Sustancia nociva

Las escuelas catalanas han hecho menos del 20% de las obras pendientes para retirar amianto desde 2021

La lentitud en desmontar el material tóxico causa malestar en familias de centros educativos de Barcelona y su entorno

Catalunya desacelera la retirada de amianto de escuelas e institutos

Obras en la escuela de la Roureda ubicada en Sabadell para retirar el amianto

Obras en la escuela de la Roureda ubicada en Sabadell para retirar el amianto / Manu Mitru

Jordi Ribalaygue
Clàudia Mas
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Las escuelas catalanas tendrán que intensificar la retirada del amianto para cumplir el plazo fijado por ley para que el material nocivo desaparezca de los equipamientos públicos de aquí a 2028 y en los edificios privados antes de 2032. El Departament d’Educació de la Generalitat tiene identificadas al menos 270 obras pendientes para que colegios e institutos de toda Catalunya se desprendan del componente en techos, tuberías y otras estructuras. Las reformas en los centros educativos suelen abordarse durante el parón estival y, para erradicar el mineral en menos de cuatro años, se requeriría financiar unas 90 tareas de desmontaje en cada uno de los tres próximos veranos. Para conseguirlo, es obligado multiplicar el ritmo de las labores de desamiantado de los últimos cuatro años.  

De acuerdo a los datos de la conselleria, se practicaron 46 trabajos de extracción entre 2021 y 2023, con un coste de 11,49 millones de euros. El compás fue desigual en cada uno de los tres últimos años. Educació destinó 584.394,35 euros a ocho obras en 2021 y 819.510,57 euros para otras 11 en 2022. Un año más tarde, la inversión se incrementó con los fondos europeos Next Generation: subió a 10.085.231,74 euros, repartidos en 27 actuaciones. En Barcelona, se han realizado intervenciones por un valor total de 3.151.463,69 euros entre 2020 y 2023, según cifras del Consorcio de Eduación.

Obras La Roureda para retirar el amianto en Sabadell

Obras La Roureda para retirar el amianto en Sabadell / Manu Mitru

El acelerón a que contribuyeron las ayudas de la Unión Europea se ha ralentizado. Para este 2024, la Generalitat anuncia 17 intervenciones -cinco de ellas, en Sabadell- con las que suprimir el asbesto en equipamientos educativos, por un importe de 5,7 millones de euros. Educació dice que el grueso de lo que queda por hacer son actuaciones menores.   

El amianto resulta perjudicial desde que desprende polvo al deteriorarse. Es un riesgo en que se encuentra la inmensa mayoría de las cerca de cuatro toneladas aún instaladas en Catalunya. Puede provocar lesiones pleurales y pulmonares crónicas, incluido un cáncer letal, el mesotelioma.

Años de espera

La inoperancia para arrancar placas de amianto aviva el temor. Los colegios Encants y Gaia y la guardería municipal Leonor Serrano concentran a unos 1.500 alumnos y unos 300 docentes cerca la plaza de Glòries, en Barcelona. Familias de los tres escuelas volvieron a manifestarse poco antes del fin del último curso para exigir que se extirpe el asbesto en naves abandonadas en torno a los centros.

"Llevamos unos 15 años detrás de esta historia, desde que un trozo de techo de fibrocemento cayó al patio de la escuela Gaia", indica Cristina Huguet, de la plataforma Glòries Lliure d'Amiant. "El amianto tendría que estar fuera desde hace tiempo pero, desafortunadamente, la administración no hace lo suficiente y no ve el riesgo directo que produce sobre la infancia, una población vulnerable", subraya.

Otro caso es el de la escuela Pau Casals, en Sabadell. El centro reclama la retirada del amianto de la cubierta desde 2003. "Cuando hay mucho viento, existen episodios en que hay peligro de que se rompa y se caiga. Tenemos miedo, toda la zona debe acordonarse porque hay peligro de que se desprenda en estos episodios meteorológicos adversos", explica Noe Pitu, la directora de la asociación de familias de la escuela.

Añade que la cubierta tiene una doble capa de amianto, por lo que asumen que la intervención "será muy costosa". En todo caso, Pitu pide a la administración "la retirada inmediata" ante esta "peligrosidad altamente conocida".

Las recientes obras de desamiantando en Sabadell han topado con algunos obstáculos. La escuela la Roureda contaba con unos 500.000 euros para deshacerse de amianto, aunque durante los trabajos se halló una doble lámina de fibrocemento. "No lo teníamos previsto”, admitió la consellera d'Educació, Anna Simó.

La Roureda, el colegio público con amianto está en proceso de desamiantado, se estan realizando procesos de desamiantado del techo de uralita

La Roureda, el colegio público con amianto está en proceso de desamiantado, se estan realizando procesos de desamiantado del techo de uralita / Manu Mitru

El Govern aprobó el proyecto de ley para la erradicación del amianto en mayo. Entre otras medidas, ampara imponer la obligación de retirar el componente y establece multas si la orden se desoye. Aún no ha entrado en vigor, porque la norma está a expensas de que se constituya un nuevo ejecutivo antes de que el Parlament pueda refrendarla.

En torno a los centros de Glòries se toman muestreos para detectar si las fibras de amianto flotan en el aire. Huguet las juzga "aleatorias". "Es como jugar a la lotería. ¿Que se están desprendiendo fibras? Todos lo sabemos. ¿Que provoca cáncer? Lo sabemos. ¿Que debería estar fuera? Sí. ¿Que la la ley les obliga a hacerlo? También. Es indignante", remacha.

Pintura aislante

En una nave contigua a una escuela de Glòries, el techo de fibrocemento se cubrió con pintura aislante. La plataforma de familias de alumnos lo juzga insuficiente. Ocurre igual en torno a la escuela Fluvià, en Diagonal Mar. Convive con una placa de amianto de unos 3.000 metros cuadrados en un inmueble privado situado justo al otro lado de la calzada.

"Hicieron el apaño de la pintura y hacen revisiones periódicas. Juran y perjuran que no hay nada en el aire, pero sí se detectaron fibras en una ocasión", recuerda Dunia Ramiro, madre de un alumno del centro. "Pedimos la retirada, pero la impresión es que seguirá así hasta que la propiedad venda el edificio. Entiendo que no quieran gastarse el coste de retirar el amianto si el edificio será derribado en pocos años, pero miramos por la salud de nuestros hijos. Van creciendo y llevan años tragándose todo el posible amianto que haya", advierte.

Las familias de Fluvià desconocen cuándo se librarán del fibrocemento. La plataforma de Glòries apunta que en verano de 2025 debería desclavarse el techo de amianto de un almacén contiguo a un patio. "Pero se ha ido retrasando. El Ayuntamiento tenía herramientas para sacar al propietario antes de allí", piensa Huguet.

La Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) ruega que, aunque resulte "complejo" porque el asbesto se halle en inmuebles privados, circunstancias como las de Fluvià y Glòries "se pongan en el punto de mira". "Las escuelas deben ser prioritarias. Se necesita calendarizar la retirada", aboga Joan Maria Soler, miembro de la entidad.

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