Bienestar y mundo rural

La salud mental de los agricultores, otro tabú pendiente

Largas jornadas, falta de apoyos, soledad e incertidumbre de cara al futuro, factores estresantes

El sector carece de datos fiables sobre la incidencia real de la salud mental y sospecha que muchos casos se tapan

Un agricultor mirando al horizonte.

Un agricultor mirando al horizonte.

Fidel Masreal

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Los agricultores, los ganaderos, los payeses... llevan años levantando la mano y el puño denunciando la dureza y precariedad de su oficio. Sintiendo maltrato crónico. Burocracia. Precios por debajo de coste. Incomprensión de los gobiernos. Críticas de los ecologistas. Y falta de futuro en un sector tan básico como poco atendido. También en esta reciente campaña electoral catalana. Y existe, además, un fantasma añadido entre estos trabajadores: la salud mental. Un tabú, todavía hoy, en un colectivo que acumula factores de riesgo emocional.

De entrada, llama la atención la ausencia de datos al respecto de la salud mental en el primer sector. No es una excepción, en una falta global de datos sobre bajas laborales por salud mental desglosadas por ámbitos de trabajo. La vivencia diaria es la que hace pensar en la incidencia de los casos: "Trabajamos 14 horas, siete días a la semana, cada vez tenemos más problemas para ganarnos la vida, sufrimos el síndrome del 'burn out', siempre hemos tenido en contra a los medios de comunicación y al ecologismo enfrentado a nosotros, no nos entiende nadie y nos hacen culpables de todo", describe la agricultora Esmeralda Roureda, de Almenar, en el Segrià.

Una montaña rusa perpetua

Todos estos son factores estresantes clásicos en salud mental. Pero junto a ellos, la incertidumbre, que siempre es un elemento desestabilizador. "Es un trabajo muy incierto, has de estar pendiente de factores incontrolables, es una montaña rusa de emociones, un producto funciona y se vende bien y de repente viene una granizada y se va todo a pique, ahora va todo muy bien, ahora muy mal, ahora no hay agua, ahora hay inundaciones", explica Germàn Domínguez, de 28 años, agricultor del Baix Llobregat.

No nos entiende nadie y nos hacen culpables de todo

Esmeralda Roureda

— Agricultora

Dimitra Doumpioti, psicóloga, docente y supervisora en terapia relacional sistémica, explica la ambivalencia emocional que envuelve a las personas que viven de la agricultura: "Su corazón está atado al campo, los adoran y les hace bien, les vincula a la familia, a la historia familiar y al legado que han recibido; no se permiten malestares, no creen que les podamos ayudar, hay mucha ambivalencia y lo último que hacen es consultar a un psicólogo". "Bajo sus circunstancias es imposible que no haya un ser humano que no lo pase mal, y es inevitable tener síntomas: ansiedad, depresiones...", añade.

No se permiten malestares, no creen que les podamos ayudar, hay mucha ambivalencia

Dimitra Doumpioti

— Psicóloga y docente

Entre las iniciativas que muestran un interés por cuidar la salud mental de los trabajadores del campo, llama la atención Rural(ment), un proyecto destinada a mejorar el bienestar emocional de este sector, impulsado por una organización, Talaia Pagesa. En la web jornal.cat se explicaba que en marzo se puso en marcha una iniciativa para "acompañar a los agricultores pesimistas con el presente, el futuro y los malestares emocionales que señalan numerosos estudios internacionales". ¿Cómo? Con la música para abrir una 'caja emocional' a menudo cerrada.

Además, como saben bien las entidades sociales, en las comarcas menos pobladas, el acceso a las prestaciones públicas de salud mental es todavía más complicado, por distancia y números de médicos, que en las grandes ciudades.

Se lleva de escondidas

Añádase a todo ello que estamos ante un sector envejecido que pasa muchas horas en soledad y no acostumbrado a ir al psicólogo. ¿Se tapan las problemáticas mentales? "Sí, es un sector muy cerrado, los mayores han vivido momentos muy complicados -explica Germán- vienen de familias que han pasado por la guerra, y si te fijas en Francia muchos agricultores se han suicidado. Aquí el sector es muy reservado".

No conozco a nadie del sector que coja una baja por depresión

Germàn Rodríguez

— Agricultor del Baix Llobregat

Esmeralda Roureda también opina que "cuando hablas con un profesional que ha tenido que cerrar o vender las ovejas... detrás puede haber un tema mental, también, pero no existen datos, y en el mundo rural nadie quiere perder clientes, si dices que sufres algún problema mental te expones mucho, públicamente, porque se trata de tu empresa y tu producto lo que está en juego".

"Al final te lo acabas comiendo tú solo, si tienes un problema de salud mental: pasas muchas horas solo, y el 'coco' va rondando, no conozco a nadie del sector que coja una baja por depresión", zanja Domínguez.