JÓVENES, SALUD MENTAL Y REDES SOCIALES

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"Hemos normalizado el hábito de utilizar las redes sociales en exceso"

El Gobierno regula el control parental

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Instagram prueba las pausas publicitarias de 3 a 5 segundos en el 'feed'.

Instagram prueba las pausas publicitarias de 3 a 5 segundos en el 'feed'. / Pexels

Hanna Crespo

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Hace tiempo que las tecnologías y las redes sociales se han convertido en la compañía de muchas personas, tanto adultas como jóvenes, y son ya una parte inherente de nuestro día a día. Como sociedad hemos normalizado el hábito de utilizar las redes sociales en exceso hasta abusar de ellas. Según un informe de la Confederación Salud Mental España, más del 30% de los adolescentes pasa más de 5 horas diarias a la semana.

Una falsa sensación de bienestar

Llegamos a recibir miles de inputs, que consiguen tener un gran impacto en las personas, especialmente en la juventud, hasta el punto de condicionar su vida a través de la creación de imágenes distorsionadas de una vida soñada. Viviendo a través de dos identidades, la real y la virtual, en continua comparación y lucha por conseguir “me gustas” y seguidores, que acaban convirtiéndose en gratificaciones inmediatas y una sensación de bienestar de corta duración.

Para volver a experimentar esta falsa felicidad, la realidad del día a día se adapta y maquilla

Para volver a experimentar esta falsa felicidad, la realidad del día a día se adapta y maquilla (metafóricamente y también literal). Así se entra en una rueda de exposición incontrolada de la propia intimidad en la que la persona resulta desprotegida. Y esto es más peligroso en niños y adolescentes, todavía en pleno desarrollo.

Los haters y el ciberbullying

Además, las redes muestran también la parte más oscura de una continua exposición social. Las pantallas protegen a los agresores, que pueden convertir cualquiera en el objetivo de críticas, insultos o amenazas, que sin esa falsa protección, no se realizarían. Este continuo bombardeo negativo, sumado a una baja autoestima y autoconcepto, afecta a la autopercepción y acabamos dotando de gran importancia a la opinión no pedida de una persona que no conocemos de nada. La percepción que nos formamos de nosotros mismos afecta a cómo nos relacionamos y cómo afrontamos la vida.

Más conexión y más aislamiento

Según el mismo informe de la Confederación Salud Mental España, 4 de cada 10 adolescentes están conectados para no sentirse solos y, sin embargo, más del 20% se han sentido solas utilizándolas. Estos datos se suman a los de un informe del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en el que sorprende que más de un 9% de la juventud afirma haber recortado el tiempo presencial con sus amistades, compensándolo a través de hacer más uso de las plataformas digitales para relacionarse.

4 de cada 10 adolescentes están conectados para no sentirse solos

Esta inmediatez y distancia a la hora de relacionarnos se refleja en las habilidades sociales de la juventud y en la falta de esfuerzo por alcanzar las metas vitales, que a menudo acaban abandonado, como los estudios. Y también en la imposibilidad de centrarse en una única labor. Hoy ya es habitual ver una película mientras se mira a Instragram o Tik Tok, y asistir a clase mientras se responden WhatsApp o se juega online.

Control parental, prohibición en las escuelas

Por todo ello, los centros escolares ya han decidido prohibir el uso de móviles y tabletas fuera de las tareas del aula. También es esencial realizar un seguimiento y concienciar a las familias de su uso, seguir las recomendaciones de profesionales y valorar la idoneidad o no de la vinculación a estas plataformas desde edades tempranas. Según un estudio de la UOC, la media de inicio de uso de las distintas redes sociales se sitúa entre los 13 y 14 años de edad, en la mayoría de casos sin un control parental o seguimiento de su utilización.

Es imprescindible, pues, que familias y docentes, se actualicen y formen, y puedan prevenir las acciones que podrían interferir en el desarrollo de los niños, adolescentes y jóvenes. Es necesario ser conscientes de que para evitar futuros abusos o un mal uso, es esencial mantener un papel activo. Es necesaria la implicación de todos los agentes socializadores de la comunidad, asumir la responsabilidad de orientar y acompañar, para ser referentes positivos durante su desarrollo.

Un momento crucial

Debemos tener presente que se trata del período crucial de la búsqueda de la propia identidad, en el que se busca un lugar dentro de sociedad y se desarrollan las habilidades sociales. Además, es vital crear espacios donde la población pueda expresarse y relacionarse fuera del entorno virtual de forma adecuada, donde se evite la invalidación emocional, las críticas o los juicios, y la frustración que se genera de ellos . Es importante valorar las necesidades de la persona y crear vínculos a la vida real a través de sus intereses y aficiones.

Por todo ello, necesitamos crear programas a través de los cuales se pueda dotar de herramientas y técnicas para empoderar a los jóvenes y capacitarlos para identificar las diferentes emociones y sentimientos que experimentan el día a día. Y no sólo durante la infancia y la adolescencia, la inteligencia emocional y la responsabilidad afectiva es una asignatura pendiente de toda la población. Éste es el primer paso y el más necesario para crear una sociedad capaz de hacer frente a las propias necesidades emocionales y poder gestionar los retos de la vida sin que deriven en malestar emocional o, incluso, en problemáticas de salud mental.

Hanna Crespo, Responsable del programa de atención psicológica de Salut Mental Catalunya.