Garantías de bienestar

Salud Mental y Derechos Humanos: la necesidad de un cambio urgente

La sobreprotección y el paternalismo han de ser sustituidos por la corresponsabilidad

Debemos devolver la voz a las personas que pasan por un problema de salud mental

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus. / El Periódico

Maria Lomascolo

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A menudo, hablar de estigma y discriminación en salud mental suena a hablar de algo muy teórico que y difícil de hacerlo aterrizar. De hecho, cuando las profesionales que incidimos en este ámbito intentamos explicar nuestro trabajo, la gente acaba asumiendo que atendemos a personas con una problemática de salud mental.

Ahora bien, cuando hablas de derechos humanos, la cosa cambia. Todos tenemos muy claro el peso y la importancia de la defensa y promoción de los derechos humanos, y si aclaramos que la discriminación se traduce en vulneraciones de derechos humanos, así sí que nos entendemos.

No podemos olvidar un pasado, no tan lejano, en el que las personas con una problemática de salud mental eran ciudadanas de tercera

 Con todo, hablar de vulneraciones de derechos humanos no es fácil, especialmente cuando, como en nuestro caso, lo hacemos en el ámbito sanitario y concretamente en la atención en salud mental. La fotografía de inicio es complicada, con una cuerda tensada por varios actores con trayectorias, necesidades y preocupaciones propias. Por un lado están las personas que tienen o han tenido una problemática de salud mental que reclaman y exigen a viva voz su propia agencia, su derecho a tomar decisiones y la eliminación de ciertas prácticas, como las contenciones mecánicas o la medicación forzada.

La Organización Mundial de la Salud es la que, a través de la iniciativa QualityRights, nos está avisando de que estas prácticas vulneran derechos humanos. No podemos olvidar el porqué de esta exigencia tan firme, no podemos olvidar un pasado, no tan lejano, en el que las personas con una problemática de salud mental eran ciudadanas de tercera, y se les recluía lejos muy lejos donde nadie las pudiera ver.

Tres patas: familia, red de apoyo y profesionales

Al lado de ello, encontramos a las familias o a la red de apoyo, que las acompañan en el momento de malestar, que a menudo se encuentran perdidas y desamparadas y que lo que desean es que la recuperación llegue y que el dolor desaparezca. El último elemento de esta tríada son los y las profesionales de los servicios de salud mental, que a pesar de ser herederos de un sistema médico paternalista y sobreprotector, intentan adaptarse a esta reclamación de cambio urgente.

En el sistema sanitario el profesional sanitario es el experto, él indica y el resto hacemos

Aquí debemos desenfocar un poco la imagen y veremos que en el sistema sanitario todavía opera en un marco en el que el profesional sanitario es el experto, él indica y el resto hacemos. Existe y ha existido una relación de poder, que se establece entre el profesional y el paciente, herencia de un pasado en el que el médico, el alcalde y el sacerdote eran los hombres importantes del pueblo.

Y no nos equivoquemos: nadie está hablando de discutir con tu médico si es necesaria una cucharada o dos de jarabe o si es necesario sacar o no un apéndice. Aquí planteamos que el profesional explique la situación, ofrezca posibilidades, hable de riesgos y beneficios y después pregunte: ¿y tú, que quieres hacer?

Que el profesional explique la situación, hable de riesgos y beneficios y pregunte: ¿y tú, que quieres hacer?

En este ecosistema en el que primeras personas, familiares o red de apoyo y profesionales tratan de avanzar hacia una realidad diferente, se abre un abanico de dudas. ¿Cómo avanzamos para ofrecer una atención en salud que no vulnere a los derechos humanos?

Hace unos días, en el contexto de las directrices de la OMS y los QualityRights, profesionales sanitarios y sociales y primeras personas, en la III jornada Cap Sìmptoma de Discriminació de Obertament, para debatir sobre estas dudas. Después de cuatro horas de debate, nos quedan muchas preguntas sin respuesta. Pero lo que si nos queda claro que las personas que han pasado por un problema de salud mental no pueden esperar más, el cambio debe llegar lo antes posible y que los profesionales no pueden cambiar la realidad de la atención sanitaria en salud sólo necesitan un cambio cultural.

Romper con las dinámicas de poder

La OMS, que indica claramente qué prácticas son vulneraciones de derechos humanos, también nos indica cuál es el camino a seguir y nos da herramientas y elementos para que no debamos hacerlo solos. Los QualityRights, el abanico de recursos que han diseñado para transitar este camino, apuntan a erradicar los estereotipos en salud mental, a romper con las dinámicas de poder y devolver la voz a las personas que pasan por un problema de salud mental, como estrategias de cambio.

Y es que lo que necesitamos es un cambio total, un cambio social, en el que la sobreprotección y el paternalismo sean sustituidos por la corresponsabilidad.

Maria Lomascolo, responsable del ámbito sanitario en Obertament