassi. Foto: Michel O'Neill

Xavier Vidal

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Empecemos por una confesión. Aborrezco las autobiografías de estrellas del deporte, la música, del cine. En general están mal escritas y editadas y en ellas se omiten todos los datos íntimos, los errores y las miserias de quien las protagoniza. Son lo peor de la denominada literatura del yo. El mundo está planteado desde el centro del narrador hacia fuera. Es como darles la vuelta a las palabras de Kennedy: “no preguntes que puede hacer tu país por ti, sino que puedes hacer tú por tu país”. Esa egolatría exhibida sin miramientos en las páginas de las autobiografías se regocija siendo el centro del mundo y todo gira a su alrededor.

Aún así he recordado estos días una de las autobiografías más impactantes que he leído en los últimos años. Se trata de 'Open' del tenista norteamericano André Agassi. ¿Qué tiene de diferente? Para empezar, Agassi no es escritor ni quiere serlo, así que delegó la escritura del libro en J.M. Moehringer, un escritor y guionista norteamericano que entre otros libros tiene el más que recomendable 'El bar de las buenas esperanzas'. Resuelta por tanto la parte formal, la de la escritura, se plantea pues el otro dilema: ¿Qué contar y qué no contar? A mi el tenis me gusta como deporte, sí. Pero no conozco los entresijos de los circuitos ni tampoco me interesa en exceso los detalles y manías de los jugadores.

Agassi no es escritor ni quiere serlo, así que delegó la escritura del libro en J.M. Moehringer, un escritor y guionista norteamericano

Llegué a 'Open' porque varios amigos me dijeron que les había encantado. Así pues, me dispuse a leerlo con los prejuicios propios de quien no soporta el género autobiográfico.

Medallas y odio

Para quien no lo recuerde, Agassi es ese jugador atípico que jugaba los partidos con ropa de colores llamativos (lejos del blanco impoluto del tenis tradicional), con una cabellera rubia larga hasta media espalda que cambió en su momento por un rapado al cero. Ganó ocho títulos de Grand Slam de las quince finales que disputó, una medalla de oro olímpica en Atlanta’96 y fue el el primer tenista masculino en conseguir el Career Golden Slam, ganar los cuatro títulos de Grand Slam y la medalla olímpica durante su carrera.

Hasta aquí una biografía de un personaje exitoso que se casó con la actriz Brooke Shields, y después con una tenista de éxito, la alemana Steffi Graf con la que tuvo dos hijos. Es decir, una vida de ensueño ¿verdad? Pues no es oro todo lo que reluce.

Por no decepcionar

Agassi cuenta en su autobiografía todo lo que tuvo que hacer durante su niñez y juventud y acaba confesando públicamente una rareza: odia el tenis. El número 1 del tenis a finales de los noventa y principios del siglo XXI odia el deporte que lo encumbró. ¿Por qué? Como consecuencia de los entrenos durísimos a los que se sometió sufrió lesiones varias, una de las cuales se le transformó en crónica. Jugaba con dolores intensos desde la adolescencia. ¿Por qué no lo dejó? O preguntemos mejor: ¿Por qué su entrenador y su padre no le dijeron que lo dejara? El tenista renunció a decirlo por una cuestión de gratitud hacia los dos. Si se habían esforzado tanto en convertirlo en número 1 ¿por qué iba él a decepcionarlos?

Cuidado con los hijos

Sólo llegan a la cima unos pocos. El 99,5 por ciento restante no se van a poder ganar la vida con el deporte de élite. Y muchas veces ni con el deporte más o menos profesional.

Los que llegan a esa cima lo hacen a costa de su salud mental: Simone Biles, Robert Enke, Ricky Rubio, Michael Phelps, Andrés Iniesta, Bojan Krikic, Álex Abrines...

Y los que llegan a esa cima lo hacen a costa de su salud mental. Simone Biles, Robert Enke, Ricky Rubio, Michael Phelps, Andrés Iniesta, Bojan Krikic, Álex Abrines. Todos ellos son nombres conocidos que han contado sus problemas de salud mental entre ansiedades y depresiones. Ahora imagínense todos los deportistas profesionales y semiprofesionales que no lo han contado o que lo han contado solo a sus allegados. Si tienen hijos, sean muy cuidadosos con ellos en sus prácticas deportivas.