Entrevista | Josep Matalí Coordinador de unidad de conductas adictivas de salud mental de Sant Joan de Déu

"Retirar el móvil a un menor puede ser contraproducente"

"Parece que el debate es volver a ser neandertales, pero después todos decimos que la tecnología no se irá"

"Necesitamos una regulación mucho más dura respecto a las tecnológicas"

El Periódico inicia este sábado el Reto sin móviles

Entrevista al psicólogo y experto en adicciones Josep Matalí

Zowy Voeten y Patricio Ortiz

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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Josep Matalí es consciente de que su discurso sobre los móviles y los adolescentes va a contracorriente respecto a la oleada prohibicionista. Este psicólogo, actual jefe de psicología y coordinador de la unidad de conductas adictivas del Hospital de Sant Joan de Déu, pide atender a cuestiones de fondo, como la pobreza y la soledad. Y evitar decisiones radicales, que en algunos adolescentes pueden resultar contraproducentes y acabar en Urgencias. Lo dice por experiencia propia. Pone el foco, sí, en las redes sociales y su diseño, pero también en la educación de nuestros menores por parte de madres y padres que también hacen a menudo mal uso de la tecnología.

-¿Los móviles son malos para nuestros hijos menores?

-Los móviles han generado una preocuación por parte de los padres. Si son malos o no, es algo que estamos estudiando. Responder a nivel general puede llevar a conclusiones erróneas.

-Es verdad que la media de edad del menor que accede al móvil es de 11 años. ¿Establece usted algun tipo de recomendación de edad mínima?

-Es una demanda clásica de los padres: díme a qué edad puede tener móvil. Y aquí tenemos un debate, que procede del nacimiento de las tecnologías, que vinieron con un áurea dorada, que parecía que mejorarían el mundo. Las incorporamos. Nosotros dijimos hace 12 años que el problema era la brecha digital, que determinadas personas no tuvieran acceso a la tecnología. Y, después de la pandemia, ha habido una preocupación sobre el sobreuso y sus consecuencias, que son heterogéneas. Sobre esto, tenemos que reconceptualizar los usos que hacemos.

-¿Y a la pregunta de si dar o no el móvil?

-La respuesta es qué tipo de móvil, con qué aplicaciones, con qué control parental, para qué lo necesita y qué pacto de uso se ha hecho. Ahora estamos en un debate de padres buenos y malos, en el que no estoy de acuerdo. Los padres han de tener una buena formación y capacitación digital.

Estamos en un debate de padres buenos y malos, en el que no estoy de acuerdo

-Hay un debate sobre las tecnologías y sus efectos...

-En las redes sociales y videojuegos hay algoritmos pensados para que nos quedemos dedicándole tiempo, nos toca la zona de refuerzo y crea problemas adictivos en las personas vulnerables. Este es el gran debate de fondo. En un cerebro en neuromaduración tiene un impacto que hace que nuestra salud mental infanto-juvenil y de adultos se vea repercutida. Es una preocupación a la que tenemos que dar respuesta, pero mensajes tan contundentes pueden incluso generar problemas.

-¿Por ejemplo?

-Hubo padres con menores que lo tenían desde los once años, sin un problema de salud mental, a los que se los retiraron y esto aumentó las situaciones de crisis en las familias. Muchas de ellas acabaron en urgencias, con problemas de agresividad e incluso ideación de muerte, especialmente en chicas. Tenemos que ir con cuidado con los mensajes que damos. Este es un tema complejo que requiere un análisis en profundidad. Con medidas, sí, de protección y corrección en determinados usos, pero lo tenemos que pensar. Porque, si no, podemos encontrar situaciones complicadas. Puede ser yatrogénico [contraproducente] en algunas ocasiones.

Padres con menores sin un problema de salud mental, les retiraron el móvil y aumentaron las crisis

-Si una madre soltera tiene 'entretenidos' a sus hijos con las pantallas, ¿qué pasa si se les retira las pantallas drásticamente?

-¿Aquí el problema es el móvil o la situación socio-económica de esta madre con unos hijos que están toda la tarde solos, sin ocupación? Esto es lo que vemos nosotros. Tenemos que dar alternativas de ocio, educativas, de relación, de espacios fuera de casa, porque en los últimos 20 años nos hemos encerrado en casa y esto no es sólo atribuible a la tecnología sino a una sobreprotección a los menores. Hay un mar de fondo.

La gente más pobre usa más tiempo las tecnologías porque no puede hacer otras actividades

-Por tanto el problema no es tanto quitar el móvil sino ofrecer alternativas.

-Haty varios grupos. Uno, un uso normalizado de las tecnologías. Otro, el uso inadecuado, sobre todo relacionado con pornografía y ciberacoso. Un tercero, el sobreuso, que es un cajón de sastre. Y en este caso normalmente hay mar de fondo: una familia que no pone límites, una situación socio-económica deprimida, o un menor que vive dificultades con los amigos, o un trastorno mental de base. O la soledad, gran problema de los jóvenes. Se hacer una evaluación para averiguar qué pasa y qué relación tienen las pantallas con todos estos casos.

Hay mar de fondo: no poner límites, una situación socio-económica deprimida o un trastorno mental

-¿Entonces, el móvil no es tanto causa como consecuencia?

-Es el debate del huevo y la gallina. ¿Tu le das un móvil a alguien y su vida se va al garete? No siempre. Hay grupos de riesgo, y los estamos intentando definir. Y existe una diferenciación de género a corregir. Las chicas tienen dificultades con las tecnologías que no tratamos porque pensamos que son otras cosas. Puede haber una chica con adicción a videojuegos, y en este caso el 99% son chicos. En ellas hay más problemas con redes sociales.

-¿Qué efecto tienen las aplicaciones?

-Hay que diferenciar el tipo de redes sociales. Es mucho más lesivo el Tik Tok que el whatsapp, por un tema de mensajes cortos, contundentes, el scroll infinito. El problema es generar evidencia científica sobre ello.

-Quienes diseñan estas aplicaciones van por delante de la investigación al respecto, ¿no? ¿Cómo se juega esta carrera entre el gato y el ratón, entre tecnología y sus efectos?

-Es un gran debate. Por fin, la UE y el gobierno norteamericano lo han puesto sobre la mesa. Las redes sociales han generado cambios en cómo nos relacionamos, las fake news, la dicotomía en las discusiones, aproximaciones extremas. Incluso en nuestro grupo de expertos es más difícil que lleguemos a consensos. ¿Estás de acuerdo en la regulación de las redes? Sí, totalmente. Más hacia arriba que hacia abajo. Necesitamos una regulación mucho más dura respecto a las tecnológicas. Y en relación a las redes, se debería retrasar el inicio de uso. En eso no hay debate. El problema es que generalizamos: entonces hay que quitar el móvil. Es un aparato con muchas cosas, algunas buenas, algunas malas.

No le puedes decir a tu hijo que todo es malo mientras estás contestando whatsapps y no lo miras a la cara

Y si tu lo retiras todo, cómo capacitas a la población para que hagan un uso correcto. Parece que el debate es volver a ser neandertales, cuando después todos decimos que esto no se irá. Por tanto, cómo logramos que haya pensamiento crítico. Tenemos que ser críticos con lo que leemos y con el uso que hacemos. Hay una máxima: estamos poniendo el acento en proteger a menores y jóvenes y obviamos la responsabilidad y el impacto en la población adulta.

-¿Y qué hacemos los adultos?

-Nosotros somos modelos, y tenemos que hacer un proceso de deconstrucción de cómo hemos incorporado las tecnologías, porque nosotros estudiamos sin ellas, y hacemos mucho sobreuso de las mismas. Tu no le puedes decir a tu hijo que todo es malo mientras estás contestando whatsapps y no lo miras a la cara. Tenemos que recuperar espacios de relación. Salir de las casas y recuperar espacios comunes. Soy un gran defensor de las sobremesas. Esto ayuda a pensar, tenemos que pensar entre todos. Y esto se hace generando estos espacios. Y esto es responsabilidad del adulto, porque el adolescente se cierra en su habitación. Las tecnologías, sí, han provocado una exacerbación de este aislamiento.

Tenemos que recuperar espacios de relación. Salir de las casas y recuperar espacios comunes

-Como provocación: ¿No es lógico que los adolescentes sepan usar un móvil y que el cerebro esté adaptado a ello, igual que el de un Neandertal estaba adaptado a cazar?

-Como dice el biólogo David Bueno: Estos cambios neurológicos por la tecnología, ¿han de ser todos malos? A lo mejor son cambios adaptativos, algunos puede que sean malos y otros no. Nuestro cerebro se adapta a la situación actual, pero esto no tendría porqué ser malo.

Como dice David Bueno, estos cambios neurológicos por la tecnología, ¿han de ser todos malos?

-A no ser que queramos cambiar el modelo de vida occidental...

-Exacto. Que las aplicaciones bombardean la zona de refuerzo... sí, pero es que estamos en una sociedad que sabemos que cada vez está más acelerada. Una sociedad con un problema atencional, en el que las pantallas son uno de los factores, pero hay muchos más. Tenemos una sobreactivación que 50 años atrás no la teníamos.

-Entonces el problema no es tanto eliminar el móvil como eliminar el sistema...

-Con una lecrtura sociológica podríamos acabar ahí, sí. Pero yo soy un clínico e intentamos acotar una respuesta a la problemática. Nos preocupa la vulnerabilidad. Y actualmente hay dos grandes problemas: la pobreza y la soledad.