MALESTAR DE LAS CUIDADORAS

La salud mental de las enfermeras no recupera los niveles previos a la pandemia

Tras el confinamiento, los indicadores a penas mejoraron y en algún caso fueron a peor

"Hay desánimo y decepción", denuncia el colectivo

Enfermeras de Cataluña retoman las movilizaciones para exigir mejoras laborales

Enfermeras de Cataluña retoman las movilizaciones para exigir mejoras laborales / EFE/Marta Pérez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las enfermeras están cansadas. Muy cansadas. La pandemia las puso al límite, pero tras lo más grave del confinamiento, su salud mental a penas mejoró. Y en algún aspecto, incluso empeoró. Así lo constatan los datos recopilados por la vicepresidenta del colegio de enfermeras de Barcelona, Maria Romeu, que ha analizado estudios previos y posteriores al confinamiento del 2020. Su conclusión es dura: "Hay desánimo y decepción".

Las enfermeras son las profesionales de la salud más cercana al paciente, al dolor, a la enfermedad, al virus, a la muerte. Día a día. En jornadas laborales duras y mal pagadas. La pandemia multiplicó por tres y por cuatro los factores estresantes que ya existen en su profesión casi como un hecho inevitable.

El estado de salud general, las horas de sueño, el dolor, el cansancio, el estrés y agotamiento y la percepción de tener una mala salud mental empeoraron durante el momento álgido de la pandemia. Eso podría considerarse en cierto sentido lógico, pero se trata de un empeoramiento que en algunos indicadores como la mala salud mental, el estrés o el agotamiento se multiplicó por cuatro e incluso fue más allá. Aquí es donde Romeu recuerda la infradotación crónica de enfermeras en Catalunya, la falta de condiciones laborales dignas y de un salario adecuado.

Tras el encierro, no se vuelve atrás

Se podría asumir que la pandemia generó una excepcionalidad que puso a toda la sociedad en índices de tensión inéditos. Pero lo más significativo es que tras el momento culminante del 2020, los datos posteriores muestran una mejora, sí, pero en ningún caso un regreso a los porcentajes que existían en el 2017. Romeu lo atribuye a que "tras el 2020, se vuelve a la normalidad, pero todavía trabajábamos en unas condiciones especiales, con circuitos diferentes para las personas que venían con síntomas de covid, y la situación es de cansancio absoluto".

La pregunta es cómo regresar a unos índices asumibles de salud, y de salud mental, estrés y dolor, por parte de las enfermeras. "Esta es una pregunta que me hago muchas veces, me gustaría ver encuestas del 2024, pero me temo que no hemos vuelto al 2017, venimos de huelgas a finales de año, se sigue reclamando sin éxito el reconocimiento de las enfermeras especializadas; el malestar es debido a las condiciones laborales", reflexiona Romeu. Condiciones a las que se ha de añadir, a menudo, el trabajo en casa y la responsabilidad de la maternidad.

La gente salió a aplaudir a los balcones, pero esto no se ha traducido en nada, estamos igual de mal

Maria Romeu

— Vicepresidenta Colegio Enfermeras Barcelona

Por todo ello, el cansancio es la palabra más repetida. "La gente salió a aplaudir en los balcones, y era muy bonito, pero esto no se ha traducido en nada, la administración no ha tenido más herramientas para gestionar mejor la situación, estamos igual de mal", se lamenta la dirigente del colectivo en Barcelona.

Quién cuida a las cuidadoras

Cuando una enfermera tiene problemas de salud mental acude a la Fundació Galatea. El programa Retorn, como su nombre indica, trabaja para conseguir el regreso de la profesional al trabajo tras un tratamiento psicológico y psiquiátrico según cada caso. El programa de Galatea es un referente a nivel europeo. En el 2021, el programa atendió a 123 primeras visitas de enfemeras de las cuales 94 eran nuevos casos. En el 2022 se atendió a 161 primeras visitas, de las que 104 eran nuevos casos. Y en el 2023 se atendió a 168 primeras visitas de las que 119 eran nuevos casos.