Jóvenes y salud mental

La generación de cristal: cliché y estigma

"Se ha construido un relato estigmatizado y simplificado de la juventud"

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Dos jóvenes

Dos jóvenes

Irene Alabau

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Aunque siempre se nos ha vendido la idea romantizada y edulcorada de lo bonita que es la juventud, o estar en la flor de la juventud, la realidad es que ser joven no es muy fácil. De hecho, existe una perspectiva contradictoria sobre este período de edad, a menudo alimentada por los medios de comunicación, y muy presente en el imaginario social. Por un lado, la juventud es criticada presentándola como hedonista, egoísta, irresponsable, y otros adjetivos que muestran una perspectiva más bien criminalizadora. Esta visión convive con una más mitificada e idealizada de esta edad, por la que ser joven se considera una virtud, promoviendo la creación de un culto hacia la juventud

La visión de los jóvenes como una masa uniforme y homogénea implica que siempre haya habido diferentes comportamientos de éstos y éstas que son juzgados y desaprobados. Sin embargo, y ahora, más recientemente asistimos al fenómeno de la recriminación por gran parte de la sociedad de conductas relacionadas con la salud mental, o más específicamente con la propia salud mental de la población joven.

El estigma de ser joven

Los estereotipos, los prejuicios y el estigma por ser joven existen. De hecho, la discriminación por razón de edad se conoce como edadismo. Ésta se manifiesta desde una perspectiva adultocentrista por ejemplo, con la ridiculización y burla de una persona joven para expresar su opinión en un grupo de adultos, donde ésta es automáticamente minimizada e invalidada únicamente por tener menos años que el resto; "deja hablar a los adultos, que sabemos lo que decimos", "los jóvenes creen que lo sabéis todo", "cuando tengas mi edad ya me lo contarás". Desde esta perspectiva adultocentrista se ha construido un relato estigmatizado y simplificado de la juventud, donde las y los adolescentes son tildados uniformemente de rebeldes, inmaduros, perezosos, narcisistas, impacientes, consentidos y un largo etcétera.

Sin embargo, esta discriminación hacia la adolescencia se vuelve aún más compleja cuando entra en juego e interacciona con la salud mental; la criminalización y banalización del sufrimiento de la juventud con discursos adultocentristas hace que el estigma asociado a la juventud se sume al estigma hacia la salud mental, creando un clima de indefensión por la adolescencia donde se genera un escenario que da pie a comentarios y actitudes invalidantes por parte de la sociedad adulta; desde que lo hacen para llamar la atención, no saben lo que es el esfuerzo, son demasiado jóvenes para sufrir así a eso simplemente son cosas de la edad.

Existe criminalización y banalización del sufrimiento de la juventud con discursos adultocentristas

Todos estos se materializan en la aplicación del reciente y viral cliché de la generación de cristal. La crítica hacia la juventud a través de este concepto es un género que triunfa en todas partes, desde las cenas de Navidad y las conversaciones de bar hasta los medios de comunicación. Nosotros, desde Obertament hemos visto comentarios verdaderamente escalofriantes y culpabilizantes, que ponen un poco los pelos de punta, dirigidos a activistas jóvenes de nuestra entidad que comparten su experiencia y vivencia con la salud mental en los medios de comunicación. Mientras una activista explica en un diario digital sus intentos de suicidio y conductas autolesivas poniendo el acento en la demanda de ayuda, testimonio que recordamos puede ayudar a salvar vidas, la respuesta que nos encontramos son comentarios del tipo Ojalá esta generación hubiera sido criada con más mano dura y ya vería cómo dejarían de llorar por todo.

Nos encontramos comentarios del tipo 'ojalá esta generación hubiera sido criada con más mano dura'

La idea de generación de cristal se utiliza como metáfora de la supuesta exageración, fragilidad y sobreprotección que caracteriza a las nuevas generaciones. Este concepto es esencialmente discriminatorio, una etiqueta reduccionista que pone de manifiesto los prejuicios adultocentristas que la realidad de los y las jóvenes, y que no está exenta de tener consecuencias sobre la salud mental de los jóvenes.

¿Realmente es una generación de cristal?

La falta de validación de los malestares en la adolescencia puede llevar a la internalización de la creencia de que éstos no son importantes o son algo menor, y además, el estereotipo que es una generación frágil puede llevar a la ocultación de sus problemáticas de salud mental, por el miedo a ser etiquetados como débiles e incapaces, la amenaza con cumplir con la idea que se tiene de los jóvenes. En cualquiera de los dos casos, el resultado es un aumento de la presión por los y las jóvenes que puede desembocar en no pedir ayuda, que desde Obertament hace años que reivindicamos que es el primer paso para poder recuperarnos; poder hablar de ello sin tabúes de lo que nos pasa.

Hay que darle la vuelta al concepto de generación de cristal, a la afirmación de que ahora nos afecta más la salud mental, cuanto antes tiene que ver con que antes se ocultaba aún más, y costara lo que costara, debido al estigma hacia ésta. Es necesario poner en valor que cada vez más, las nuevas generaciones son capaces de reconocer y dar su sitio a la salud mental, mientras que las generaciones anteriores parecen hacer para inhibir y contener este cambio de paradigma hacia la salud mental que abandera y lidera la juventud. Y esa incomodidad y reacción defensiva con la expresión cada vez más normalizada y naturalizada de la salud mental también tiene sus raíces en el estigma.

Hay que darle la vuelta al concepto de generación de cristal, las nuevas generaciones son capaces de dar su sitio a la salud mental

Desde Obertament tenemos claro que el malestar de los jóvenes es importante; por eso hace un par de años lanzamos una campaña que daba voz y altavoz a esta generación, a sus emociones ya sus malestares y que llevaba como lema No es culpa mía. Además, desde hace años ofrecemos a los centros de secundaria recursos a través de nuestro proyecto educativo para que las aulas se conviertan en espacios de visibilización y confianza hacia la salud mental.

Por poner un ejemplo, en la materia de inglés se trabaja un vídeo sobre el retorno de un alumno después de una ausencia por un problema de salud mental, o en lengua catalana y literatura se aborda el discurso a partir de un texto que habla sobre la salud mental de la población joven. Porque es dando cabida y reconocimiento a los problemas e inquietudes de la juventud que éstos pueden ver que no están solos y solas, que existen personas con las mismas angustias y situaciones que ellos y ellas, y que no son “bichos raros”.

Y es que sí, generación de cristal, pero no precisamente por la debilidad y la fragilidad, que de forma despectiva y condescendiente se asocia a la actual juventud a través de esa etiqueta. Sino por su transparencia a la hora de expresar sus emociones, que debería ser el espejo donde deberíamos poder reflejar el resto de la sociedad para poder hablar más abiertamente de nuestra salud mental, de nuestra propia vulnerabilidad.

Irene Alabau Estellés. Responsable de Salut Mental y Estigma en el ámbito educativo de Obertament.